«América Latina tiene que ir a una nueva arquitectura financiera de la región, a una integración no subordinada»
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M.H.: Te pido una primera reflexión sobre el discurso presidencial en la apertura de las sesiones legislativas.
J.G.: Hay varias cuestiones. El tema de la querella criminal es lo que más resaltan los medios de comunicación, las agencias noticiosas, los debates políticos. La querella criminal contra los responsables del endeudamiento con el FMI. Es interesante para analizar, pero eso debería haberse dicho el 10 de diciembre de 2019. Inclusive unos meses después, el 14 de mayo de 2020, cuando habiéndole pedido al Banco Central que dé un informe, donde hablan de la estafa, del fraude, de que entraron 100.000 millones de dólares y se fugaron 86.000 millones.
Ahí se dice que los 45.000 millones de dólares que desembolsó el FMI entraron por una puerta giratoria, porque en el mismo período en el que entró ese dinero, es más lo que se fugó de la Argentina. Y fuga de capitales, no es algo ilegal, es salida de capitales para pagar deuda, remesa de utilidades al exterior, o constituir activos externos de residentes argentinos. Compra de acciones, títulos, compra de propiedades en el exterior, etc.
Entonces el fraude estaba consumado en diciembre de 2019, en mayo del 2020 y no se entiende que haya una querella criminal y, al mismo tiempo, se le haya estado pagando al FMI. Lo que correspondía decir es que si había una querella criminal, se suspenden los pagos, porque hay corresponsabilidad de los argentinos que pidieron, tramitaron y aprobaron ese préstamo pero también de parte del FMI. Entonces lo único que corresponde es suspender los pagos, no seguir negociando. Primero hay que investigar a fondo. Pero además, pareciera que no hay suficiente información en el Poder Ejecutivo, porque hubo demandas judiciales y querellas judiciales por la misma razón.
M.H.: Yo lo entrevisté en dos oportunidades al “Vasco” Murúa que presentó una demanda judicial cuando todavía gobernaba Macri y recuerdo que señalaba que serviría eventualmente para las futuras autoridades.
J.G.: Claro, la justicia argentina desestimó esas demandas. Está bien que una parte del discurso fue para reformar el Poder Judicial, marcar su carácter reaccionario, pero suena a discurso de campaña. Quizás estén ya en campaña. Tengamos en cuenta que este año son las elecciones de medio turno y, por lo tanto, está lanzada la campaña electoral.
Pero si uno quiere discutir en serio los debates políticos y económicos planteados en el discurso de inicio del año legislativo, en materia de deuda lo que uno espera es que se plantee una investigación a fondo con las querellas correspondientes, pero al mismo tiempo la suspensión de los pagos, terminar con una deuda que a todas luces es odiosa.
En el plano económico también planteó otras cuestiones el presidente Alberto Fernández, por un lado, dijo que la Argentina tiene que exportar más. Yo pondría en discusión si la Argentina tiene que exportar más soja, más hidrocarburos no convencionales. La solución para la Argentina no es profundizar el modelo productivo y de desarrollo que genera beneficios para las grandes transnacionales de la alimentación, la biotecnología, las grandes mineras, las petroleras.
La Argentina tiene que resolver por dónde crecer. Y lo que digo no es solo válido para Argentina sino para toda América Latina. No es crecimiento lo que le hace falta a la región sino un modelo productivo y de desarrollo que resuelva las necesidades de la población. Estoy un poquito influido por un informe que leí hoy del FMI que está en su blog, es un estudio de los principales funcionarios del FMI sobre América Latina. Ellos dicen con cierto optimismo, pero con preocupación, que la economía de América Latina viene complicada y que van a pasar varios años para que se recupere esa normalidad. Pero dentro de esa evaluación, dicen que lo más dinámico de la economía de la región son las exportaciones. Y me llamó la atención porque el Presidente también habla de que Argentina tiene que exportar más. Entonces cuando uno se pregunta quiénes son los grandes exportadores en Argentina y América Latina, se encuentra con que son las grandes transnacionales que producen principalmente en el sector primario y que han agravado la primarización de las exportaciones en toda América Latina y el Caribe, y que en definitiva es un mecanismo de explotación de la fuerza de trabajo y de saqueo de los bienes comunes de la región para llevarse el excedente al exterior.
