El artículo de Joaquim Ibarz de La Vanguardia del 10 de enero no tiene desperdicio. Comienza titulado: «Los venezolanos temen la cubanización del país en el tercer mandato de Hugo Chávez». No se sabe cómo descubre el periodista el temor, hace un mes que casi el 70 por ciento de los venezolanos votaron a Chávez […]
El artículo de Joaquim Ibarz de La Vanguardia del 10 de enero no tiene desperdicio. Comienza titulado: «Los venezolanos temen la cubanización del país en el tercer mandato de Hugo Chávez». No se sabe cómo descubre el periodista el temor, hace un mes que casi el 70 por ciento de los venezolanos votaron a Chávez para presidente. Deberíamos temer más en España a Zapatero, puesto que lo votamos un porcentaje menor.
Los sumarios con los que encabeza el texto rompen cualquier principio de neutralidad periodística: «El dirigente toma posesión hoy por seis años más y la bolsa cae tras las nacionalizaciones», «La línea radical de Chávez conduce al país hacia el totalitarismo tropical y no a un socialismo como el de Chile y Brasil» y «Hugo Chávez asumirá hoy un tercer mandato presidencial que puede conducir a Venezuela hacia un régimen totalitario. En el país hay un creciente temor a que pretenda copiar el modelo cubano, que la mayoría de la población rechaza.» Esas palabras no estarían ni justificadas en un editorial, puesto que hace afirmaciones sobre lo que quieren los venezolanos que no están fundadas en ningún dato. Escribir un mes después de que le haya votado la mayoría absoluta que los venezolanos lo rechazan es un atentado no al principio de la objetividad, sino al de la verdad.
El texto comienza repitiendo por tercera vez el famoso temor que se ha inventado Ibarz: «El temor a una acelerada cubanización invade a los venezolanos». Sigue a continuación: «Al control absoluto de todos los poderes del país -legislativo, judicial, electoral- que ya tiene Hugo Chávez se une ahora el dominio sobre las principales empresas y medios de producción». El control que tiene el gobierno es el otorgado por los votantes, su legislativo es el fruto de unas elecciones libres y multipartidarias como en cualquier otro, su sistema judicial depende del legislativo en la medida similar que los países de nuestro entorno, y el electoral es elegido por el mismo método mediante el Parlamento.
Más adelante afirma el periodista: «La bolsa de Caracas cedió ayer un 18,66% y la moneda venezolana cayó casi un 17%». Que la bolsa de un país baje significa que quienes pretenden vivir de las rentas de su dinero ven menos perspectivas de ganancia, algo lógico en un país que pretende avanzar hacia el socialismo, un modelo incompatible con el beneficio generado por el mero hecho de tener dinero y no trabajar, o sea, la Bolsa. En un socialismo, esos beneficios son para los que trabajan y producen, no para los que especulan en la Bolsa, por eso es buena señal que baje.
Sigamos: «Pero el socialismo que pregona nada tiene que ver con la socialdemocracia europea ni con el gobierno de izquierda democrática que impulsan la presidenta Bachelet en Chile y el presidente Lula en Brasil. Chávez sigue una línea más dura y radical que en forma acelerada conduce al país al totalitarismo tropical.» ¿Por qué no es democrático el socialismo de Chávez? ¿Por qué es totalitarismo? Probablemente porque no le gusta a Ibarz.
En el siguiente párrafo cambia de tercio y embiste contra la decisión de no renovar la licencia a una televisión privada una vez que se ha cumplido: «Con la clausura anunciada de la cadena de televisión RCTV – la única que mantenía una postura crítica-, Chávez evidencia que ya no le interesa mantener el maquillaje democrático». Lo de «única que mantenía una postura crítica» provocaría las carcajadas de cualquier venezolano. Todas las privadas son críticas, en realidad no críticas, son desestabilizadoras: prepararon un golpe de Estado en abril del año 2002, llamaron a la población a invadir el palacio presidencial, sus gerentes firmaron un decreto que disolvía el Parlamento, la Constitución votada por los venezolanos, el Tribunal Supremo y hasta el defensor del Pueblo. Incluso habían grabado el pronunciamiento de toma del poder y golpe de Estado un día antes, prueba de sus planes.
