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Los medios y la muerte de Slobodan Milosevic

Fuentes: Znet

Traducido del inglés al castellano por Germán Leyens, miembro del colectivo de traductores de Rebelión y asimismo de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística ([email protected]). Esta traducción es copyleft

«Si no conocemos la historia, somos carne propicia para políticos carnívoros y los intelectuales y periodistas que suministran los trinchantes. Pero si sabemos algo de historia, si sabemos cuántas veces nos han mentido los presidentes, no volveremos a ser engañados.» (Howard Zinn, historiador)

Introducción – 2003 y todo eso

Tres años después, es evidente que el caso a favor de la guerra contra Iraq se basó en mentiras. A pesar de los encubrimientos, del compromiso de los que saben y del silencio, no puede caber una duda seria de que las mentiras fueron conscientes y cuidadosamente planificadas.

El verdadero objetivo de la ‘inteligencia’ occidental no fue Iraq, sino el público británico y usamericano: el objetivo era atemorizarnos y engañarnos para que apoyáramos una guerra librada en función de los intereses de la elite. Fue persuadirnos para que enviáramos a nuestros soldados a matar y a morir por beneficios. Fue persuadirnos para que ignoráramos claras advertencias de que, con gran probabilidad, seríamos víctimas de represalias terroristas. Semejantes riesgos fueron obviamente considerados como un precio pequeño a pagar por la recompensa que importaba – el control del petróleo iraquí y el aumento de la influencia en la región y más allá.

Es la desagradable realidad detrás del apoyo de gobiernos «patrióticos» para «nuestros muchachos» y para proteger la «seguridad nacional».

Iraq, por cierto, nunca fue algún tipo de amenaza para Occidente. Incluso si partes de las ADM de Sadam hubieran sido conservadas, no habrían representado un peligro para Usamérica, Gran Bretaña e Israel, erizados de verdaderas armas del Día del Juicio Final. Sadam Husein podrá ser una bestia, pero es una bestia política – un superviviente, no alguien que cometería suicidio nacional lanzando ADM contra Occidente.

Una prensa honesta se mostraría hiper-sensible ante temas semejantes – sería extremadamente consciente de que Bush y Blair mintieron, y re-evaluaría guerras pasadas, afirmaciones anteriores de «intervención humanitaria», a la luz de lo que ahora sabe.

Ante este contexto, la cobertura mediática de la muerte de Slobodan Milosevic revela algo verdaderamente sorprendente. Porque no podía ser más claro por la información mediática actual que los periodistas han llegado a comprender que los 78 días de bombardeo de Serbia del 24 de marzo al 10 de junio de 1999, también se basaron en mentiras. Por lo tanto ven claramente que el gobierno engañó al público y, una vez más, los medios apoyaron el engaño. Y sin embargo, a pesar de este hecho, a pesar del interminable horror de Iraq, los periodistas son incapaces de denunciar ni las mentiras pretéritas del gobierno ni su propia complicidad con ellas.

Virtualmente como un hombre o una mujer, los periodistas vendieron la mentira al público en 1999. Esto los convierte en cómplices en el asesinato de 500 civiles serbios y en 100.000 millones de dólares de destrucción. Lo que es más importante (para los medios): las mentiras sobre Kosovo suministraron un patrón y una justificación para las mentiras subsiguientes sobre la «intervención humanitaria» en Iraq. Un editorial del Observer da una idea de la importancia, al explicar que la «respuesta retardada a la matonería política» en los países balcánicos de Occidente resultó en «una nueva doctrina de intervención humanitaria». Fue dirigida «primero por el presidente Clinton respecto a Bosnia, y de nuevo en Kosovo. La justificación para esas intervenciones fue luego invocada para la invasión de Iraq». (Editorial: «Que la muerte de un dictador nos recuerde el mal del nacionalismo fuera de control.» The Observer, 12 de marzo de 2006)

El escritor disidente Alexander Cockburn lo traduce a un inglés con sentido: «el bandidaje legal, militar y periodístico que ha acompañado la empresa iraquí desde su inicio fue ensayado en todos sus aspectos a fines de los años noventa en los Balcanes». (Cockburn: ‘Did Milosevic or His Accusers «Cheat Justice»? The Show Trial That Went Wrong,’ CounterPunch, 14 de marzo de 2006; http://www.counterpunch.org/)

