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Prensa española y neoliberalismo I

Fuentes: Rebelión

A partir de un análisis realizado sobre las reuniones del FEM y el FSM [i] se constata que cada uno de los periódicos analizados (El País, El Mundo, ABC y La Razón) crea un eje discursivo que genera la ilusión de variedad en la posición ideológica de las informaciones, cuando en el fondo sólo se […]

A partir de un análisis realizado sobre las reuniones del FEM y el FSM [i] se constata que cada uno de los periódicos analizados (El País, El Mundo, ABC y La Razón) crea un eje discursivo que genera la ilusión de variedad en la posición ideológica de las informaciones, cuando en el fondo sólo se defienden pequeñas variaciones del mismo modelo de desarrollo etnocentrista sustentado por la ideología neoliberal.
 
En la ideología neoliberal existen una serie de conceptos que se sitúan en el núcleo de este sistema de ideas:
 
­ Mercado: es el espacio donde los ciudadanos se intercambian sus productos, servicios y trabajo. Esta definición parte de la construcción del mercado de competencia perfecta; imagina a la sociedad reducida a la suma de individuos que la componen [ii], que guiados por comportamientos racionales les conducirán a las decisiones correctas. Es así que junto con la ausencia de intervención y regulación de fuerzas opresoras como el Estado, el mercado alcanza el equilibrio perfecto, quedando demostrada su capacidad de autorregulación. La mano invisible del mercado aplacará los vicios del egoísmo privado en beneficio del conjunto implantando la soberanía del consumidor.
 
­ La Economía es la disciplina rectora de la sociedad y los individuos. El nivel social y axiológico se subordina a las variables y parámetros que tratan de explicar el funcionamiento de los mercados, adoptando métodos propios de la Física y las Matemáticas. «Es la razón económica como razón suprema»[iii]
 
­ El modelo occidental de Desarrollo nace de la aplicación generalizada de la técnica y la ciencia a la producción. El éxito de este desarrollo se mide en términos cuantitativos: el crecimiento económico, cuantificado a partir de los indicadores macroeconómicos convencionales. Este desarrollo y crecimiento terminará por resolver los problemas sociales, por lo que toda actividad social, cultural, individual, debe subordinarse al nivel tecno-económico. Este desarrollo está liderado por Estados Unidos, seguido de las sociedades europea y japonesa; las demás sociedades están «insuficientemente desarrolladas» y, ansiosas de alcanzar este nivel de progreso, reclaman los medios para tal fin. La globalización les ofrece una oportunidad a aquellos países que acepten este reto y sepan integrarse dentro del sistema.
 
­ El Estado se convierte en un instrumento de opresión cuando ejerce su control sobre las empresas y la banca privada; su actitud paternalista frena la iniciativa y la eficacia empresarial, hace que los problemas económicos empeoren. Las empresas públicas de comunicaciones, energía y transporte han tenido como consecuencia los monopolios estatales, la ineficiencia burocrática, el enriquecimiento de sectores públicos y los consecuentes déficits y deudas. En los países en vías de desarrollo, el intervencionismo ejercido por los gobiernos es una de las causas de la pobreza mundial por haber permitido ministerios dirigidos por burócratas ineficaces que han contribuido con sus costes administrativos al «déficit» del país y que generan unos beneficios más que dudosos para los ciudadanos. Destinan grandes presupuestos a los servicios sociales, cuando es la iniciativa privada la que podría realizar de una manera más efectiva estas funciones. Para obtener los recursos necesarios que sustenten la ineficacia del aparato estatal se han apoyado en un sistema fiscal inútil, en préstamos internacionales que elevan la deuda pública y en la creación de dinero, medida inflacionaria que provoca fuertes devaluaciones. El papel del Estado debe ser el de reprimir la fuerza de los sindicatos y controlar la política monetarista para conseguir la estabilidad monetaria; para lograr este objetivo es necesaria una disciplina presupuestaria que rebaje los impuestos en particular sobre los ingresos más elevados y recorte los gastos sociales. Con estas reformas fiscales se incitará a los agentes sociales a ahorrar y a invertir, y el incremento de los beneficios y los ingresos de los más ricos propiciarán la inversión, un mejor rendimiento de los recursos y por consiguiente una mayor creación de empleo y bienestar social. Debe erradicarse cualquier limitación por parte del Estado al libre funcionamiento de los mecanismos del mercado: desregulación, liberalización y privatización. Una vez alcanzada la estabilidad monetaria y activadas las principales medidas del proyecto neoliberal (desfiscalización, limitación de las cargas sociales, desreglamentación etc.) el crecimiento se recuperará naturalmente.
 
­ La palabra Democracia es sinónimo de libertad, desregulación y libre mercado. Deben controlarse los excesos que produjeron las democracias en épocas pasadas, como el control sobre los capitales, sobre el banco central o la influencia que llegaron a adquirir los sindicatos.
 
