Es cierto que los medios generadores de noticia y corrientes de opinión, es probable que no sean una excepción al envilecimiento que asuela a todas las instituciones de este país. Y cierto también, que a veces preferiríamos ignorar hechos que más nos indignan cuanto menos posibilidades tenemos de evitarlos. Pero una democracia opaca, controlada por […]
Es cierto que los medios generadores de noticia y corrientes de opinión, es probable que no sean una excepción al envilecimiento que asuela a todas las instituciones de este país. Y cierto también, que a veces preferiríamos ignorar hechos que más nos indignan cuanto menos posibilidades tenemos de evitarlos. Pero una democracia opaca, controlada por clanes, familias o mafias de falsos políticos es peor que una dictadura militar en la que todo el mundo sabe a qué atenerse. Lo mismo que es peor vivir oyendo la cantinela del pregón de que todos somos libres e iguales, y asistir luego al expolio de lo público por norma comprobando que hay castas impunes que viven como si fueran superiores, cuya «superioridad» consiste en carecer de conciencia social y regirse por la bellaquería.
¿Qué se supone que quiere esta bullanguera gente de los bocazas políticos tan preocupados por la imagen del país cuando un juez toma la peligrosa decisión de imputar a la hija del rey? ¿No está ya suficientemente desacreditada la marca España, como para imaginar que si el juez no hubiera imputado a esa señora, hubiera agravado mucho más el maltrecho prestigio de la justicia y del país? ¿Acaso silenciar, solapar, meter debajo de la alfombra todos estos escándalos, como hacen las dictaduras con sus crímenes, hubiera contribuido a ensalzar y a mejorar por fuera y por dentro la imagen del parlamento, la imagen de la justicia, la imagen de la realeza, la imagen de los políticos?
Todo lo que viene destapándose desde que la crisis (para la mayoría, causa de enriquecimiento injusto para minorías), apareció en escena, es tremendo. Pero si en lugar de noticias que ponen en evidencia la condición de auténticos forajidos de muchos de los miembros de la clase dirigente, hubieran circulado simples rumores sobre los mismos hechos sin la cobertura de los medios, tengamos por cierto que el mundo entero tendría no ya la sospecha sino la certeza de que lo que hay en este país no es una democracia, sino una prolongación de la dictadura franquista con la tapadera de una monarquía siniestra…
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