Kosovo – el Genocidio que no fue

Tal como sabían que Iraq poseía ADM en 2003, los políticos y los periodistas sabían exactamente en 1999 lo que los serbios estaban haciendo en Kosovo. Bill Clinton, el presidente de aquel entonces, habló de «esfuerzos deliberados, sistemáticos, de limpieza étnica y genocidio». (John M. Broder, ‘Clinton underestimated Serbs, he acknowledges,’ New York Times, 26 de junio de 1999)

El secretario de defensa británico, George Robertson, insistió en que la intervención en Kosovo era vital para detener «a un régimen que está resuelto a cometer genocidio». (Nic North, Kevin Maguire y Harry Arnold, ‘A pilot saved,’ Daily Mirror, 29 de marzo de 1999)

Un año más tarde, Robertson conjuró el fantasma del nazismo para justificar la acción de la OTAN: «Estábamos enfrentados por una situación en la que ocurría esta masacre, esa limpieza – el tipo de limpieza étnicas que pensábamos había desaparecido después de la Segunda Guerra Mundial. Allí se veía de nuevo a gente que llegaba en trenes, trenes de ganado, con refugiados.» (ITV, programa de Jonathan Dimbleby, 11 de junio de 2000)

El secretario de defensa de USA, William Cohen, afirmó: «Ahora hemos visto que han desaparecido unos 100.000 hombres en edad militar… Pueden haber sido asesinados.» (Citado por Philip Hammond y Edward S. Herman, Degraded Capability, Pluto Press, 2000, p.139

A través de todo su espectro, los medios se sumaron instantáneamente a la causa. Un informe noticioso del Daily Mail tuvo el título: «Huída del genocidio: medio millón de kosovares huyen de sus casas aterrorizados por Milosevic, un eco inquietante de otra guerra de hace 60 años.» (Steve Doughty, Daily Mail, 29 de marzo de 1999)

The Mirror se refirió a los «Ecos del Holocausto,» (citado por John Pilger: «Las mentiras que provocaron el infierno», Morning Star, 13 de diciembre de 2004) The News of the World declaró: «El objetivo de esta guerra es detener el genocidio serbio en Kosovo.» (Citado en Monitor, The Independent, 19 de abril de 1999) Un documental de la BBC en 2002 sobre el presunto genocidio serbio: «‘Exposed’, fue presentado como un programa de conmemoración del Día Memorial del Holocausto. (Exposed, BBC2, 27 de enero de 2002)

Como veremos, lo mencionado no es más que una ínfima muestra – en realidad, los medios británicos estuvieron repletos de cientos de afirmaciones de genocidio en Kosovo. Una búsqueda en la base de datos Lexis Nexis mostró también que entre 1998 y 1999, Los Angeles Times, New York Times, Washington Post, Newsweek y Time utilizaron ‘genocidio’ 220 veces para describir las acciones de Serbia en Kosovo.

Y, a pesar de todo, después de la guerra, fuentes de la OTAN informaron que 2.000 personas habían sido muertas de todas las partes en el año anterior al bombardeo. En noviembre de 1999, el Wall Street Journal publicó los resultados de su propia investigación. En lugar de los «inmensos campos de la muerte que algunos investigadores llegaron a esperar… el modelo es de muertes aisladas (sobre todo) en áreas donde el separatista Ejército de Liberación de Kosovo había estado activo».

El Journal concluyó que la OTAN había incrementado sus afirmaciones sobre campos de la muerte serbios cuando «vio un cuerpo de prensa fatigado que se orientaba hacia la historia contraria – civiles muertos por bombas de la OTAN. La guerra en Kosovo fue cruel, salvaje. Pero no fue genocidio.» (Citado por Pilger, op. cit)

En 2004, Neil Clark, un especialista en los países balcánicos, estudió el juicio de Milosevic en el Guardian, señalando que se esperaba que las acusaciones relacionadas con la guerra en Kosovo constituyeran la parte más fuerte del caso. Pero «no sólo la acusación ha fracasado notablemente en la prueba de la responsabilidad personal de Milosevic por las atrocidades cometidas en el terreno; la naturaleza y la dimensión de las propias atrocidades ha sido cuestionada». (Neil Clark, ‘The Milosevic trial is a travesty,’ The Guardian, 12 de febrero de 2004)

Philip Hammond de South Bank University resumió la dimensión del engaño político y mediático:

«Tal vez nunca conozcamos la cantidad verdadera de personas muertas. Pero parece ser razonable concluir que aunque personas murieron en choques entre el ELK y fuerzas yugoslavas… el cuadro pintado por la OTAN – de una campaña sistemática de ‘genocidio’ de estilo nazi realizado por los serbios – fue pura invención.» (Degraded Capability, The Media and the Kosovo Crisis, editado por Philip Hammond y Edward S. Herman, Pluto Press, 2000, p.129)

La diferencia que traen siete años – El Genocidio desaparece

Sin reconocer su anterior papel en la propaganda a favor de la guerra contra Serbia, y sin llamar la atención hacia las implicaciones relacionadas con la criminalidad de USA y Gran Bretaña, los medios han re-escrito por completo su propia historia sobre Milosevic. Una búsqueda en una base de datos sobre los medios de Media Lens no ha producido un solo ejemplo de un periodista británico que haya descrito Kosovo como ‘genocidio’ desde la muerte de Milosevic.

El Sunday Express suministra un ejemplo típico del tipo de lenguaje utilizado:

«Él [Milosevic] enfrentaba 66 acusaciones de genocidio y crímenes contra la humanidad por su papel central en las guerras en Bosnia, Croacia y Kosovo durante los años noventa, en las que murieron 200.000 personas. El peor incidente fue la masacre en Srebrenica en 1995, cuando unos 8.000 bosnios fueron asesinados.» (Tominey, ‘Milosevic cheats justice by dying in his jail cell,’ Sunday Express, 12 de marzo de 2006)

Por lo tanto, también, el sitio en la red de The Guardian:

«Milosevic enfrentaba 66 acusaciones incluyendo genocidio en Croacia, Bosnia y Kosovo. El acto más atroz cometido bajo su control fue la masacre de Srebrenica, en la que murieron hasta 8.000 hombres y muchachos musulmanes.» (Guardian Unlimited, ‘Closure perhaps, but no justice,’ 11 de marzo de 2006)

Parece que la anterior masacre en Srebrenica en 1995 es ahora el peor crimen de Milosevic. Ni una palabra sobre el ‘genocidio’ en Kosovo de 1999, la supuesta matanza en masa de decenas de miles.

Y, sin embargo, en 1999, Timothy Garton Ash, del Guardian, señaló que el ataque de la OTAN contra Serbia se proponía detener «algo cercano al genocidio». (Garton Ash, ‘Imagine no America,’ The Guardian, 19 de septiembre de 2002)

Francis Wheen ridiculizó a los oponentes a la guerra que creían: «que el genocidio es un mal menor que el bombardeo de instalaciones militares». (Wheen, ‘Why we are right to bomb the Serbs,’ The Guardian, 7 de abril de 1999)

También en The Guardian, Jonathan Freedland escribió sobre el plan de Milosevic de «vaciar un país de su gente». (Freedland, ‘No way to spin a war,’ The Guardian, 21 de abril de 1999)

Un editorial del Guardian describió la guerra como nada menos que «una prueba para nuestra generación». (Editorial, The Guardian, 26 de marzo de 1999)

Este mes, Ian Traynor del Guardian escribió sobre la muerte de Milosevic:

«… dejó un legado de más de 200.000 muertos en Bosnia y de 2 millones de personas (la mitad de la población) sin techo. Cometió limpieza étnica contra más de 800.000 albanos de sus casas en Kosovo». (Ian Traynor, ‘Obituary: Slobodan Milosevic,’ The Guardian, 13 de marzo de 2006)

Traynor menciona el desplazamiento forzado en Kosovo, pero no menciona el ‘genocidio’ descrito por el Guardian en 1999.

De modo admirable, John Laughland incluso ha señalado en The Guardian cómo «testigos han estado desfilando hacia La Haya durante casi dos años, testimoniando que no hubo genocidio en Kosovo ni ningún plan de expulsar a la población civil étnica albana». (Laughland, ‘Criminal proceedings,’ The Guardian, 14 de marzo de 2006)

Pero Laughland no hizo ninguna mención sobre lo que virtualmente todos los medios británicos, incluyendo el Guardian, habían insistido hace sólo siete años.

