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Entrevista con la directora de espacios dramatizados de la televisión cubana Magda González Grau

«Nuestro objetivo no ha sido escandalizar»

Fuentes: La Jiribilla

Magda González Grau es una directora de televisión que ha cosechado numerosos éxitos en Cuba y en otros países. Su más reciente lauro fue el Gran Premio del Segundo Festival de la Televisión que mereció por su telefilme Puertas, una propuesta osada en lo formal y en la que brilló la dirección de actores. Pero […]

Magda González Grau es una directora de televisión que ha cosechado numerosos éxitos en Cuba y en otros países. Su más reciente lauro fue el Gran Premio del Segundo Festival de la Televisión que mereció por su telefilme Puertas, una propuesta osada en lo formal y en la que brilló la dirección de actores.

Pero Magda desde hace unos dos años dirige la División de espacios dramatizados de la televisión cubana, lo que la limita en su obra personal. En esa función ha sido la receptora de todo lo bueno y malo que se ha dicho de La cara oculta de la luna. Se ha leído centenares de cartas, en su casa no deja de ver un día la teleserie, ha discutido con funcionarios, con artistas y con televidentes para explicar la importancia de que el SIDA forme parte de un drama y que los destinatarios del mensaje, sepan cuánto se arriesgan con actitudes irresponsables.

¿Cuánto se ha sacrificado tu obra personal en función de desarrollar toda el área de dramatizados?

Un poco. En este momento solo puedo hacer un trabajo corto al año. Acabo de entregar a otro director una serie que Wicho García había escrito para mí, porque me parece injusto que unos buenos guiones estén esperando a que yo pueda dedicarles tiempo.

De todas formas, me involucro cuanto puedo en los procesos artísticos de los programas que produce la División, tanto como me lo permitan los directores. Me leo todos los guiones, les doy mi opinión sobre la selección del casting, sobre los conceptos estéticos que van a manejar, los apoyo en términos productivos, en fin, la experiencia que he podido alcanzar como directora, la pongo en función de los programas de los demás, por si les sirve de algo.

De alguna manera creo que es lo que se esperaba, porque si la Dirección del Instituto pensó en mí para dirigir la División, no creo que fuera por ser una buena dirigente o un buen cuadro -de hecho creo que nunca lo seré, pues tengo algunos defectos que son incompatibles con lo que se entiende que es un buen cuadro dirigente-, me imagino que fue porque yo tenía los deseos de que los programas dramatizados mejoraran en calidad y me acompañaba alguna experiencia como creadora.

De esta manera cumplo con mi deber y además me realizo. Si un programa de la División alcanza buena calidad y, además, gusta al público, me siento tan feliz como si fuera yo su directora.

Hablemos de La cara oculta de la luna. ¿Por qué una teleserie con un asunto tan polémico?

Cuando decidimos abordar estas temáticas en el espacio, estábamos convencidos de que surgirían diversas reacciones, no son temas que se acostumbran a tocar en el género de dramatizados aunque sí desde hace unos tres años estos asuntos son tratados por otros programas como Hablemos de salud y Vale la pena, de manera abierta y directa. Pero no han tenido el impacto que se deseaba, puesto que las estadísticas reflejan que el SIDA sigue propagándose, y conductas negativas como la promiscuidad y la asunción de la sexualidad de manera irresponsable continúan proliferando en nuestra población -que, a propósito, no presenta altos índices de contagio como la de otros países. Por esta razón y cumpliendo con la responsabilidad social que tenemos los realizadores de la televisión como primera línea de la Batalla de Ideas, se decidió asumir el dramatizado como el género ideal para sembrar mensajes, a través de la emoción y de la identificación de los espectadores con los dramas humanos. Para escribir y realizar esta telenovela se acudió a la asesoría de especialistas del Centro de Educación Sexual y del Centro Nacional de Prevención del VIH-SIDA, y todo lo que se refleja en ella forma parte de la realidad de nuestra sociedad

¿Qué ha pasado con la pareja de hombres?

La segunda historia incorporó un elemento novedoso en los dramatizados, que es el tratamiento de los hombres que tienen sexo con otros hombres, HSH, en dos de sus variantes: el homosexualismo y el bisexualismo.

La reacción del público está dividida. Unos están indignados con que el tema esté en pantalla, otros aplauden la iniciativa y otros piensan que de estos temas hay que hablar, pero no en este espacio.

