El debate está servido y esa semana fue la vez de los argentinos pronunciarse. Se trata del destino de los llamados «modelos postneoliberales», surgidos después de por lo menos una década de políticas caracterizadas por privatizaciones y la apertura de la economía bajo el esquema de las trasnacionales. Argentina fue un caso emblemático. Durante una […]
El debate está servido y esa semana fue la vez de los argentinos pronunciarse. Se trata del destino de los llamados «modelos postneoliberales», surgidos después de por lo menos una década de políticas caracterizadas por privatizaciones y la apertura de la economía bajo el esquema de las trasnacionales.
Argentina fue un caso emblemático. Durante una década, bajo los gobiernos de Carlos Menem (jul 89 – dic 99), aplicó de forma radical el modelo, anclado en una paridad del peso con el dólar que terminó en la crisis del «corralito», en diciembre del 2001. Durante un año el acceso de los titulares a sus fondos depositados en los bancos quedó severamente restringido.
Luego, en 2005, el gobierno de Néstor Kirchner anunció una aceptación mayoritaria (76% de los acreedores) de una propuesta de renegociación de la deuda externa argentina, que representó una quita del 75% con acreedores privados. Esto generó un pleito con los llamados «fondos buitres», que hasta hoy intentan cobrar el total de los valores originalmente adeudados y que pueden ver su posición reforzada si Mauricio Macri, el candidato de Cambiemos, confirma en el segundo turno, el 22 de noviembre, su triunfo del pasado domingo 25.
Diez años después, los problemas no son, naturalmente, los mismos que enfrentó el gobierno de Néstor Kirchner, pero es imposible desvincular el proceso político de hoy de sus orígenes, hace ya más de una década, cuando no solo Argentina, sino Brasil y otros países de la región, trataban de recuperarse de las consecuencias del modelo neoliberal.
¿Fin del modelo?
El uruguayo Eduardo Gudynas pone en énfasis en la matriz extractivista de los gobiernos postneoliberales, incluyendo el argentino, y se refiere a debates recientes que «señalan una crisis, un final o un agotamiento del progresismo, mientras otros rechazan cualquier debilidad o retroceso».
«En cuanto a sus ideas sobre el desarrollo, cuando se analiza lo que dicen y hacen los progresismos, si bien hay matices en sus estrategias, todas ellas buscan el crecimiento económico a partir de la exportación de recursos naturales y la atracción de inversiones, apoyan la ampliación del consumo popular y aplican algunas medidas compensatorias con los sectores más pobres», afirma Gudynas.
La crisis de ese modelo, «evidentes en Venezuela y Brasil» es lo que, en su opinión, plantea la duda de si el modelo está en crisis o se está agotando.
El brasileño Emir Sader aborda el tema desde un ángulo distinto. «Frente a las dificultades de los gobiernos posneoliberales en varios países, algunos, con cara de arrepentimiento y voz grave, lamentan lo que sería el final del ciclo de los gobiernos progresistas en América Latina, sumándose, una vez más, a las voces de la derecha», afirmó en artículo publicado en septiembre, en el que se pregunta: ¿El final de un ciclo?
La alusión a Gudynas es directa. Sader critica a quienes inclusive negaban la existencia de ese ciclo postneoliberal y agrega: «Cuando las trasformaciones operadas por esos gobiernos en sus países han disminuido sustancialmente la desigualdad, la miseria, la exclusión social aun en el marco del aumento de esos fenómenos en escala mundial; cuando los procesos de integración regional han debilitado la capacidad de influencia de Estados Unidos en la región y han proyectado espacios propios de acción; cuando los Estados de esos países han recuperado capacidad de acción económica, política y social; aquellas voces han tenido que callarse, para ahora volver con la idea de que esos gobiernos se habrían agotado».
¿Qué significaría el agotamiento del ciclo posneoliberal? En el horizonte, la única perspectiva es la restauración conservadora, enfatiza. Una conclusión que Gudynas ciertamente, rechaza.
Elección en Argentina
Las elecciones argentinas del pasado domingo no podían escapar a este trasfondo, a un debate sobre el modelo de desarrollo al que aspita América Latina y a la difícil coyuntura que representa el ya largo proceso de lento crecimiento de la economía internacional.
