Recomiendo:
0

Otros hombres para otro proyecto

Fuentes: Rebelión

Una serie de hechos políticos y otros de no tan claro carácter, se han ido sucediendo en la realidad nacional de los últimos tiempos. Y es innegable que el gobierno, aún cuando los índices económicos pronostican un nuevo crecimiento cercano al 9% y mantiene su ofensiva política, ha comenzado a enfrentar una serie de nuevos problemas y contradicciones […]

Una serie de hechos políticos y otros de no tan claro carácter, se han ido sucediendo en la realidad nacional de los últimos tiempos. Y es innegable que el gobierno, aún cuando los índices económicos pronostican un nuevo crecimiento cercano al 9% y mantiene su ofensiva política, ha comenzado a enfrentar una serie de nuevos problemas y contradicciones un tanto difíciles de manejar con meros golpes de timón, especialmente si han sido producto de políticas elaboradas desde el propio gobierno y que no dieron los resultados esperados; otras que peligrosamente se instalaron a partir de acciones protagonizadas por sectores claramente asociados al entorno K; o las que provenientes de un siniestro pasado que pretende reinstalarse cobrando nuevas víctimas y desparramando amenazas, evidencia que siguen vivas.

A algunos de esos temas nos queremos referir en las notas que siguen.

¿Se acuerda de la transversalidad?

Aunque se diga que es por maldad, es imposible no recordarse de esta palabra cuando el 17 de Octubre mirábamos por TV las interminables escenas de pugilato en la Quinta de San Vicente. Pero en este tema como en muchos otros, especialmente cuando algo no sale como lo esperado, se saca el discurso/libreto del bolsillo y se repite más o menos siempre lo mismo. «Las cosas que suceden, -dijo Kirchner- no suceden por casualidad, hay que apuntar contra el Presidente, hay que apuntar contra Kirchner para frenar el cambio, frenar la justicia, frenar el nuevo país que necesitamos» (discurso en José C.Paz, 18-10) «Aprovecharon para perjudicarme; los incidentes fueron armados», dijo Moyano.

¿Se espera que alguien asuma responsabilidades? Se pierde el tiempo. En este juego, donde el victimario siempre se pone en el lugar de la víctima no puede haber responsabilidades. El «Pata» Medina, dirigente del gremio de la construcción de La Plata, tampoco fue, ya dijo. Y Quiroz, el hombre armado -según su abogado-, disparó por solidaridad. Sí, como lo lee. ¡Y agradezcamos entonces el gesto!

La lista que suplantaría al alicaído Moyano en la CGT después de los hechos provocados en el lugar donde iban a descansar los restos de Perón, es de terror. Mandamos a «notas» los nombres por si nos lee algún extranjero, porque aquí los conocemos a todos. Siempre los mismos. Inmutables, anacrónicos, traidores, llenos de plata, caricaturescos. No se puede delimitar donde está uno y dónde está el otro, quién le mueve el piso a quién hoy, porque seguramente ese lo dejará sin silla mañana al socio de ayer, y así. Porque como ya hemos dicho otras veces, representan una mafia, más unida o enfrentada por negocios (claro que si están cerca del poder mejor) que por posturas políticas o sindicales.(1)

Lo que más indigna es que nos sigan tomando el pelo con sus declaraciones, como ésta por ejemplo, hecha por uno de los «gordos»: «La caída de Moyano marcará el fin de un estilo de liderazgo hegemónico. Lo que viene es una conducción más horizontal y democrática»(2) Noooo! ¿quién les va a creer?  Mientras Kirchner no deja lugar a dudas de la responsabilidad de toda la dirigencia sindical de los desastres ocurridos en la Quinta de San Vicente el 17 de Octubre, sigue sin mencionar claramente a Moyano, su hombre de confianza. A su vez, no está claro si Moyano se dispone a renunciar o si resistirá en su puesto. Mientras tanto, tiene el respaldo de Juan Manuel Palacios (UTA), que tuvo que abandonar la conducción de su sindicato por la compra de un campo valuado en millones de dólares, y de Jorge Viviani (taxista), también acusado de quedarse con fondos de la obra social de su gremio. En fin, todos -sean de la corriente que sean- una perlita, como se diría.

