El marco regulatorio establece multas de hasta un millón de libras y obliga a los diarios a pedir públicamente perdón si incurren en abusos. Contará con la sanción de la reina Isabel II por medio de un acta real sólo modificable en el Parlamento. La policía está investigando cientos de nuevos casos de escuchas telefónicas […]
El marco regulatorio establece multas de hasta un millón de libras y obliga a los diarios a pedir públicamente perdón si incurren en abusos. Contará con la sanción de la reina Isabel II por medio de un acta real sólo modificable en el Parlamento.
La policía está investigando cientos de nuevos casos de escuchas telefónicas del fenecido dominical del Grupo Murdoch News of the World. Las revelaciones de un informante del periódico ponen otra vez contra las cuerdas al imperio mediático que mediante indemnizaciones y arreglos extrajudiciales estaba buscando sepultar la investigación. Mientras tanto, los tres principales partidos políticos alcanzaron el domingo por la noche un acuerdo sobre la regulación de la prensa escrita. «Mi mensaje a la prensa es claro. Hemos debatido el tema. Es hora de que miremos adelante y hagamos funcionar este nuevo sistema», indicó el primer ministro David Cameron a una sesión de emergencia del Parlamento.
El nuevo marco regulatorio, que establece multas de hasta un millón de libras y obliga a los periódicos a pedir públicamente perdón si incurren en abusos, contará con la sanción de la reina Isabel II por medio de un acta real y sólo podrá modificarse con una mayoría parlamentaria de dos tercios. El acuerdo interpartidario esconde una sorda batalla en torno del tema. En noviembre pasado la Comisión Leveson propuso que continuara la autorregulación de la prensa con un código de conducta más estricto y la creación por ley de un nuevo organismo supervisor que vigilara el cumplimiento de las normas. La propuesta era moderada, pero la mayoría de los grandes medios puso el grito en el cielo y el primer ministro conservador, David Cameron, convocó a una negociación con los otros partidos dejando en claro que se oponía a que el Parlamento sancionara una ley porque era «una amenaza a la libertad de prensa».
En los meses de negociación interpartidaria que siguieron, los conservadores propusieron un acta real para subsanar la falta de apuntalamiento legal que tendría el nuevo marco. La propuesta fue rechazada por sus aliados en el gobierno, los liberaldemócratas, y por la oposición laborista y las víctimas de abusos de la prensa, nucleados en torno de la agrupación Hacked off. El jueves pasado el premier Cameron dio por finalizada las negociaciones y convocó a una votación parlamentaria para ayer lunes. A última hora del domingo por la noche se llegó al acuerdo mediante un subterfugio. Las tres partes apoyaban la promulgación de una ley que estipula que un acta real sólo podrá ser revocada por las dos terceras partes de la Cámara de los Lores y los Comunes. Ambas partes pudieron reivindicar una victoria política. El interrogante es si este nuevo marco evitará nuevos abusos.
La autorregulación de la prensa fue consagrada en 1953 como una suerte de principio democrático sagrado, pero ha sido cuestionada y examinada por siete comisiones en las últimas décadas. La última de estas comisiones formada durante los escándalos familiares que sacudieron a la familia real (princesa Diana, divorcios, etc.) a principios de los ’90 concluyó que era la última oportunidad para la autorregulación de la prensa. El experimento falló, como dejó en claro el escándalo de las escuchas telefónicas. El mismo Cameron se vio obligado a crear en julio de 2011 una nueva comisión investigadora de la prensa, luego de que se revelara que News of the World había interferido el celular de una adolescente desaparecida y surgiera una catarata de denuncias similares de víctimas de violaciones, familiares de los caídos en Afganistán e Irak o cualquier otro tema que hubiera captado el ojo mediático.
Desde que saltó el primer caso en 2005 -la escucha telefónica del príncipe William- se ha iniciado juicio a 16 personas, entre ellos la otrora número dos de Rupert Murdoch, Rebekah Brooks, y el ex jefe de prensa del primer ministro Cameron y ex editor del dominical David Coulson. El Grupo Murdoch aceptó pagar indemnizaciones en 254 casos y hay más de 250 demandas iniciadas, que incluyen a la esposa de Tony Blair, Cherie, y a Ted Beckham, padre del futbolista. En febrero, seis directivos del News of the World fueron arrestados y el jueves pasado el escándalo se extendió de lleno a otro grupo, el Trinity Mirror, con el arresto de Tina Weaver, ex editora de Sunday Mirror, y otros tres colegas suyos. Este lunes, un abogado de las víctimas, Hugh Tomilson, dijo ante el Alto Tribunal de Londres que la policía había descubierto cientos de nuevos casos de escuchas telefónicas.
El golpe más duro ha sido por el momento para Rupert Murdoch y News Corporation, segundo grupo mediático del mundo. Murdoch tuvo que abandonar su intento de ganar control absoluto de la cadena BSkyB y compareció dos veces ante el Parlamento. En mayo del año pasado la Comisión de Cultura, Medios y Deportes declaró que no era «una persona con las condiciones y requisitos» para estar al frente de una compañía internacional. Si bien su control accionario de News Corporation (un 39 por ciento) le permite mantener las riendas del grupo, su influencia ha disminuido. En los últimos meses se ha desprendido de un millón de acciones de la compañía y su hijo James, hasta antes del escándalo considerado el heredero del grupo, renunció el año pasado como director ejecutivo de News International, el brazo británico de la compañía, y como presidente de BskyB. James Murdoch declaró repetidamente que todo el escándalo de las escuchas se debía a «una manzana podrida». El golpe letal para su carrera y la de su padre sería si la investigación policial en marcha llega a determinar que uno de los dos o ambos conocían y condonaban una práctica de espionaje periodístico que era vox populi en ambientes de prensa y que había llegado a la cultura popular de las series televisivas sobre el periodismo.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-216075-2013-03-19.html