En entrevista publicada el 18 de octubre en la versión digital de «La Capital», el integrante del grupo «Economistas de Izquierda», Claudio Katz, señaló que esta década de políticas postneoliberales no fue ganada ni perdida, sino repetida. Una década «en la que se profundizaron ‘»los desequilibrios estructurales del capitalismo dependiente argentino'».
Estimó que el gobierno «desaprovechó un contexto favorable por los precios de los commodities y los procesos en Venezuela y Bolivia «‘para avanzar en un proyecto de integración latinoamericana en serio»‘. Y aseguró que los tres principales candidatos presidenciales -el oficialista Daniel Scioli, el gobernador de la ciudad de Buenos Aires y representante de la derecha neoliberal, Mauricio Macri, y el candidato del Frente Renovador, Sergio Massa-, tienen «una estrategia económica muy semejante» basada en «ajuste, devaluaciones, tarifazos» y «el reendeudamiento en gran escala».
«Mauricio Macri, el candidato por la coalición Cambiemos es, sin duda, la persona más adecuada para personar este renacer neoliberal en Argentina. Hijo de Franco Macri, uno de los mayores empresarios del país que supo aprovechar con creces la dictadura militar para edificar su fortuna personal, es hoy día una de las personas más ricas de Argentina», afirma el comentarista Tarik Bouafia.
Conviene observar -agregó- que Macri cambió el tono de sus discursos estos últimos meses de campaña, sobre todo de sus propuestas económicas. «Hace no más un año, éste no vacilaba en proclamar sus convicciones ultraliberales y prometía, en caso de victoria, volver a privatizar las grandes empresas nacionalizadas por los gobiernos de la pareja Kirchner tales como la compañía aérea nacional (Aerolíneas Argentinas), la empresa petrolera nacional (YPF) o también las pensiones de jubilación. Pero con el tiempo se ha percatado de que para ganar las elecciones no le valía semejante discurso tan impopular», aseguró Bouafia.
Macri ha mostrado mucho mayor disposición de negociar con los fondos buitres, que se negaron a aceptar la negociación de los bonos de la deuda del gobierno de Néstro Kirchner y reclaman a la Argentina 1.330 millones de dólares. A fines del año pasado, durante una gira por Europa, Macri se reunió con la canciller alemana, Angela Merkel, para tratar de acercar posiciones sobre este tema, aunque los principales demandantes son norteamericanos.
Su triunfo animará a muchos más, incluyendo a quienes ya aceptaron el canje propuesto por el gobierno, a demandar el pago total de los bonos. En realidad, el juez de Nueva York que lleva el caso de los fondos buitres, Thomas Griesa, aceptó, la semana pasada, incorporar a la demanda original a otro grupo, llamado Me too -Yo también-, haciendo que los reclamos iniciales de poco más de 1,3 mil millones de dólares alcancen ahora diez mil millones.
Pésimo, pésimo
– ¿Cómo está la Argentina?
– Pésimo, pésimo, como nunca. Por lo menos desde la democracia en adelante. Estamos en la peor de las épocas.
Esa fue la respuesta del sociólogo e historiador Juan José Sebrell, muy crítico del peronismo, partidario de la coalición Cambiemos, cuando le preguntaron sobre la situación del país.
«Un estado fallido que llega a la culminación con el kirchnerismo», agregó. Refiriéndose a las asignaciones universales por hijo, uno de los principales programas sociales del gobierno, estimó que «revelan el fracaso del modelo». «En un país próspero no hay asignaciones universales, quiere decir que hay una pobreza enorme, que no pueden mantener a los hijos. Además no sirve para nada porque la inflación se lo traga. La inflación sube por un ascensor, es un viejo adagio argentino, y los sueldos suben por la escalera», opinó Sebrell.
Algunos -señaló- «apoyamos a Cambiemos, el único partido que está a favor de la democracia».
Por su parte Katz, consultado sobre las políticas que habrían llevado Argentina a vivir una «década repetida» durante el gobierno de los Kirchner, respondió:
– Creo que hubo un intento de llevar adelante un modelo neodesarrollista distinto del modelo económico neoliberal. No fue una política de privatizaciones, apertura comercial y flexibilización laboral como en los 90. Hubo un modelo que intentó una mayor regulación económica desde el Estado y una política de expansión de la demanda y fomento del consumo. El tema es que este intento falló, duró pocos años, explicó.
Pero el otro, el neoliberal, ya había fracasado hace más de una década. ¿Será posible volver a ese modelo?
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