Sigamos con Ibarz: «Con una ilimitada concentración de poder en sus manos, es ya el líder único sin cortapisas, desplazando a los últimos dirigentes del proceso que mantenían algún peso específico y un matizado talante negociador, como el ex vicepresidente José Vicente Rangel. Al quitar al Banco Central los mínimos vestigios de autonomía que aún le quedaban podrá manejar las finanzas públicas a su antojo, como si Venezuela fuera una finca suya.» Los Bancos Centrales, como bien explicaron los economistas Juan Torres y Alberto Montero [1], están bajo el control de los poderes públicos democráticos, como debe estar la economía en una democracia. Y sobre José Vicente Rangel, siempre sufrió las mismas acusaciones que Chávez, ahora que se va lo califican de «talante negociador» para fustigar al presidente.
Continúa: «Chávez no oculta que pretende usar los ingentes ingresos petroleros para crear un modelo de desarrollo que difiere de la economía de libre mercado que en las últimas décadas ha dominado en América Latina y en gran parte el mundo en desarrollo». Del mundo en desarrollo y del mundo subdesarrollado, es donde ha dominado ese tipo de economía. El primero a costa del segundo.
Más adelante afirma: «Chávez pretende construir un capitalismo de Estado sui géneris. Desde que llegó al poder, la empresa privada ha sido muy golpeada. De las 17.000 compañías que habían en 1999, apenas quedan 6.000.» Ahora el socialismo no es malo, es malo el capitalismo si es del Estado, el capitalismo bueno es de las multinacionales. No sabemos de dónde sacó el periodista el dato del número de compañías, pero sí puede estar seguro de que el número de cooperativas, empresas igualmente productivas, pero propiedad de sus trabajadores, se ha multiplicado en Venezuela.
Inmediatamente después afirma que «En Venezuela aumenta la preocupación ante los síntomas de que Chávez instaure un régimen a imagen y semejanza del que Fidel Castro impuso. El presidente ha rechazado en forma reiterada que quiera cubanizar a su país, pero los hechos evidencian lo contrario, por lo que pocos creen en sus negativas.» Y dale con el temor y la preocupación que sólo la tiene él y los dueños de sus periódicos, los venezolanos no votan a quien les da miedo, les preocupa o al que no creen.
A continuación recoge testimonios de supuestos analistas que repiten lo que él ya ha opinado. Que si el 80 % de la gente rechaza la ideología de Chávez, que Venezuela va al mismo destino que Cuba y que eso es comunismo. Habría que aclarar que que lo que el pueblo quiere es lo que vota y lo que decida bien elegido es, guste o no, comunismo o no comunismo. Eso, y no otra cosa, es la democracia.
Y para terminar el artículo: «Chávez aprovechó el discurso en el que anunció las nacionalizaciones para mostrar su identificación con el régimen cubano. Terminó la intervención usando la despedida típica de Castro: ‘¡Patria o muerte, venceremos!’. El supuestamente moderado José Vicente Rangel repitió otro eslogan castrista: ‘¡Hacia la victoria siempre, comandante!’.» ¿En qué quedamos? ¿No era Rangel el moderado depurado por Chávez?
[1] Respuesta a un editorial de El País:
¿De quién es el Banco Central de Venezuela?
11-10-2005
Ver artículo original en La Vanguardia:
http://www.lavanguardia.es/gen/20070110/51300305608/noticias/los-venezolanos-temen-la-cubanizacion-del-pais-en-el-tercer-mandato-de-hugo-chavez-chavez-venezuela-estado-jose-vicente-rangel-hugo-chavez-caracas.html