En 1999, un equipo de periodistas del Observer, escribió:

«Sus tropas [de Slobodan Milosevic] en Serbia no están acuarteladas. Pero en Kosovo realizan batidas en los campos, en las aldeas y ciudades, realizando su propia versión de una Solución Final en los países balcánicos.» (Peter Beaumont, Justin Brown, John Hooper, Helena Smith y Ed Vulliamy, ‘Hi-tech war and primitive slaughter,’ The Observer, 28 de marzo de 1999)

Un editorial del Observer declaró:

«Ya existen razones para considerar los eventos en Kosovo como genocidio.» (Editorial, Time, now, to raise the stakes,’ 4 de abril de 1999)

El importante comentarista del Observer, Andrew Rawnsley, escribió sobre cómo Milosevic se había «embarcado en su última campaña de ‘limpieza étnica’, ese vil eufemismo para genocidio». (Rawnsley, ‘You can’t deal with barbarism by washing your hands – nor by wringing them,’ The Observer, 28 de marzo de 1999)

Pero ‘genocidio’ también ha desaparecido ahora del vocabulario del Observer:

«Europa y USA observaron y no actuaron durante demasiado tiempo. Las consecuencias fueron las masacres de Srebrenica y Gorazde, el prolongado sitio de Sarajevo y el desplazamiento forzado de una gran parte de la población albana de Kosovo.» (Artículo editorial: ‘Let a dictator’s death remind us of the evil of unchecked nationalism,’ The Observer, 12 de marzo de 2006)

De nuevo, el énfasis se hace en Srebrenica. De nuevo, el crimen es «desplazamiento forzado» en lugar de «genocidio».

En 1999, David Aaronovitch – en aquel entonces empleado por The Independent – describió las acciones serbias en Kosovo como «el peor crimen contra la humanidad cometido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial». (Aaronovitch, ‘The reality is that war, tragedy and incompetence go together,’ The Independent, 11 de marzo de 1999)

En un momento tragicómico, Aaronovitch incluso preguntó:

«¿Es esta causa, la causa de los albanos kosovares, una causa por la que vale la pena sufrir?… ¿Combatiría yo, o (de modo más realista) toleraría la posibilidad de que miembros de mi familia pudieran morir?»

Su respuesta: «Creo que sí.» (Aaronovitch, ‘My country needs me,’ The Independent, 6 de abril de 1999)

Pero, al discutir la muerte de Milosevic en The Times la semana pasada, Aaronovitch escribió sobre la masacre de 1995 en Srebrenica:

«Frente a nuestros ojos, prácticamente, con nuestro pleno conocimiento, miles fueron llevados a los campos europeos – tal como habían sido 50 años antes – y asesinados en masa. Fue el momento más vergonzoso de mi vida. Permitimos que volviera a ocurrir.» (Aaronovitch, ‘The meaning of Milosevic: how the Butcher of the Balkans changed us,’ Times, 14 de marzo de 2006)

Aaronovitch mencionó Kosovo de pasada cuatro veces en el artículo, pero no mencionó para nada la dimensión de la matanza. En lugar de hacerlo, escribió:

«Si Bosnia fue la traición mediante la inacción y el apaciguamiento, Srebrenica fue la consecuencia y Kosovo la determinación de no permitir que volviera a ocurrir, la línea es clara.»

Pero, según Aaronovitch en 1999, Kosovo se trató esencialmente del hecho de que «eso» había vuelto a ocurrir en una forma más extrema. Escribimos a Aaronovitch:

«¿Por qué no se menciona esto, considerando que Kosovo fue «el peor crimen contra la humanidad cometido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial?» ¿Sigue creyendo usted que hubo un genocidio en Kosovo en 1998-1999? Si es así, ¿cuál es su evidencia?» (Email, 14 de marzo de 2006)

No hemos recibido respuesta.

En 1999, Marcus Tanner escribió en The Independent:

«La OTAN incrementó anoche la guerra aérea contra Yugoslavia en lo que pareció ser una carrera desesperada contra el tiempo para impedir que los serbios cometan ‘genocidio’ contra civiles albanos en Kosovo.» (Tanner, ‘NATO targets troops as refugees flee genocide and tells Serbs to pull back or die,’ The Independent, 29 de marzo de 1999)

Un mes después, Tanner escribió:

«RTS [Radio Televisija Serbija] se ha convertido en un vehículo que incita a pasiones genocidas, una pieza vital en el engranaje de la preparación psicológica de toda la nación serbia sobre la necesidad de exterminar a sus enemigos.» (Tanner, ‘I watched as «TV Slobbo» turned into voice of hate,’ The Independent, 24 de abril de 1999)