La vieja política está aquí

¿Cómo no acordarse de los discursos del Presidente K cuando atacaba duramente a la vieja política. O como afirmó en su último discurso de José C. Paz, que quieren frenar el nuevo país que necesitamos. ¿Quiénes lo frenan? ¿Con quiénes hará ese país? ¿Con Moyano? ¿Con los gordos? ¿Con los dirigentes sindicales y políticos que el pueblo ya rechazó y en los cuales se sigue apoyando para gobernar?

El «que se vayan todos» de la rebelión popular del 2001/2002 sigue estando ahí, como una deuda pendiente, y a la que no se puede ignorar. Porque aún cuando desde las alturas se crea que «todo está en orden» porque el Presidente mantiene un importante apoyo popular y/o porque la economía sostiene una recuperación a lo largo del tiempo, el andamiaje institucional sigue muy enfermo. No se necesita sólo de un cambio de hombres que sean honestos, que no se corrompan, que estén realmente al servicio del país y de la gente. Eso es fundamental. Pero no habrá ese tipo de hombres sino se está decidido a luchar por otro proyecto de país y de sociedad. Y ello implica grandes decisiones políticas, las que sin dudas entrarían en contradicción con el férreo control que desde el poder se implementa. En vez del sumiso papel que ofrece el Presidente K a quienes lo apoyan: les pido que me ayuden, que me cuiden (dicho en el mismo acto de José C.Paz), lo que se necesita es liberar las muchas potencialidades, energías, saberes y experiencias que existen en el pueblo trabajador para que construyendo sus propias organizaciones tome en sus manos las fundamentales tareas que siguen pendientes de resolución, y a las que el gobierno no tiene la decisión política de impulsarlas. Desde el problema del hambre, pasando por el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda, la lucha por la reapropiación de los recursos naturales, de la energía, los transportes, hacia un proyecto de país independiente que cambie de raíz las relaciones sociales, económicas y políticas que nos sojuzgan. 

Un aparato represivo que no fue desmantelado

El secuestro y desaparición de Jorge Julio López no es un hecho aislado. Le han sucedido otros que vienen denunciándose con poco destaque por parte de los medios: el secuestro de un miembro de Hijos de Capital Federal durante algunas horas; la golpiza al yerno de una ex desaparecida de zona sur; las amenazas a jueces y testigos de juicios que se avecinan en distintos puntos del país; las grabaciones de reuniones de derechos humanos, etc., todo lo que indicaría que no se trata de puras amenazas sin consecuencias, sino de acciones ya perpetradas que requieren de cierta infraestructura técnica, relaciones, capacidad operativa, etc.. No creemos tampoco sea mera coincidencia el acto que se realizó por parte de Argentinos por la Memoria Completa en homenaje a los familiares víctimas de las acciones guerrilleras el último 5 de Octubre en Plaza San Martín y que convocó a varios miles de personas. Dicho acto, además, avanzó en propuestas políticas y no sólo de reivindicación de las FF.AA. durante el proceso militar. Así, el acto, a través de sus oradores reclamó claramente por el cese de los juicios y la amnistía para los represores. Con la fachada de «Memoria Completa», se logró ir metiendo el tema en la sociedad como problema «humano» (familiares en el dolor) para lograr de esta manera la vuelta pública de centenares de ex represores, la reivindicación del genocidio y la acción política a través de actos en las calles, de conquistar programas en medios de difusión masivos como los de Mauro Viale y Mariano Grondona.

Unos días antes del acto organizado en Plaza San Martín (5-10-06), el ex Presidente Bignone en la página web de Memoria Completa lanzó una carta a los jóvenes para que «terminen lo que nosotros no supimos ni pudimos terminar». Cuestionado fuertemente por esas declaraciones respondió muy suelto de cuerpo que la carta la había escrito tiempo atrás, que nada tenía que ver con el acto preparado para el 5 de Octubre, y que cuando se refería a «terminar» era la necesidad de reivindicar de una vez por todas la lucha de los militares contra la guerrilla y punto. (!!)

