Las gráficas expresiones de Héctor Méndez, titular de la UIA dispararon la discusión política. Su postura de ponerle un techo a las paritarias del 20%, sumado al vaticinio de que el próximo gobierno tendrá un panorama «sombrío y muy grave», expresan la antipatía que les genera la puja distributiva que discurre en Argentina. Estos dichos […]
Las gráficas expresiones de Héctor Méndez, titular de la UIA dispararon la discusión política. Su postura de ponerle un techo a las paritarias del 20%, sumado al vaticinio de que el próximo gobierno tendrá un panorama «sombrío y muy grave», expresan la antipatía que les genera la puja distributiva que discurre en Argentina. Estos dichos son la continuación lógica de lo expresado en su momento por el CEO de Fiat, Cristiano Rattazzi, quien manifestó que el problema de la pérdida de competitividad en nuestro país está dado porque los obreros tienen los salarios más altos de la región en términos comparativos. Dicho en otros términos, son conscientes que la puja distributiva se ha robustecido desde una herramienta específica, las paritarias, en consecuencia, en lo que podríamos definir como una ofensiva amplia del capital, intentan denostarla sin percibir que dicho instrumento ha ingresado en el acervo simbólico de los trabajadores.
Pero volviendo a las expresiones de Méndez, hay que prestar atención a una en particular: «yo no tengo ninguna apuesta política, me importa un bledo lo que pasa en la política, me interesa lo que pasa en el país». Aquí aparece un nexo discursivo muy preciso, bien estudiado de apuesta decidida a la anti política, en consonancia con los discursos edulcorados de diversos candidatos; todos conjugan una misma sintonía, ejecutan el mismo registro homogenizando un discurso. Esta colección conservadora apela a un recurso tan destructivo porque comprenden que la política, en tanto visibilidad de la existencia de relaciones antagónicas y sus consecuentes intereses, les ha sido un terreno adverso para avanzar hacia la conducción estratégica del modelo de país al que aspiran.
En la política argentina no existen focos de la restauración neoliberal de forma aleatoria e inorgánica, muy por el contrario, debe identificarse el alto grado de coordinación y su unidireccionalidad. Con tácticas diversas, la ofensiva está en marcha. En ocasiones apelando a los movimientos de pinzas a través del cual los grupos concentrados de la economía presionan mediáticamente y fracciones del movimiento obrero cierran la maniobra en territorio callejero. Conduciendo a escenarios que a priori pueden mostrarse como contradictorios, tales como poner techo a las paritarias o incluso pujar para su eliminación, mientras que se intenta paralizar al país enarbolados tras la bandera de la eliminación del impuesto a los altos salarios.
Pero el cuadro de situación conlleva otras hierbas, donde la apuesta es múltiple. Todo el arco opositor ha sido infiltrado por candidatos del bloque de la restauración neoliberal y su pata sindical ha ratificado su alianza táctica, llevando al paroxismo de intervenir sindicatos donde han comenzado a ver resquebrajado su poderío; tal el caso reciente en el cual Piumato, intervino la UEJN n° 2 de CABA, donde había perdido a manos de Vanesa Siley. Algo queda claro, están dispuestos a todo.
Existe una racionalidad política que explica parte del accionar descripto; mientras un sector importante del empresariado argentino ha crecido al calor del sostenimiento de la sustitución de importaciones con demanda interna a la alza, su convicción especulativa los condena. La dificultad que perciben para fugar sus ganancias, así como la presión existente para favorecer la re-inversión para acompañar una demanda firme los coloca a la defensiva. La ampliación de la capacidad instalada y la incorporación de tecnología para mantener niveles elevados de rentabilidad no están dentro de su ecuación. La reducción de la presión tributaria, el mejoramiento de rentabilidad a través del freno a la participación de los trabajadores en el PBI y la liberación en la circulación de los excedentes son su política productiva. Allí radica la explicación por la cual acompañaron el bloque kirchnerista mientras se navegaba la recomposición de la demanda y se bajaron de ese espacio cuando se les pide redoblar la apuesta productiva. Generaciones de comportamiento conspirativo contra los pilares de la economía nacional hacían prever esto, pero el caso insólito anida en las fracciones del movimiento obrero que actúan los intereses de dichos sectores entrando en contradicción con su propia base de sustentación.
Un listado reciente en torno a acciones públicas da cuenta de ello: la participación en el 18 F, el Paro Nacional por el impuesto a las ganancias, el alineamiento público con precandidatos presidenciales vinculados al mundo empresarial así como a potencias extranjeras ponen sobre la mesa la necesidad de comenzar a discutir los modelos sindicales, sus prácticas y los modelos de país que impulsan. También existe una necesidad imperiosa de instalar la discusión sobre la democratización del movimiento obrero.
Mariano Massaro es Secretario General AJB Quilmes, Integrante Mesa Ejecutiva CTA Bs As.
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