Prat Gay dio sus primeros pasos en la política de la mano de Cavallo, quien lo propuso para el cargo de vicepresidente del Banco Central en las vísperas de la crisis de 2001, cuando Prat Gay aún era Director del área de Estrategia de Tipos de Cambio de JP Morgan. No ocupó el cargo porque […]
Prat Gay dio sus primeros pasos en la política de la mano de Cavallo, quien lo propuso para el cargo de vicepresidente del Banco Central en las vísperas de la crisis de 2001, cuando Prat Gay aún era Director del área de Estrategia de Tipos de Cambio de JP Morgan. No ocupó el cargo porque la oficina anticorrupción consideró inaceptable su designación por los evidentes intereses contrapuestos que violaban la Ley de Ética. Dio el salto a la presidencia del Banco Central en diciembre de 2002, designado por Duhalde durante su breve presidencia, cargo en el que duró hasta septiembre de 2004 durante la gestión de Nestor Kirchner. Luego integró los equipos técnicos de la Coalición Cívica ARI (CC ARI), hasta que en junio de 2009 fue candidato a diputado por Acuerdo Cívico y Social (un frente electoral formado por la UCR, CC ARI y el Partido Socialista) con el que obtuvo su banca. En 2013 integró el frente electoral UNEN (UCR, CC ARI, Libres del Sur y Proyecto Sur de Pino Solanas) como candidato a Senador, pero esta vez perdió frente a Pino Solanas en las primarias. Luego en 2015 fue designado por Mauricio Macri como ministro de Hacienda y Finanzas.
Prat Gay pasará a la historia por su famosa confesión de parte, el octeto «no sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé, no sé» que nos explica sus preferencias ideológicas, pero su legado a la posteridad argentina sin duda es más duradero y metálico. Éste empieza por su rol como presidente del Banco Central donde actuó en representación de los intereses de la banca internacional encubriendo el desfalco del vaciamiento de las reservas bancarias en dólares sucedido antes de la caída de la convertibilidad. Este desfalco, le permitió a la banca internacional deshacerse de títulos públicos por un valor de casi 20 mil millones de USD y canjearlos por dólares [1]. Mario Cafiero, uno de los fundadores junto a Elisa Carrió de CC ARI (un partido cuyo principal objetivo y mecanismo de promoción ha sido el de hacer denuncias seriales altisonantes) es uno de los denunciantes de las maniobras de Prat Gay y se distanció del CC ARI cuando Carrió decidió no continuar con las denuncias a las finanzas internacionales y, por el contrario, incorporaron a Prat Gay en sus filas. Otro de los legados de Prat Gay está vinculado a la fuga de capitales. De acuerdo a una comisión del congreso, en 2001 Prat Gay fugó del país 800 mil dólares (véase la denuncia de Graciela Ocaña, también ex integrante del CC ARI), pero además, desde su función de burócrata de la banca internacional, ayudó a fugar millones de dólares a empresas y millonarios. Arbizu, ex vicepresidente del JP Morgan, denunció que Prat Gay era uno de los organizadores de la fuga. La misma se hacía vía transferencias electrónicas que no pasaban por los canales legales, denunció que manejaba cuentas en el exterior para especular en el mercado de cambios contra la moneda argentina y que era apoderado de las cuentas en guaridas fiscales de la millonaria del cemento Amalia Fortabat (un hecho documentado en los Panamá Papers). En el trágico incendio de Iron Mountain en 2014 [2], donde fallecieron 9 personas, se denunció que desaparecieron un 60% de las cajas con información del JP Morgan que contenían la información probatoria de los delitos.
Esta elemental carencia de ética en la conducta de Prat Gay que no superaría el menor escrutinio público en un país donde reinara un mínimo de justicia, en la Argentina de 2016, sin embargo, seguramente fue el atributo principal que le permitió lograr una gran sintonía con el presidente, otro evasor serial comprobado, que lo nombró en uno de los cargos más importantes de su nuevo gabinete, «el mejor equipo de los últimos 50 años».
