Los que nos contaron la trola de las armas de destrucción masiva en Irak siguen tan campantes, impartiendo doctrina, como si de su boca sólo salieran verdades reveladas. Ni se han cortado las venas en público, ni se han retirado a un monasterio. Los medios de comunicación que jalearon sus mentiras, que las avalaron y […]
Los que nos contaron la trola de las armas de destrucción masiva en Irak siguen tan campantes, impartiendo doctrina, como si de su boca sólo salieran verdades reveladas. Ni se han cortado las venas en público, ni se han retirado a un monasterio. Los medios de comunicación que jalearon sus mentiras, que las avalaron y que manipularon, continúan editorializando e impartiendo clases de ética sin partirse de risa.
Ahora preparan otra guerra. Y para ello nos dicen que el programa de enriquecimiento civil de Irán es para fabricar armas nucleares. Y que tenemos que creerlos, salvo que seamos unos terroristas o unos cómplices del terrorismo. En cambio, no debemos creer a los iraníes cuando aseguran que sólo quieren el desarrollo pacífico de Irán. ¿Cómo vamos a comparar la credibilidad de unos mentirosos, pero cristianos, occidentales y civilizados, con la de unos musulmanes tercermundistas y reviscados? Por favor.
Resulta que la intervención humanitaria en territorio hortofrutícola irakí costó al Reino de España 260 millones de euros y nueve muertos. Claro que la presencia humanitaria española costó la vida de un par de decenas de irakíes. El actual gobierno español va a mandar más tropas a la guerra de Afganistán. Pero estos también hablan de labor humanitaria .
A medida que pasan los días, las famosas cartas de ETA a empresarios navarros se han quedado en una sola, y ya ni se cree que sea de ETA. Los que propagaron la mentira a bombo, platillo y grandes titulares, ni se molestan en rectificar a pie de página.
Mentira tras mentira, nos van sumergiendo en una Matrix mediática, construida sobre propaganda e intoxicaciones.
La batalla por dar una visión realista del mundo se hace especialmente difícil. Sobre todo si tenemos en cuenta que quienes disponen del capital, los recursos, las licencias y la propiedad de los grandes medios de masas, son los primeros interesados en convencernos de sus mentiras. Y encima pagamos por ellas. «Eche veinte centavos en la ranura / si quiere ver la vida color de rosa», que escribía el poeta argentino Raúl González Tuñón.
La verdad, en cambio, es corrosiva, liberadora, subversiva. Marxista, o sea.
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Teodoro Santana es Secretario Nacional de UNIDAD DEL PUEBLO