El Gobierno de Mauricio Macri dispuso un aumento de sólo el 8% para los militares, que hicieron público su descontento que llevó a suspender el desfile del 9 de julio, Día de la Independencia, mientras la poderosa Unión Industrial Argentina (UIA), denunció que el 35% de la capacidad de producción industrial se encontraba desocupada al […]
El Gobierno de Mauricio Macri dispuso un aumento de sólo el 8% para los militares, que hicieron público su descontento que llevó a suspender el desfile del 9 de julio, Día de la Independencia, mientras la poderosa Unión Industrial Argentina (UIA), denunció que el 35% de la capacidad de producción industrial se encontraba desocupada al mes de mayo.
Desde que asumió el Gobierno neoliberal (diciembre de 2015) las fábricas despidieron 2.436 trabajadores por mes.
El Gobierno no logró invisibilizar el malestar en las Fuerzas Armadas. El anunciado plan de Macri de darle a las Fuerzas Armadas un mayor protagonismo en el apoyo logístico de tareas de seguridad interior, los militares comenzaron a comparar su aumento con el que recibieron las fuerzas de seguridad (21%). El malestar, no obstante, continúa no solo por los magros salarios, sino por los problemas de equipamiento.
Desde diciembre de 2015, cuando asumió Macri, se perdieron 71.200 mil puestos de trabajo fabriles, señaló la UIA, en el marco de la fuerte caída que muestran los sectores industriales, fruto de la suba de los costos, tarifazos, caída de ventas en el mercado interno e ingreso irrestricto de exportaciones.
Entre los rubros en los que se notó más fuerte este derrotero se encuentran Alimentación, Producción de Petróleo, Laboratorios, Maquinaria de Oficina, Cuero y Calzado, Edición y Reciclado de Desechos, entre otros. Asimismo, en junio se empezó a derrumbar fuerte también la industria automotriz.
La producción de autos en junio retrocedió 13,4% por la caída de ventas al mercado interno. El sindicato metalúrgico Smata había advertido que vienen miles de suspensiones y despidos en la industria.
Fue un mes atípico para las terminales automotrices radicadas en la Argentina porque se conjugaron la continuidad del «paro de camioneros en Brasil a comienzos del mes, junto al paro de la (central obrera) CGT y Aduana que afectaron el normal funcionamiento de la industria y llevó a contabilizar sólo 17 días hábiles de actividad; la persistencia de la volatilidad cambiaria, y la suba de las tasas de interés», señaló la Asociación de Fábricas de Automotores.
Las terminales produjeron 39.420 vehículos (automóviles y utilitarios), un 13,4% menos que en junio de 2017; las ventas a concesionarios del total de unidades nacionales e importadas bajó a 55.358 unidades, un 31%; y las exportaciones sumaron 22.894 vehículos, 16,2% más que un año atrás.
El gremio de mecánicos aseguró que «se pretende que la actividad sea el estandarte de crecimiento de una política económica que poco entiende lo industrial». Reconoció que este año se venderán entre 850.000 y 900.000 unidades: el 75 u 80 por ciento de esos vehículos son importados y las pretendidas y anunciadas millonarias inversiones de las terminales se postergaron hasta 2021.
Ricardo Pignanelli, dirigente sindical de los mecánicos explicó que «la liberación de importaciones, el incumplimiento del intercambio comercial automotriz con Brasil (Flex), que impone que por cada dólar exportado se importe uno y medio, sin penalidades económicas a las empresas que lo incumplen, y una política monetaria con intereses desorbitantes y mercado cambiario liberado, jaquea a la carrocera Metalpar, que podría cerrar su planta».
«Faurecia, Brembo, Deutz, Fran, Honda y Yamaha plantean suspensiones y despidos al no poder competir con la importación. Mercedez Benz, General Motors y Ford a partir de la reducción de la producción. No es posible el diálogo con quien no sabe escuchar», indica un comunicado sindical.
Rodolfo Koé Gutiérrez. Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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