Si intentamos hacer un análisis de los medios de comunicación alternativos y su influencia política y social nos encontramos con una primera cuestión a resolver: ¿qué entendemos por un medio de comunicación alternativo?. Personalmente no me atrevería a dar una definición contundente y definitiva de lo que es un medio alternativo, aunque, a priori, todos […]
Si intentamos hacer un análisis de los medios de comunicación alternativos y su influencia política y social nos encontramos con una primera cuestión a resolver: ¿qué entendemos por un medio de comunicación alternativo?. Personalmente no me atrevería a dar una definición contundente y definitiva de lo que es un medio alternativo, aunque, a priori, todos sepamos cual es un medio alternativo y cual no. Por tanto, la definición que hagamos tendrá mucho que ver con el aspecto que sometamos a analisis.
Por un lado podemos clasificar los medios como alternativos o no alternativos según una cuestión puramente económica. Es decir, por un lado estarían los medios cuya finalidad es el aumento de las ganancias, frente a los medios cuya finalidad es únicamente la de informar.
Según esta clasificación, tendríamos que EL PAIS es, sin duda, un medio no alternativo, mientras que, por ejemplo, Rebelión, sería un medio alternativo. Sin embargo un medio que todos sabemos que es alternativo, como es DIAGONAL, no lo sería. Diagonal es una empresa, una empresa con particularidades, eso sí, pero cuya subsistencia depende de que el proyecto sea o no rentable económicamente, aunque sólo sea para seguir subsistiendo y para que sus periodistas puedan seguir trabajando en el medio.
Por tanto, aunque muchos son partidarios de usar esta definición, mi opinión particular es que no es la más exacta.
Por otro lado podríamos clasificar a un medio como alternativo o no, según un aspecto puramente organizativo. Es decir, según funcione de manera más o menos asamblearia. Frente a los grandes medios de comunicación, compuestos por multitud de áreas, organizadas de manera compleja y piramidal, tendríamos a los medios alternativos que funcionarían de manera más horizontal y democrática.
Quien conozca medianamente por dentro los medios alternativos se dará cuenta que esto no es del todo cierto. Raramente la publicación de los contenidos o su redacción se hace de una manera democrática, fundamentalmente porque no es viable.
Imaginemos que todos los que estamos aquí hoy, al salir e irnos a nuetras casas, escribiesemos lo que aquí ha pasado y de las cosas que hemos debatido. Si después comparasemos lo que hemos escrito, raramente los textos y las descripciones se parecerían. Cada uno se habrá fijado en detalles distintos, o habrá dado más importancia a unas intervenciones que a otras. Si intentaramos hacer una crónica a partir de todos esos textos para publicarla mañana quizá tardaríamos horas en llegar a un acuerdo. Esta forma de funcionamiento es válida para la elaboración de documentos en las organizaciones, pero no para un medio de comunicación. Siempre habrá quien tenga la última palabra de la publicación de una u otra noticia, y de la importancia que se le dará a la misma. Otra cosa es que en los medios alternativos el dialogo sea mucho más fluido y la confianza mayor a la hora de corregir la línea editorial o proponer cambios, pero en la medida que en un medio de comunicación crezca el número de personas que lo componen, será necesaria una organización más compleja .
Por tanto, si optamos por esta clasificación, un medio dejará de ser alternativo cuando el número de personas que componen la organización interna, y no hablo de sus colaboradores, sino de quien lo hacen posible cada día, sea relativamente grande; cuando el organigrama se complique.
Si el objetivo que tenemos todos es que los medios alternativos dejen de serlo, no podemos cerrarles puertas nosotros que ya les son cerradas de por sí. Como la cualidad fundamental de un medio de comunicación no debe ser, en principio, ni su aspecto económico-empresarial, ni su forma organizativa, sino la información que difunde y la forma de hacerlo, deberemos clasificarlos según este aspecto.
Un medio alternativo debe caracterizarse porque analiza y muestra la realidad de una manera alternativa a la que lo hacen los medios convencionales. Que plantea una visión distinta de la realidad, para transformarla.
Si me pidieran realizar una definición de lo que es un medio de comunicación alternativo hoy día diría que es aquel medio que se opone al capitalismo, lo enfrenta ideológica y culturalmente, y cuya información no está condicionada por fuentes de financiación capitalistas.
Según esto, ¿un medio de comunicación que se financiase por publicidad de empresas capitalistas podría ser alternativo? Si consiguese que esa financiación no afectase a su información, por supuesto que sí.
