Cada vez que veo a alguno pidiendo que le activen la campanita o le den me gusta, me da un poco de vergüenza ajena. En algunas ocasiones son personas que uno no asocia a que tengan que andar reclamando el cariño ni la aceptación de nadie. Grandes músicos, historiadores, periodistas, que luego de exponer sus virtudes terminan pidiendo algo parecido al peso que me reclama el de la esquina de mi casa para comprarse un vino.
Lo peor de todo es que seguramente sea más rentable esto último.
Youtube cada vez se parece más a una ciudad que promete prosperidad y termina generando en su periferia, como todas las ciudades, una enorme cantidad de excluidos que pretenden acceder a sus bondades, pero quedan al margen. Una gran metrópoli en Internet con sus cantegriles, favelas o villas miserias alrededor.
Periodistas, académicos, artistas, humoristas, intelectuales, intentan acceder al fantástico mundo de las redes dónde el éxito, dicen, depende de tus propias virtudes. Estas enormes ciudades virtuales, ciudades privadas, por otra parte, acrecientan gracias a sus usuarios, los lugares donde exponer la publicidad que es su principal negocio. Pero no hay lugar para que todos los productores de contenido vivan de ello, pero sí es necesario que todos fantaseen con lograrlo.
A diferencia de las grandes ciudades donde los marginales son un problema y un gasto, lograron hacer rentable no solo a los exitosos, sino también a los parias que las habitan. Todo aporta al algoritmo, al número total de usuarios, a esa materia prima que es el dato. El más miserable de los usuarios por lo menos es un votante y su información le es válida a los candidatos que contratan agencias de publicidad que compran el cartel en la ciudad privada virtual de Youtube. El contenido más marginal suma al número total de vistas en un día de zafra.
Han solucionado así los grandes problemas del mundo. Todo funciona a la perfección. Ahora solo sería necesario que nadie más habite el otro mundo, el de las ciudades reales. Me imagino que ya habrá una legión de cracs trabajando en ello.
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