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Visita de Rumsfeld a Buenos Aires

Movimientos en ‘patio trasero’ asustan a EE.UU.

Fuentes: La Prensa

Los enemigos reales de nuestra sociedad son el hambre, la enfermedad, la pobreza, la tiranía… en fin la basura de siempre. John Le Carre. Los «focos de inestabilidad» en toda Latinoamérica que de acuerdo al informe presentado al Congreso es de peligro para la seguridad de Estados Unidos, tiene en alerta permanente al Departamento de […]

Los enemigos reales de nuestra sociedad son el hambre, la enfermedad, la pobreza, la tiranía… en fin la basura de siempre.
John Le Carre.

Los «focos de inestabilidad» en toda Latinoamérica que de acuerdo al informe presentado al Congreso es de peligro para la seguridad de Estados Unidos, tiene en alerta permanente al Departamento de Estado, el Pentágono, la CIA y el FBI a tal punto que se decidió enviar al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld hacia la Argentina donde se debe decidir la regionalización de la lucha «antiterrorista», es decir la creación de un nuevo Cóndor que termine con los temores.

Pero la agenda de Rumsfeld en el país gaucho no solo es unificar a los ejércitos sureños, también viaja para concretar la instalación de los Radares 3D en la Patagonia; reiterar el pedido de inmunidad para las tropas norteamericanas que permite la intervención militar de los Estados Unidos en casos que considere de emergencia. Su otra tarea es discutir la situación en Bolivia donde el Congreso y el pueblo están decididos a no entregar a bajo precio sus hidrocarburos.

Rumsfeld también insistirá con los militares argentinos la militarización de la Triple Frontera; La firma de un convenio de entrenamiento antiterrorista para las Fuerzas Armadas gauchas, y finalmente tiene planeado presionar al gobierno para que firme una ley donde autorice a las Fuerzas Armadas a involucrarse en los temas de seguridad interna, es decir inmiscuirse en las acciones policiales.

Rumsfeld llegará al país, justamente cuando el Congreso argentino esté discutiendo la ley antiterrorista que fue aconsejada hace bastante tiempo por los norteamericanos.

Todo esto puede muy bien querer o insistir el secretario de Defensa norteamericano, pero otra cosa es que el presidente Nestor Kirchner y su pueblo quieran regresar a las épocas más nefastas del militarismo, caracterizado por el terror y el miedo que implantaron en el país, Videla y los otros dictadores que lo siguieron.

Tal es el disgusto que ha despertado esta llegada que desde hace unos días, en toda Argentina vienen preparando l marchas repudiando la presencia de Rumsfeld e instando al gobierno nacional a rechazar sus pretensiones de involucrar directamente Argentina en la lucha global contra el terrorismo bajo la dirección de los EE. UU.

Seguro que durante su estadía en Argentina, Rumsfeld utilizará los informes del Jefe de la CIA y del Jefe del Comando Sur presentados en una audiencia ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado norteamericano. En el informe de Porter Johnston Goss, director de la CIA, éste ofreció la lista de los países considerados como focos de inestabilidad en el continente occidental: Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua, Perú, Venezuela, México y Bolivia .

Venezuela es especialmente uno de los países que tiene en jaque permanente al gobierno estadounidense. El temor de quedarse sin el 13 porciento del total de petróleo que EE. UU. está importando, tal como amenaza Hugo Chávez cuando dice que si lo matan o agreden a su país se quedarán por mil años sin el oro negro, obligó a Estados Unidos a que su embajador y el gobierno de Caracas comiencen a revisar «puntos de divergencia» para tratar de suavizar la tensión.

En realidad lo que se puede entrever de esta preocupación es el eterno miedo al «mal ejemplo» con que pueda contagiar a sus vecinos latinoamericanos el discurso populista y nacionalista de Chávez. Ya son varios líderes latinoamericanos que se atreven a contradecir a Washington después de una larga década de las «relaciones carnales».

Es el mismo miedo que expresaba Henry Kissinger y Richard Nixon respecto a Chile en el tiempo de Salvador Allende, cuando llegaron a conclusión de que si Chile tomaba el camino de Cuba, el Perú lo seguiría casi inmediatamente desencadenando la transformación radical de toda América Latina. Entonces, decidieron parar este proceso como sea, y ya vemos como terminó la mentada preocupación: en un lado un Pinochet millonario con 125 cuentas bancarias solamente en EE.UU., y en otro lado, Allende muerto, 30,000 personas desaparecidas, miles de muertos y la mayoría del pueblo con traumas psíquicos casi incurables.

Washington sabe que por el momento no existen condiciones tanto subjetivas como objetivas en Venezuela para un golpe de estado. Tampoco existen posibilidades para una invasión, pues con la Guerra en Irak, las fuerzas militares de EE.UU. no tienen la capacidad bélica suficiente para enfrascarse en otro conflicto militar. Después de dos años de invasión a Irak las fuerzas de la coalición no logran controlar la situación en el país. A pesar de los más sofisticados métodos de contrainteligencia y represión brutal, la resistencia está creciendo de día en día, los campos petroleros arden sin parar y el país está está cada vez más ingobernable.

En estas condiciones lo que menos necesita Estados Unidos es un revuelo en su «patio trasero». El jefe del Comando Sur, general Bantz Craddock expresó ante el comité del Congreso su inquietud de que EE.UU. está perdiendo control de los acontecimientos en la región. Opinó de que, debido a las «sanciones de los EE.UU. a los once países de América Latina que se niegan a conceder inmunidad a las tropas norteamericanas se recortó la ayuda a las fuerzas armadas de estos países. Esto a la vez implicó la pérdida de contacto del Pentágono con toda una generación de militares latinoamericanos en Bolivia, Barbados, Perú, Uruguay, Costa Rica, Brasil, Trinidad, Venezuela, Ecuador, Paraguay y Saint Vincent».

De acuerdo al análisis de Craddock, precisamente en este período de tiempo se produjo el fenómeno del «populismo radical en toda América Latina que actualmente se convirtió, junto con la inestabilidad política, en una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Este temor del Jefe del Comando Sur es compartido por el jefe de la CIA, Poter Goss cuya preocupación llega al punto de sostener que tiene «evidencias de la penetración de la red terrorista de Bin Laden en América Latina y en especial en Colombia, estableciendo contacto con los altos mandos de la FARC para coordinar ataques terroristas contra blancos situados en el territorio norteamericano».

No es una casualidad todas estas declaraciones, porque desde hace un tiempo ya se viene ligando a «super Osama Bin Laden» hasta con los Shamanes del altiplano, por eso no se extrañe que en cualquier momento se diga que las armas de destrucción masiva que no se hallaron en Irak, están en la Triple Frontera, las minas de Potosí, en el Matogroso brasileño, en los pasadizos de la pirámide azteca Chichen Itza o en Machupicchu en Perú. En fin, seguimos en un eterno ciclo donde una superpotencia de turno justifica lo injustificable para no permitir que tambalee su poder y en especial en América Latina a la cual considera sin que nadie sepa por que su «patio trasero».

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