Hay tesis que apuntan que el periodismo alternativo es incompatible con el mercado laboral. Es decir, que los periodistas no deberían vivir del medio alternativo en el que colaboran, sino que deben «sobrevivir» y después aportar algo a un proyecto de comunicación alternativa.
Mi opinión personal es que este modelo es perfecto para mantener unos medios de comunicación alternativa que nunca dejen de ser alternativos. Es más, creo que este modelo va a ser necesario siempre. Ahí está el ejemplo de Venezuela, donde los medios comunitarios son un pilar importante de la misma Revolución Bolivariana. Sin embargo, si queremos combatir aquí y ahora en el terreno donde se está dando la batalla ideológica posiblemente debamos explorar nuevos modelos sin abandonar los existentes.
Desgraciadamente, hoy día la influencia directa e inmediata de los medios alternativos en la sociedad es muy pequeña. Me refiero sólo a la influencia directa e inmediata, a la capacidad que tenemos de cambiar un estado de opinión en un breve espacio de tiempo.
El número de lectores, oyentes o televidentes de nuestros medios alternativos es muy pequeño en comparación con los grandes medios que son quienes moldean los estados de opinión. Por cada 100 personas a las que llega un gran medio a través de noticias, opiniones o programas «culturales» (culturales entre comillas), nosotros conseguimos llegar a uno, en el mejor de los casos.
Aunque la influencia directa de los medios alternativos es muy baja, su influencia indirecta es mayor, y viene en función de su capacidad de influir en instituciones, organizaciones políticas o cargos públicos.
Algo muy importante es que para que un medio sea influyente no debe limitarse a informar. Debe organizar, debe crear y sobretodo, debe difundir cultura alternativa. La gran conquista del Grupo PRISA es haber sabido implantar una cultura predominante a su imagen y semejanza.
Como decía, de momento, ningún medio de comunicación alternativo tiene la capacidad suficiente de influir directamente sobre el conjunto de la sociedad en un corto espacio de tiempo de manera significativa.
Sólo en ocasiones excepcionales de agudización máxima de un conflicto social, juegan un papel clave en la movilización ciudadana. Como ejemplo podríamos poner, el 13 de Marzo de 2004 o las movilizaciones contra la guerra de Iraq, sin embargo esos momentos no servirían para medir la capacidad real de los medios alternativos por la participación activa que tuvo entonces el grupo PRISA.
Nuestra fuerza real la hemos podido medir estos meses en las movilizaciones por una Vivienda Digna. Prácticamente todos los medios alternativos informaron de manera simultánea de las protestas y difundieron las convocatorias, y el hecho de que más tarde fuesen los medios de masas quienes se sumasen a informar no hizo que la protesta fuese más intensa, sin embargo, si se consiguió abrir un debate en el conjunto de la sociedad.
Y otro frente en el que estamos midiendo nuestras fuerzas actualmente es la cuestión republicana. Prácticamente ninguno de los grandes medios de comunicación discute la actual Monarquía Parlamentaria, aunque poco a poco se comienzan a deslizar críticas a la Casa Real y la República ya no se considera como algo descabellado e imposible. Sin embargo, hemos de andar con cuidado. Como apuntaba Julio Anguita hace unos días en una entrevista a Rebelión, en el PP hay una corriente republicana muy fuerte, que llegado el momento dará la cara y ofrecerá el «caramelo» republicano y nos encontraremos con una república desde la derecha, y muchos, como tontos, irán con la bandera de esa república que no queremos. Por eso, en la cuestión republicana los medios alternativos deben echar el resto, dar ejemplo de tolerancia y ayudar a construir una República con contenido, y desde la izquierda. Si nos perdemos en luchas intestinas nos encontraremos con una desagradable sorpresa.
Por todo esto, ampliar la capacidad y la influencia de nuestros medios alternativos, lejos de ser un trabajo de los distintos equipos que conforman las distintas redacciones de éstos, es una tarea de todos los que deseamos transformar la sociedad. Debemos preparar nuestros medios, preparar nuestras organizaciones para esos momentos decisivos en los que deberemos medir nuestras fuerzas, pero sin olvidar ni por un instante la labor corriente de cada día.
Extracto de la ponencia «Medios alternativos del Estado Español y su influencia «en la Fiesta del Partido Comunista de Aragón Zaragoza, 5 de Mayo de 2007