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Los ricos simulan ser progresistas.

Fuentes: Rebelión

El próximo 28 de junio se llevarán a cabo las elecciones legislativas argentinas en las que, por el Frente para la Victoria (FPV), se postulará Néstor Kirchner para testimoniar en favor de las políticas implementadas por el gobierno «nacional y popular» que preside al país desde el año 2003. Por el contrario algunos sectores opositores […]

El próximo 28 de junio se llevarán a cabo las elecciones legislativas argentinas en las que, por el Frente para la Victoria (FPV), se postulará Néstor Kirchner para testimoniar en favor de las políticas implementadas por el gobierno «nacional y popular» que preside al país desde el año 2003. Por el contrario algunos sectores opositores sostienen que muchos de los integrantes del actual gobierno argentino solo son ricos que simulan ser progresistas y lejos están de favorecer a los millones de argentinos que viven en la pobreza e indigencia.

Riquezas y políticas estatales

La historia de la riqueza de Néstor y Cristina Kirchner esta íntimamente vinculada con las políticas estatales que, desde la década del `70 en adelante, se aplican en la República Argentina.

En efecto todo comenzó en plena dictadura militar cuando los militares, además de secuestrar y hacer desaparecer personas, implementaron un sistema económico a través del cual liberaron el mercado financiero cuestión que propició un desmesurado incremento de las tasa de interés y, en forma paralela a éstas, también aumentaron las cuotas de los créditos hipotecarios lo cual provocó que muchos argentinos perdieran las propiedades en las que estaban viviendo.

Esta cuestión fue aprovechada por Néstor y Cristina Kirchner quienes, en el transcurso del proceso militar, acumularon una veintena de propiedades a través de un procedimiento legal pero, quizás, poco «ético» que consistía en visitar a las personas que les iban a rematar sus propiedades, ofrecerles comprárselas (a un precio menor del valor de mercado) con lo cual el dueño no perdía la totalidad del dinero de su bien, y luego los Kirchner renegociaban la deuda del antiguo titular con diferentes entidades financieras con las que se relacionaban.

Con el advenimiento de la democracia, los Kirchner alquilaron estas propiedades y, mientras Néstor fue intendente de Río Gallegos y luego gobernador de la provincia de Santa Cruz, adquirió decenas de hectáreas pagando el metro cuadrado a valor fiscal el cual, obviamente, es menor al valor que estas tierras tienen dentro del mercado. En la década pasada, cuando aún era gobernador, Néstor impulsó junto con Carlos Menem la privatización de la empresa de petróleo estatal YPF y, por tal motivo, Santa Cruz fue beneficiada con millones de dólares que, aún hoy en día, nadie sabe a ciencia cierta donde se encuentran depositados.

Durante los últimos años Néstor y Cristina Kirchner, que gobiernan a la Argentina desde el año 2003 y -por ende- manejan información confidencial y clasificada a la cual no tiene acceso el resto de la población, crearon las empresas Los Sauces SA y El Chapel SA y, además, construyeron un lujoso hotel en la provincia de Río Negro en el que llevan invertidos más de nueve millones de pesos.

En busca de un auténtico progresismo

En las próximas elecciones legislativas numerosas organizaciones sociales plantean no votar a favor de Francisco de Narváez quien realiza campaña electoral en base a su fortuna y el miedo de la clase media; no apoyar a Elisa Carrió quien compartirá la lista con integrantes de la derecha argentina y personas que intervinieron en la última dictadura militar; ni tampoco validar a los candidatos que siguen a Mauricio Macri quien además de desalojar a los indigentes que viven en la calle sin otorgarle alternativa alguna, descuida a la niños pobres ya que lugares municipales que estaban destinados para ellos fueron cedidos a la policía.

Ahora bien estas mismas organizaciones sostienen que tampoco habría que apoyar a Néstor Kirchner quién, además de haber construido su fortuna gracias a maniobras -muchas veces- contrapuestas con la «ética», es acompañado (entre otros) por el actual líder de la Confederación General del Trabajo, Hugo Moyano, quien es acusado de haber intervenido en la desaparición de militantes populares durante la última dictadura militar, y por el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Sciolli, quien ingresó a la política de la mano de Carlos Menem que en la década del `90 gobernó a favor de las multinacionales y propició el desmantelamiento del Estado Argentino.

A pesar de estos hechos los militantes del FPV sostiene que Néstor Kirchner es un acérrimo defensor de los derechos humanos sin visualizar que, por un lado, como lo sostuvo Nilda Eloy (quien integra la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos de la República Argentina), menos de un 5% de los represores está en la cárcel… mientras el 95% este libre la sociedad está en peligro; y, por otro lado, como lo afirmó Emerenciano Sena (quien es dirigente del Movimiento de Trabajadores Desocupados 17 de julio), no puede Kirchner hablarnos de los derechos humanos, cuando en muchos puntos del país no se respetan los derechos humanos… con el hambre y la desnutrición de nuestros hijos no pueden decirnos que respetan los derechos humanos.

Por estas razones muchos analistas políticos sostienen que, antes que votar a personas que tienen discursos pseudo progresista, sería más beneficioso crear movimientos populares que sin mezquindades sectoriales defiendan la utopía de poder construir sociedades más equitativas en las que no exista más la «doble moral» de los actuales dirigentes argentinos que, teniendo discursos populares, implementan políticas que continúan dejando a los pobres en el mismo lugar de sumisión y dependencia.