Este mes, Tanner señala que en la primavera de 1998 un nuevo grupo, el Ejército de Liberación de Kosovo – que en realidad fue financiado por la CIA – organizó una insurrección que se extendió rápidamente por toda la provincia:

«Milosevic reaccionó con la implacable brutalidad que se había convertido en su sello característico, lanzando unidades policiales especiales y paramilitares hacia la provincia y quemando aldeas en las que se basaban los rebeldes.» (Marcus Tanner, ‘Obituaries: Slobodan Milosevic,’ The Independent, 13 de marzo de 2006)

Tanner escribe sobre cómo el «conflicto empeoró» y cómo «la política de quemar aldeas y expulsar albanos kosovares fue reforzada, masivamente después de que la OTAN comenzó con ataques aéreos» – pero ni una palabra sobre el supuesto «genocidio».

De la misma manera, un editorial del Independent de la semana pasada, se refirió no al ‘genocidio’, sino a ‘miles de muertos en Kosovo y Croacia». (Editorial: ‘A death that cheats justice and Serbia’s democracy,’ The Independent, 13 de marzo de 2006)

The Independent on Sunday también señaló de manera insulsa: «En 1998, Milosevic envía tropas a aplastar un levantamiento en Kosovo.» (‘The bloody life and times of the butcher of Belgrade,’ The Independent on Sunday, 12 de marzo de 2006)

En 1999, en un artículo intitulado «El turno de Europa en los campos de la muerte», John Swain escribió en The Sunday Times:

«Los símbolos de la muerte encontrados en Camboya bajo Pol Pot están hoy por todas partes en Kosovo – en las ruinas ennegrecidas de las casas en las que yacen las víctimas de la ‘limpieza étnica’, en la gente quebrantada y sin techo desplazados por decenas de miles.

«Sólo que estamos en Europa. Este continente no ha visto una procesión semejante de miseria humana desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y que hayamos permitido que vuelva a ocurrir nos ha disminuido a todos.» (Swain, ‘Europe’s turn in the killing fields,’ Sunday Times, 4 de abril de 1999)

La semana pasada, el mismo periódico argumentó:

«Fue sólo en 1998-99: Milosevic reaccionó ante las tácticas guerrilleras albanas en Kosovo con una represión en gran escala, y Occidente finalmente terminó su prolongado cortejo y tomó las armas en su contra.» (Brendan Simms, ‘The butcher is dead,’ Sunday Times, 12 de marzo de 2006)

De nuevo, no se habla de genocidio – la descripción no puede ser comparada con el cuadro pintado por el Sunday Times en 1999.

Conclusión – Seguridad en cifras

En 1999, actuando como una manada intelectual, casi todos los periodistas retrataron las acciones serbias en Kosovo como ‘genocidas’ y apoyaron la acción militar. El gobierno Blair necesitaba una visión en negro y blanco del mundo para generar apoyo público para la matanza. Una guerra civil no bastaba, «asesinatos aislados» no bastaban. El Estado necesitaba atrocidades, horror estilo nazi – necesitaba un ‘genocidio’. Y los medios cumplieron. Qué irónico que políticos y periodistas hayan utilizado comparaciones con la ‘Solución Final’ nazi para vender su guerra. En agosto de 1939, una semana antes de invadir Polonia, Adolfo Hitler declaró:

«La ola de atroz terrorismo contra los habitantes [minoritarios] de Polonia, y las atrocidades que han estado teniendo lugar en ese país son terribles para las víctimas, pero intolerables para una Gran Potencia, de la que habían esperado que fuera un espectador pasivo. Pero no continuaremos tolerando la persecución de la minoría, la matanza de muchos, y su desplazamiento forzado bajo las condiciones más crueles.» (Hitler, 23 de agosto de 1939, de cartas enviadas a los gobiernos de Gran Bretaña y Francia, Canadian Centre for Policy Alternatives Monitor, abril de 2003; http://www.swt.org/share/ancientciv.htm)

En 2006, actuando de nuevo como una manada, los periodistas ahora rechazan silenciosamente sus propias afirmaciones fraudulentas de ‘genocidio’ de 1999. Además, rechazan la necesidad de examinar cómo se equivocaron, lo que nos dice sobre Clinton, Blair y Bush, y, sobre todo, lo que nos dice sobre la última «intervención humanitaria» en Iraq.

http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=21&ItemID=9943