El mejor ejemplo que siempre pongo es que Argentina en su momento privatizó YPF y fue transfiriéndose a distintas manos hasta que cayó en Repsol. Y Repsol que es una empresa de origen español, de España que no tiene petróleo, y de una Repsol que durante diez años sacó 1.300 millones de dólares por año, o sea, 13.000 millones de dólares de excedentes que acumuló en cualquier parte del mundo sin reinvertirlos en la Argentina. O sea que la dinámica de producción y exportación, sea petróleo, gas convencional o no convencional, soja, transgénica o no transgénica, cobre, etc. Todo lo que tiene nuestra América, oro, plata, cobre, soja, litio, soja, biodiversidad, etc. Sirve para saquear nuestros bienes comunes, explotar nuestra fuerza de trabajo y apropiarse de ese excedente socialmente generado en nuestros países para acumularlo donde sea conveniente para la transnacional. Repsol no los reinvirtió en Argentina.
M.H.: Vos señalás muy fuertemente en tu último artículo, una caída del PBI argentino del 10% una de las más importantes a nivel mundial ¿cómo recuperamos ese 10% de nuestro PBI?
J.G.: Insisto en que el tema no es crecer o decrecer. Sino qué necesidades se resuelven. Ese 10% es el dato del INDEC, es un dato de promedio, algunas actividades dieron por encima de cero y otras debajo del menos diez. La actividad que más creció fue la financiera. La pregunta es, ¿a la Argentina esto le hace bien o mal? Lo que hace falta es una economía en donde en vez de medir el crecimiento o el decrecimiento, veas qué objetivos resolvés.
Si pudiera, y tuviera que decidir en qué orientar la producción de la Argentina te diría que haya alimentación adecuada para toda la población, eso me llevaría a discutir una política de soberanía alimentaria. Entonces tal vez habría que desandar el modelo agropecuario construido desde la sojización de los 70 o la sojización transgénica de los 90 y reestructurar.
Eso fue lo que nos entusiasmó de la posibilidad de expropiar e intervenir a Vicentín para transformarla en un caso testigo. Y el gobierno reculó, porque dijo que la población no apoyó. Pero si hubiesen convocado a la población a movilizarse para un debate sobre qué hacer con el fraude de Vicentín, o qué hacer ahora con el fraude del FMI, la población saldría a la calle.
El tema es si la convocás o no. Yo entiendo que estamos en distanciamiento social, hay coronavirus, etc. Pero bien podríamos hacer una convocatoria a un debate nacional por plataforma, por internet, incluso con los cuidados sanitarios necesarios en movilizaciones callejeras en pequeñas, medianas y grandes localidades para discutir esto que decís, yo no quiero recuperar el 10% decrecido, porque no creo que la solución sea producir más autos, por ejemplo, sino producir más trenes, entonces reorientar la producción siderometalúrgica más que para el transporte individual, para el transporte colectivo.
Esta semana ha salido la información dada por el gobierno chino, que han resuelto el tema de la indigencia, más allá de la discusión en torno a China misma, es importante debatir esto, cuando ves que China tiene un plan estratégico para el 2025 y entre esas cuestiones del plan estratégico de innovación, desarrollo de la tecnología de frontera aparece el gran desarrollo del transporte en ferrocarril. Claro que estamos hablando de un país que tiene el 20% de la población mundial. Pero hace 40 años China era un país tanto o más pobre per cápita que la Argentina.
Más allá de la discusión sobre el modelo y no lo pongo como ejemplo. Argentina cayó en 2020 más que el promedio de América Latina que fue del 7,4%. Incluso, otros grandes países de la región, como México que cayó 8,5% y Brasil 4,5%. Podemos hacerle muchas críticas al Brasil de Bolsonaro desde el perfil de la política y demás, pero la desaprensión por lo sanitario en Brasil tiene este resultado en lo económico, decrecen menos pero es el país que está a la cabeza de contagios y muertos en América Latina. Es el país más poblado también pero tanto Brasil como México han tenido una relativa mejor performance económica que Argentina pero también en el plano sanitario los resultados son bastante negativos. Aunque hay que decir que los resultados de Argentina también lo son, estamos entre los diez primeros países, un millón de contagiados, un millón de fallecidos. América Latina tiene el 8% de la población mundial pero ha tenido entre el 25% y el 30% de contagiados y muertos. Nuestra América es el territorio más desigual del mundo, por eso tampoco tiene que llamar la atención que tengamos este resultado en el marco de la pandemia.