Por si estos antecedentes fueran poco, Prat Gay, como Ministro de Hacienda y Finanzas desde el 10 de diciembre de 2015, dejó a la posteridad de los argentinos y la humanidad un año memorable que no podremos olvidar fácilmente. Comenzó devaluando la moneda un tercio, lo que se tradujo en una pérdida para el Banco Central por 5.100 millones de dólares, que fue a parar a manos de quienes especularon en contra del peso. Esa pérdida no habría ocurrido si la devaluación hubiese ocurrido después de junio cuando vencían los contratos a futuro. Si recordamos que la especialidad del exministro en el JP Morgan eran las apuestas cambiarias, podemos especular que quizás fue él quien le recomendó al presidente prometer en campaña que no devaluaría, y que luego lo convenció (junto a otros apostadores del mejor equipo de los últimos 50 años como los dos nuevos ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne y de Finanzas, Luis Caputo), para que lo hiciera. El acuerdo con los fondos buitres, un sector repudiado incluso por el capitalismo financiero internacional, es otro de los trabajos para las finanzas internacionales que hizo Prat Gay para que Argentina «vuelva al mundo», pero que nos costó unos 12.000 millones de dólares. También redujo o eliminó las retenciones a las exportaciones agrícolas por un monto que representa unos 4.000 millones de dólares, a lo que se suman otros 220 millones de dólares por la eliminación de las retenciones a las exportaciones mineras. La inflación acumulada en el año sumará un crecimiento superior al 40%, que implicará una caída del salario real superior al 6%. Todos los indicadores de actividad productiva, como industria, construcción y servicios, registraron importantes retrocesos en 2016.
A pesar de esto, los economistas ortodoxos señalan dos grandes éxitos de la gestión de Prat Gay: haber devaluado y contenido el valor del dólar en torno a 16 pesos, y haber moderado la inflación hacia el final del año. Sin embargo, si tenemos en cuenta que la inflación se ha moderado gracias a la fuerte contracción de la actividad económica que muestran todos los indicadores de consumo y producción, y que el dólar se contuvo gracias a una emisión de títulos del Banco Central que ofrecen rendimientos de más del 20% en dólares y que representan nuevo endeudamiento, es evidente que estos dos «supuestos» logros, son más bien una muestra de los desequilibrios macroeconómicos generados en tan poco tiempo de gestión. El mayor legado para nuestras espaldas y la de nuestros hijos que deja Prat Gay es la deuda. Si se suman las emisiones de deuda en dólares junto a las emisiones de títulos del Banco Central (Lebacs), la nueva deuda se eleva a 90 mil millones de dólares. Este monto de deuda generado en apenas un año, equivale a la deuda generada por el menemismo durante toda la convertibilidad. Es difícil saber si Prat Gay sale del gobierno por los malos resultados macro o por antipatías con otros integrantes del mejor equipo de los 50 años. La única certidumbre que tenemos, de acuerdo a los perfiles profesionales de sus sucesores, es que lo que vendrá será peor.
Los gobiernos pueden o no ser éticos al igual que las personas. Es usual que personas no éticas trabajen en gobiernos éticos, y se aprovechen de la dificultad que significa combatir la corrupción circunstancial para enriquecerse. Ese es un grave problema. Pero el mayor problema es cuando personas no éticas, como Prat Gay, actúan en gobiernos no éticos, como el de Macri, porque es entonces cuando la corrupción toma la forma institucional que permite grandes y multimillonarias transferencias de ingresos hacia los sectores favoritos del poder a costa del bienestar de las mayorías. Zaiat bautizó al mejor equipo de los 50 años como CEOcracia. A mi entender es un error, porque CEOcracia es un oximorón. No hay ninguna posibilidad de que los CEOs sean una cracia (gobierno), al menos, no de la buena. Habrá que buscar otros apelativos, el primero que se me ocurre, empieza con Clepto…
Notas:
[1] Lázaro Llorens http://proyectonacional.files.wordpress.com/2009/06/prat_gay.pdf
[2] Empresa multinacional de custodia de documentos corporativos, cuyas instalaciones no parecen muy bien custodiadas ya que han sufrido incendios en EEUU, Reino Unido, Italia, Canadá y Argentina, donde además se comprobó que el incendio fue intencional.
Artículo publicado en: http://www.celag.org/prat-
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