Los que han seguido de cerca el juicio contra Etchecolatiz -dice Adriana Calvo de Familiares de ex detenidos-desaparecidos saben que Etchecolatz hace lo que quiere. «Fue a la Cámara sin previo aviso, e insultó a los gritos a los jueces. Viéndolo hacer eso, en ese lugar, uno entiende lo que termina pasando…»

Evidentemente, existe una ofensiva política de los sectores más reaccionarios de la Policía y las FF.AA., (en retiro y también en actividad) que se sustenta en sectores civiles profundamente reaccionarios, lo que representa una base material de apoyo que sería bueno no subestimar. Y aunque hoy representen una minoría, han comenzado desde hace un tiempo a salir a la actividad pública no sólo a través de actos, sino también editando libros que presentan en lugares céntricos de las más importantes ciudades del país, organizando cenas, etc., y aunque la sociedad mayoritariamente hoy los repudia, pueden convertirse en un punto de referencia para algunos sectores descompuestos de la sociedad. Como mínimo, ese es uno de sus objetivos.

Lo grave es que existiendo una fuerza ampliamente mayoritaria en nuestro país con plena conciencia del significado del genocidio y dispuesta a luchar si se la convoca, el gobierno tenga una política de minimizar los hechos que se vienen sucediendo. Recordemos como Nilda Garré, Ministra de Defensa, hablaba hace pocos meses, el 20 de Junio de este año, de «no sobredimensionar» el tipo de actos que se realizaba ese día en el Círculo Militar por parte de miembros retirados de las FF.AA. reivindicando el proceso. Allí, evidentemente, por más retirados que sean, se le está hablando a quienes están en actividad para lograr influenciar en sus filas…

El retorno de polémicas y/o posturas como las que señalan que criticando al gobierno o tomando iniciativas por fuera de lo que se dice y hace desde la Casa de Gobierno favorecería a la derecha, representa una falacia derrotada por la vía de los hechos más desgraciados de nuestra historia. Justamente, el método perverso del secuestro tiene ya de por sí una profunda impronta desmovilizadora. No está el cuerpo, no aparece, todo puede haber ocurrido, se duda, se espera… Pero ésta no puede ser jamás la política de gobierno de un país que viene de vivir las peores horas negras de su historia, y menos que menos de un gobierno que ha hecho del tema derechos humanos y repudio al genocidio uno de sus baluartes. Se favorece a los reaccionarios si no se prevée,  si se tiene una política ligera, si se actúa lentamente frente a los hechos, si no se pone a disposición todo el aparato del estado y sus medios para movilizar a la sociedad toda, sin distinción de banderías…en todas las plazas de cada ciudad, de cada Provincia, cada rincón del país sea una única respuesta, no sólo para encontrar si fuera posible con vida a López, sino también y especialmente, para ganar la ofensiva encontrando y castigando a los culpables. ¿De qué sirve todo lo que se hicimos para los 30 años si no podemos responder a los primeros hechos que intentan recrear ese pasado?. Y si no lo enfrentamos así, mañana habrá otros… Intentarán seguir ganando espacio político, o trabando los juicios, o amenazando testigos u otras formas de amedrentamiento.

Cuando se habla de terrorismo de estado ello de por sí reconoce implícitamente que no es un simple tema gubernamental. Significa que todos los organismos de las FF.AA., de inteligencia y seguridad deben ser removidos de raíz. Una clara decisión política del gobierno en este sentido y en este preciso momento estaría -sin dudas- acompañada por las mayorías populares, lo que abriría paralelamente un profundo debate de qué tipo de instituciones armadas y de seguridad son necesarias y para qué objetivos, lo que no puede estar desprendido de un nuevo proyecto de país y de sociedad.

Movilizarnos unidos para redoblar esfuerzos unitarios que permitan esclarecer el secuestro del compañero López y castigar a los culpables es parte indisoluble de otra tarea que tenemos por delante, cual es la de garantizar que los juicios se concreten y que todos los represores queden en la carcel. Ello implica rodear a los testigos del mayor apoyo popular para que se sientan acompañados, apoyados y reconocidos por todo el pueblo por lo que hacen, que no es otra cosa que arriesgarse para defender a la sociedad toda. La movilización popular debería tener también como objetivo lograr el mayor rechazo social para que quienes asesinaron, torturaron como siguen reivindicando lo actuado e intentan recrearlo, tengan algún supuesto «derecho democrático». ¡Ningún espacio público para actos, ni páginas Web, ni librerías que ofrezcan sus títulos, ni espacios de televisión, radio, diarios o revistas para los genocidas y su propaganda de muerte!