Yo creo que el tema es que Argentina, América Latina y el Caribe tienen que discutir hacia dónde vamos. El FMI en el informe que miraba hoy dice “hay que seguir en el rumbo de las exportaciones” y yo escucho al Presidente decir lo mismo y te diría que más me gusta cuando se reúne con Manuel López Obrador en México
América Latina tiene que ir a una nueva arquitectura financiera de la región, a una integración no subordinada
M.H.: Justamente te iba a preguntar cómo ves el tema en relación a la CELAC.
J.G.: Es que es justamente eso. Me alegro que lo preguntes, porque ese es el rumbo. El mejor momento de América Latina en los últimos años fue la CELAC bajo presidencia cubana. Y lo digo deliberadamente. Incluso hoy en las condiciones de pandemia, viendo las dificultades que tiene Cuba pero cómo desarrolla vacunas, ha podido colocar contingentes de salud solidarios en países desarrollados como Italia, con gran éxito.
América Latina no tiene que mirar al FMI, ni al Banco Mundial, ni a la cooperación internacional con los organismos hegemónicos del sistema mundial, sino que tiene que ir a una nueva arquitectura financiera de la región, tiene que ir a una integración no subordinada, articular las reservas internacionales de la región para un modelo productivo de desarrollo alternativo.
Yo sé que es ilusorio lo que estoy diciendo, plantear que el Brasil gobernado por Bolsonaro va a ir por ese camino. Pero sí me parece atractivo que México y Argentina lo digan al menos, lo tengan como discurso y luego que busquen la materialidad de ese rumbo. Mirando algunos ejemplos que son muy interesantes en la región como el de Cuba, que marco en materia de desarrollo tecnológico, vacunas y salud; pero mirá a Bolivia, lo que acaba de hacer este país, devolver el préstamo del FMI. Argentina no lo puede hacer porque lo fugó, Bolivia lo puede devolver porque no lo usó, pero fue un acto de soberanía que le costó mucho a Bolivia. Tuvo que devolver 320 millones de dólares y pagar casi 20 millones de dólares de diferencia cambiaria, porque los préstamos del FMI son en Derechos Especiales de Giro (DEG) que se convierten a dólares, y como el dólar se está devaluando, EE UU está devaluando su moneda por el tremendo déficit comercial que tiene no sólo con China sino con todo el sistema mundial; esa devaluación le costó casi 20 millones de dólares a Bolivia que tuvo el dinero 9 meses estacionado. Más unos 4 millones de intereses, lo que representó unos 25 millones de dólares por no utilizar ese dinero.
Ojo, Argentina tiene que devolver DEG contra un dólar devaluado, o sea que incluso la cifra que nosotros habitualmente mencionamos que el FMI desembolsó, la Argentina va a tener que pagar eso, más la diferencia de la cotización porque los dólares se devalúan respecto de los DEG, que es la moneda del FMI.
Pero el mecanismo es ese, ver la soberanía tecnológica de Cuba en materia de salud, ver la soberanía financiera de Bolivia, el país que más éxito tuvo en la desdolarización de su desarrollo económico en los años del gobierno de Evo Morales. Precisamente su ministro de Economía es el que preside Bolivia hoy y no sorprende que tome esta medida soberana, diciéndole al FMI que no quieren tener nada con ellos y les devuelven el dinero.
M.H.: Volviendo a nuestro país, una de las cuestiones que manifiesta el Presidente de la Nación en su discurso, es la intención de que los salarios estén por encima de la inflación.
J.G.: Sería fantástico, pero lleva ya un año y tres meses en el gobierno y si mirás los ingresos de jubiladas y jubilados ves que perdieron contra la inflación. Lo mismo pasa con los trabajadores estatales, los privados. Yo saqué un artículo hace poco tomando los datos del ministerio de Trabajo, en cuánto evolucionaron los salarios en Argentina contra lo que evolucionó el costo de vida, los precios y ni hablar de cómo evolucionaron los precios de los alimentos, que en los salarios más bajos es lo principal en lo que gastan trabajadores y trabajadores.
