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Nosotros y ellos

Fuentes: Rebelión

Ellos salieron a apoyar la desigualdad que los pone -creen- a salvo y arriba de los millones que la pasamos más que mal desde hace mucho tiempo, pero sobre todo desde hace 16 meses. Nosotros los miramos con tristeza y con bronca -por qué no-, al ver que, a pesar de que son menos, son […]

Ellos salieron a apoyar la desigualdad que los pone -creen- a salvo y arriba de los millones que la pasamos más que mal desde hace mucho tiempo, pero sobre todo desde hace 16 meses.

Nosotros los miramos con tristeza y con bronca -por qué no-, al ver que, a pesar de que son menos, son suficientes para condicionar la realidad, y demostrar lo poco que les importa el sufrimiento ajeno.

Ellos salieron, dicen, a «defender la democracia». Justo ellos, que pertenecen a los sectores que desde siempre golpearon las puertas de los cuarteles y financiaron y apoyaron a los golpes militares.

Nosotros salimos porque sabemos que somos parte de la tradición popular que defendió sus derechos en las calles y luchó contra todas las dictaduras poniéndole el cuerpo a los milicos. La «democracia» que ellos gozan, la conseguimos nosotros con nuestra sangre.

Ellos salieron a apoyar los despidos.

Nosotros los sufrimos.

Ellos salieron a aplaudir los aumentos de tarifas porque no les hacen ni mella a sus bolsillos.

Nosotros tenemos que dejar de comer para pagarlos.

Ellos apoyan la quita de gravámenes a los terratenientes, industriales y mineros que nos explotan y saquean.

Nosotros sabemos que lo que les perdonan a ellos, lo tenemos que pagar nosotros.

Ellos festejan que atropellen a los maestros de nuestros hijos, queriéndolos hacer ver como ogros, cuando lo único que piden es tener salarios dignos que no estén por debajo de la línea de pobreza como el gobierno les impone.

Nosotros apoyamos a los docentes porque sabemos que son de nuestra clase, sufren nuestras mismas angustias y si los vencen a ellos, nos vencerán a todos.

Ellos salieron a defender a su gobierno, que es el gobierno de los menos, porque dicen que los que nos movilizamos para protestar somos «desestabilizadores». Son los mismos que siempre salieron a desestabilizar a los gobiernos que no eran de su signo.

Nosotros salimos a protestar en defensa propia, porque este gobierno está destrozando nuestros trabajos, nuestros bolsillos y nuestras vidas.

Ellos se quejan de que nosotros nos movilizamos en micro, y hasta que nos den una vianda, porque les molesta y no entienden que venimos desde cerca y también desde lejos de los centros de poder institucional, y no podemos movernos por nuestros propios medios.

Nosotros sabemos que ellos no necesitan nada de eso porque viven cerca de las plazas y, de última, se van en sus coches o en remis a pasear en sus movidas.

Ellos son empresarios, terratenientes, industriales, banqueros, financistas, sanguijuelas que gozan de sus vidas al chupar nuestro sacrificio; también empleados, profesionales, pequeños comerciantes e industriales, pequeños burgueses al fin, lacayos al servicio de los anteriores sin una pizca de humanismo para condolerse por las angustias de los de abajo.

Nosotros… nosotros somos los de abajo. Los que con nuestro trabajo generamos la riqueza que gozan ellos, y los marginados del sistema que les cuida los privilegios.

Ellos dicen que defienden «la libertad», pero los únicos libres son ellos.

Nosotros luchamos para conseguirla, porque los límites económicos que nos imponen nos cercenan la libertad que ellos declaman.

Ellos son los que dicen «con los militares vivíamos mejor» o «viva Videla», mientras cacarean «democracia».

Nosotros repudiamos los golpes y sus nefastos protagonistas, y abrazamos con orgullo la memoria de nuestros 30.000 desaparecidos.

Ellos son los que quieren conservar este sistema infecto, que se sostiene en la explotación del hombre por el hombre, el que genera la pobreza de millones mientras concentra la riqueza en unos pocos mal nacidos.

Nosotros somos los que luchamos contra todas las miserias de ese sistema, la mayoría sin tener consciencia de ello, sólo movidos por la necesidad. Somos los que andamos de a pie, en tren, en colectivo, en autos viejos, en bicicletas, los que sólo deseamos en las vidrieras, los que cuidamos las moneditas, los que tenemos frío en invierno y nos asamos de calor en los veranos, los que no podemos pagar los impuestos, los que vivimos a fideos y extrañamos la carne, los que «caemos» en la educación pública, los que cuando nos jubilamos -si nos jubilamos- no llegamos a cobrar esos famosos «$9000 y pico». Los que sólo tenemos nuestra fuerza de trabajo para poder vender.

Lo que queda en claro es que ellos defienden todo lo que niega al humanismo, la solidaridad, la fraternidad y la igualdad; y nosotros somos los que, conscientemente o sin saberlo, levantamos las banderas de la dignidad humana, mientras construimos las bases de un mundo completamente diferente al de las lacras y sus lacayos que salieron a infectar con su mal olor la atmósfera del 1 de abril.

Nosotros no tenemos ni queremos tener nada que ver con ellos.

En todo caso, si tanto les gusta lo que hace el gobierno, que paguen ellos el ajuste que festejan.

Al menos de ese modo nos darían un poco menos de asco del que ya nos provocan.

Fuente original: http://www.pctargentina.org/nosotrosellos.htm

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.