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Murdoch va por más

Fuentes: IPS

Buena parte de la prensa y los analistas de medios de comunicación de Estados Unidos continúan rasgando sus vestiduras por lo que puede ocurrir tras la compra de Dow Jones & Company por parte del magnate australiano Rupert Murdoch, dueño de un emporio periodístico que se extiende por todo el planeta.Un artículo del Columbia Journalism […]


Buena parte de la prensa y los analistas de medios de comunicación de Estados Unidos continúan rasgando sus vestiduras por lo que puede ocurrir tras la compra de Dow Jones & Company por parte del magnate australiano Rupert Murdoch, dueño de un emporio periodístico que se extiende por todo el planeta.

Un artículo del Columbia Journalism Review (CJR), una publicación de análisis de medios editada por la prestigiosa Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, con sede en Nueva York, resumió este estado de ánimo.

«Tenemos que vivir con esto. Aquí llegó Murdoch, un hombre que ya tiene demasiado poder mediático», señaló un comentario publicado en el sitio de Internet del CJR.

«Rupert es Rupert. Como hemos dicho más de una vez, tiene una larga historia, en cuatro continentes, de acomodar su estilo de periodismo al poder político para obtener favores de los gobiernos», agregó el artículo.

Dow Jones, por la que Murdoch pagó 5.000 millones de dólares, es la empresa editora de un icono de la prensa estadounidense: The Wall Street Journal, uno de los más famosos diarios de finanzas del mundo.

El magnate australiano, propietario de News Corporation, que incluye la cadena Fox, también anunció su intención de lanzar Fox Business Network, un canal de información económica, que comenzará sus emisiones en octubre.

Todo indica que Murdoch se propone utilizar los recursos periodísticos de Dow Jones para apuntalar su incipiente canal de finanzas.

«Murdoch tiene una larga y sórdida historia de ignorar las normas del periodismo honesto para promover su agenda política y empresaria», escribió Eric Boehlert, un asociado de Media Matters, un grupo estadounidense de análisis de medios, de orientación progresista.

«Especialmente preocupante es su plan para usar el Wall Street Journal como sostén del lanzamiento de su canal de negocios, que estará bajo la supervisión del jefe de Fox News y ex estratega» del oficialista Partido Republicano, Roger Ailes, agregó Boehlert en su artículo, publicado en el sitio de Internet de Media Matters.

La convergencia entre Dow Jones y Fox Business Network convierte en blanco principal de Murdoch a CNBC, el canal de noticias de la cadena de televisión NBC.

En 1997, CNBC y Dow Jones habían formado una alianza estratégica, que incluía compartir contenidos tanto de la agencia de noticias de esta última como del Wall Street Journal. Incluso, el canal fue rebautizado como «un servicio de NBC y Dow Jones».

Sin embargo, Murdoch y Ailes han criticado al canal por no ser «amigable» con las empresas. «Muchas veces observé cosas en CNBC que no eran tan favorables hacia las corporaciones y las ganancias empresariales como deberían serlo», declaró Ailes a The New York Times.

«Murdoch y Ailes dicen que van a combatir esa perniciosa tendencia. Su argumento es que CNBC es demasiado negativa respecto de las corporaciones, aunque es difícil imaginar semejante cosa a cualquiera que alguna vez lo haya visto», dijo a IPS Peter Hart, del grupo de análisis de medios, de tendencia progresista, Equidad y Exactitud en la Información (FAIR, por su sigla en inglés).

La unión entre Dow Jones y Fox representa una victoria para los defensores de la concentración en la propiedad de los medios. Pero buena parte de la ira de la comunidad periodística ha estado dirigida contra la compra del Wall Street Journal, considerado en Estados Unidos como el diario económico más prestigioso.

Los críticos de la venta dicen que Murdoch raramente ha mejorado la calidad de los medios que compró y que, con toda seguridad, transformará al muy respetado Wall Street en portavoz de sus ideas políticas, tal como hizo con Fox News.

El Wall Street no es exactamente el campeón de las ideas progresistas. Su página editorial cobija las voces más conservadoras y de orientación derechista en este país. Pero el diario se mantiene como un icono de la prensa por la credibilidad de sus páginas informativas.

Los periodistas del periódico también manifestaron sentimientos negativos similares cuando, en declaraciones al diario Los Angeles Times, al que pidieron mantener sus nombres en reserva, comentaron amargamente la noticia de la venta.

El temor es que Murdoch va a contagiar al Wall Street el mismo sensacionalismo y cobertura tendenciosa que se puede encontrar en Fox News o en las páginas del diario The New York Post.

Hace 30 años, cuando el magnate australiano lo compró, prometió no alterar su orientación progresista. Hoy está considerado como un pasquín ultraderechista y un diario «amarillo» repleto de chismes.

«Murdoch no practica el periodismo. Moldea diversos medios para que sólo expresen una voz. Es una uniformidad peligrosa: amenaza la discusión democrática que garantiza una prensa libre y fomenta las guerras por su complicidad con políticos belicistas», escribió John Nichols en la revista The Nation, otro icono de la prensa progresista estadounidense.

News Corporation es propietaria de medios como Fox News, los estudios cinematográficos Twentieth Century Fox, The New York Post, el Times de Londres, otras publicaciones en Australia y Gran Bretaña Inglaterra, y cadenas de televisión satelital en Europa y Asia.

Murdoch fue acusado en reiteradas ocasiones de censurar el contenido de su empresa de televisión satelital en Asia para no irritar al gobierno de China y arriesgar así las ganancias que obtenía en ese mercado.

El editor del Wall Street Journal, L. Gordon Crovitz, aseguró el miércoles 1 en una carta a los lectores que los periodistas del diario continuarían trabajando diligentemente para mantener la independencia editorial y la práctica de un periodismo riguroso y confiable.

De hecho, escribió, la «exactitud e independencia» de la información fue el primer punto de discusión durante las negociaciones previas a la venta. Según Crovitz, Murdoch expresó a los miembros de la familia Bancroft, ex dueña del Wall Street, que pensaba respetar esos criterios.

«Cualquier interferencia, o la sospecha de ella, quebraría la confianza que existe entre el diario y sus lectores, algo que no estoy dispuesto a permitir. Además de erosionar esa confianza, sería simplemente un mal negocio», habría dicho Murdoch según el relato de Crovitz.

Un comité especial fue creado para proteger a la redacción de intentos de cubrir la información en una forma que pudiera servir a los intereses personales de Murdoch.

Aunque el magnate australiano podría no interferir inicialmente con el contenido editorial del diario, se encuentra ahora en una posición que le permite lanzar un desafío directo a The New York Times, al que muchos consideran el más prestigioso diario de este país.

No sería sorprendente que Murdoch lanzara una campaña para atraer a los anunciantes del Times ofreciendo precios de publicidad mucho más bajos, señaló Hart.

«Esta es la estrategia: ir a la caza de la competencia, manipular la publicidad para que ésta pierda el apoyo de sus anunciantes. Hay que tener dinero para embarcarse en una guerra de precios», concluyó Hart, «pero si Murdoch lo hace no sería ninguna sorpresa».