La realidad es que en el año y tres meses de gobierno ha habido una pérdida de salarios contra el conjunto de los precios de la economía, ni hablar de la pérdida de los salarios contra los precios de las divisas y mucho más grave, hay una pérdida del salario contra las ganancias.
Mucho se discute sobre el salario y los precios, pero el salario es también un precio, es el precio de la fuerza de trabajo y este pierde contra los precios generales de la economía, pierde contra los precios de los alimentos y contra los precios de las divisas, el tipo de cambio.
Cuando hablamos de desigualdad de la distribución de la riqueza socialmente generada entre salarios y ganancias. Todos en definitiva vivimos de salarios y ganancias, el Estado percibe impuestos a través de lo que recauda de trabajadores que viven de salarios y de empresarios que viven de ganancias. En definitiva la renta nacional es salario y ganancia. La desigualdad se ha potenciado en América Latina y en toda la Argentina. El FMI mismo señala que lo que ha crecido en la América Latina es la desigualdad y eso vale para la Argentina también. Con lo cual, si el objetivo es que crezcan los salarios o los ingresos populares por encima de las demás variables de la distribución del ingreso, eso supone una intervención a favor de los ingresos populares que es lo que no aparece, no se ve.
M.H.: Otro tema, el superávit fiscal en enero ¿refleja ajuste?
J.G.: Se habla del superávit primario, eso quiere decir antes de pagar intereses de la deuda. La Argentina quiere superávit primario para ahorrar y pagar intereses de la deuda. El año pasado los intereses pagados, si bien no están los datos totales del año completo, se acercan a 8.500 millones de dólares, eso es mucho más que lo que se pagó por el gasto de las emergencias que generó el coronavirus.
El superávit primario es una cuenta de contabilidad que está marcando que hay ajuste, que te ingresa más de lo que gastás, pero ese excedente es para pagar intereses de deuda, y cuando hacés esto no te alcanza y como no alcanza la Argentina se sigue endeudando y como tenemos un crédito externo muy costoso, lo que está haciendo es un endeudamiento en moneda local, en el mercado local y a veces esto aparece como éxito, como que es algo bueno que el gobierno argentino tenga quien le preste, pero ese que le presta, entre otros, los fondos de pensión y jubilación que son gestionados por el propio Estado, o sea el propio Estado que gestiona recursos que no son propios, son de jubiladas y jubilados, los aplica en un endeudamiento que no necesariamente mejora las condiciones de seguridad de los fondos de pensión que son por definición de jubiladas y jubilados.
La contabilidad nacional es engañosa, es engañoso esto del 10% de caída del PBI y si hay que recuperarlo o no, y si hay que crecer o decrecer. El tema es que problemas resolvés. Si el superávit fiscal sirve para mejorar la educación pública, entonces apliquemos ese excedente en resolver las deficiencias de infraestructura que hoy el movimiento docente está reclamando. Volvieron los chicos a las escuelas, eso es muy bueno, pero ¿bajo qué condiciones? Y hablo de condiciones edilicias de escuelas en todo el país incluido el distrito más rico que es CABA.
M.H.: Última pregunta ¿tarifas?
J.G.: Se anunció que se va a enviar al Congreso una propuesta, pero el tema no son las tarifas sino el régimen de propiedad que se instaló con la privatización de las empresas de servicios públicos. Aquí lo que ha fracasado es la privatización, porque las empresas que se hicieron de las empresas públicas, las compraron para obtener ganancias.
La cantidad de juicios que la Argentina tiene y que se tramitan internacionalmente, es porque se privatizó en la época del 1 a 1, entonces las empresas compraban en pesos, los cambiaban a dólares y remitían el equivalente de pesos ganados en dólares a sus cuentas en el exterior. Cuando se salió de la convertibilidad y con las grandes devaluaciones, los excedentes en pesos no les alcanzan para transformarlos en los dólares suficientes que ellos imaginan necesitan transferir a sus casas matrices o a cualquier otro territorio del planeta para seguir acumulando. Por lo tanto, no es un tema de tarifas, sino que la tarifa incluye la ganancia del capital privado.
Si nosotros estuviéramos en condiciones de revertir el fenómeno de la privatización podríamos pensar en servicios públicos que satisfagan las necesidades de la población argentina y no la expectativa de ganancia de los capitales privados propietarios de esas empresas.