Que existan los primeros, es absolutamente natural en personas con patrones sexuales que nos vienen de la cultura hispana, católica apostólica, donde el sexo es pecado y la homosexualidad un crimen. Ojalá la telenovela los haga entender que el respetar, reconocer y tolerar la existencia de patrones diferentes no los convierte en cómplices de lo que creen malo, sino que los hace seguidores del concepto de Revolución que nos ha dado nuestro Comandante cuando dice que «Revolución es igualdad y libertad plenas, es ser tratados y tratar a los demás como seres humanos».

Como responsable de los espacios dramatizados, ¿no te asusta un poco que la próxima entrega esté por debajo de las expectativas que dejará esta?

Nosotros tenemos un solo espacio dramatizado nocturno. Esto nos obliga a buscar un equilibrio en las temáticas y en los tonos. Lo que sí está claro para el espacio es que las próximas propuestas versan sobre la contemporaneidad, porque según los estudios realizados, esto es lo que el público cubano pide. Por ejemplo, Oh, La Habana, que es la telenovela que le sigue a esta, tiene numerosos conflictos de la actualidad, pero no tiene el tono trágico de La cara…. Así, los que rechazaron esta por la crudeza de los temas, se resarcirán, sin disgustar a los que quieren seguir viéndose reflejados en nuestros dramatizados.

¿Qué has sacado de La cara… para apoyar o no otros guiones insertos en la realidad cubana de hoy?

La experiencia ha sido muy favorable para apoyar otros proyectos con estas características. Lejos de lo que pudiera pensarse, hemos recibido todo el apoyo de las instituciones para seguir adelante con temáticas que implican cierto riesgo ante la opinión pública. Lo que se ha demostrado con esta telenovela es que se puede tratar cualquier tema, siempre que se haga con la debida asesoría de los especialistas y con la mayor responsabilidad posible. Lo he dicho varias veces: nuestro objetivo no ha sido escandalizar, sino que la población reflexione ante aspectos de la realidad que, a veces, por indeseables, tratamos de excluir de nuestras vidas, cuando cada vez más están tocando a nuestras puertas.

Freddy Domínguez procede de la radio donde sus guiones son muy bien recibidos, ¿acaso él y otros de ese medio no podrían integrar una más vasta y diversa fuerza que trabaje para la TV?

Claro que sí, y sé que la televisión está abierta a esta inyección de talento que podría venir de la experiencia única de la radio cubana. De hecho, no solo hemos incorporado a Freddy. También Cary Cruz, una escritora multipremiada de Radio Arte, está incursionando con nosotros y en este verano tendremos varias obras, de ella en Historias para contar, una dirigida por Roly Peña y otra por Rudy Mora. Sin embargo, no todos los escritores de la radio están dispuestos a adaptarse al lenguaje de la televisión. Ambos han sido receptivos a las indicaciones de los asesores y han trabajado con los directores de manera muy estrecha. Creo que de su disposición para ese trabajo colectivo ha dependido el éxito de la experiencia, sin restar importancia a que son dos escritores muy inteligentes y talentosos.

¿Qué cambiarías si pudieras de La cara…?

Me pones en un aprieto porque, como es sabido, cada director haría la misma obra de diferentes maneras, pero puedo señalarte que hay algunos detalles, como restar importancia a la búsqueda de actores para personajes aparentemente secundarios, como la selección equivocada de algunos temas musicales para las subtramas y la desmesura en la duración de algunas escenas, que son elementos que lastran la realización de La Cara....

Claro está, que desde que asumimos este proyecto en la División, sabíamos que era una obra de guión y actuación, porque la forma en la cual se iba a producir, iba a atentar contra un esmerado cuidado de la realización. Se necesitaba estar al aire en tiempo récord y además, escribir, ensayar, grabar y editar, todo simultáneamente. Esto no ha sido bueno para los resultados estéticos que están en pantalla, pero por otro lado se recibe la recompensa de que los televidentes agradecen un producto nacional que les interesa y los motiva.

¿Está cerca o lejos la TV cubana de ser siempre una propuesta cultural?

Ojalá pudiera decirte que estamos cerca de esto pero, aunque por principio soy optimista, también soy realista, y me duele mucho tener que aceptar que no todos los escritores, ni directores, ni realizadores que trabajan en la televisión están conscientes de esta necesidad y, por lo tanto, no hacen nada por mejorar ni su nivel cultural, ni su preparación, y la mayoría de las veces subordinan el rigor artístico con que debieran enfrentar sus obras a la inmediatez del medio y a las dificultades financieras y de recursos con las que trabajamos.

Sí podría decirte que la voluntad de elevar la calidad cultural de nuestra televisión está presente en sus principales directivos, no en todos, y que existen directores que se respetan y prefieren no hacer nada que hacer una obra que no tenga calidad. Eso ya es algo, ¿no te parece?