­ El Desempleo surge como resultado de la legislación laboral, la protección social y la existencia y actividad de los sindicatos. Es por tanto el resultado de un exceso de oferta (individuos que ofrecen sus servicios laborales en el mercado de trabajo) sobre la demanda (puestos de trabajo que ofrecen los empresarios) a los precios (costes laborales) que incorporan la protección social y las limitaciones que el Estado impone al despido libre. Para conseguir el equilibrio del mercado de trabajo, o se reduce la oferta mediante la salida de muchas personas del mercado de trabajo, o se reduce el salario real, o lo que es más relevante para el empresario, el costo de la mano de obra, donde estaría incluido la facilidad y el abaratamiento del despido[iv].
 
­ Las instituciones internacionales han perjudicado al desarrollo porque han ignorado las potencialidades del mercado. Con donaciones y préstamos se les quita a los pueblos el incentivo y la motivación para ayudarse a sí mismos. Se deberían suprimir todos estos organismos que se dedican al desarrollo porque así se fortalecerían los mercados y éstos sacarían a los países subdesarrollados de la miseria. O por lo menos que sujeten sus préstamos a condiciones de política de ajuste estructural para implantar la democracia y el sistema de libre mercado: bajar impuestos a los grandes empresarios e inversores, reducir el gasto social y potenciar en este sector la iniciativa privada, liberalizar el comercio exterior, privatizar empresas públicas para recortar el gasto público.
 
Ejes discursivos

El periódico El País, se posiciona en el concepto definido por Samir Amin[v] (2002) como neoliberalismo de rostro humano, es decir, que no cuestiona la actual globalización, aunque defiende la necesidad de introducir ciertas reformas que aplaquen sus efectos negativos. Los actores que protagonizan esta tendencia y mediante los que legitima sus propuestas ideológicas, pertenecen principalmente a la izquierda institucionalizada de los países desarrollados, esto es, la social-democracia europea y los demócratas estadounidenses, aunque también hay cabida para las tendencias europeístas que proceden de partidos de derechas. A estos actores se les atribuyen posturas donde se busca el diálogo social y el consenso entre naciones como medio para resolver los conflictos y aplacar la crisis de la globalización.
 
Los conceptos que forman el núcleo su discurso serían: desarrollo, economía, diálogo social, consenso, democracia, respeto a la legalidad internacional, instituciones internacionales….Su concepto de Desarrollo coincide con la doctrina neoliberal y se define como el progreso tecno-científico cuantificado en variables macroeconómicas; aunque considera que una vez alcanzado un cierto nivel de desarrollo, se introduzcan reformas sociales procedentes de los gobiernos para repartir riqueza. Por lo tanto su teoría se desvincula del concepto de Estado de los neoliberales más ortodoxos que abogan porque éste, intervenga cada vez menos en la economía y se reduzcan los derechos laborales y sociales. En la práctica ceden a las presiones de las grandes empresas y de la banca privada, pero se muestran más reticentes para rebajar los impuestos y recortar gastos sociales ya vigentes, sobre todo por el efecto que pueda causar entre la opinión pública que forman sus votantes. Continuando con el concepto de desarrollo, se muestran partícipes con la idea de que los países ricos ayuden a superar la situación de Subdesarrollo y Pobreza, mediante políticas macroeconómicas saneadas y la liberalización del comercio mundial, que impulsará la competitividad entre los países y los agentes económicos. Pero aquí se encuentra con algunas contradicciones, como las medidas proteccionistas hacia la producción propia y que perjudica a los países en vías de desarrollo. Las funciones de las instituciones internacionales no se corresponden con la ortodoxia neoliberal, ya que se defienden sus competencias. No se cuestiona el papel de la Economía como disciplina rectora de los demás ámbitos sociales y está implícita su defensa. Conecta el Desarrollo y la Democracia con la economía pero desconecta la economía y el colonialismo económico con el terrorismo.
 
El Mundo se adhiere a todas las propuestas neoliberales, excepto cuando se trata de cuestionar el papel asignado a las instituciones internacionales, que los neoliberales más ortodoxos cuestionan al considerar que suponen un freno al desarrollo de los mercados. La Economía aparece como disciplina rectora sobre la política y los temas sociales; las políticas económicas de desregulación y liberalización se consideran las óptimas para obtener unos índices económicos saneados e impulsar la recuperación económica. El Estado debe intervenir lo menos posible en la economía, salvo para continuar implantando estas medidas. No se cuestionan las funciones de las Instituciones Internacionales, por lo que no se suma a las posturas neoliberales más ortodoxas. El Desempleo disminuye cuando se introducen políticas de liberalización del mercado de trabajo.
 
En su discurso está implícito que para aplacar los males de la globalización lo que debe suceder es un cambio en la moral de los empresarios y ejecutivos, por lo que se invoca la necesidad de una autorregulación o autocontrol de la economía.
ABC destaca e implícitamente legitima el papel rector que dentro de la sociedad mundial ejercen los líderes económicos e introduce ciertos postulados liberales que contradicen la nueva economía. La Economía es la disciplina rectora de la sociedad por lo que resulta determinante en la resolución de los problemas mundiales: las propuestas de soluciones deben partir de los líderes económicos. La Democracia y el rol que debe desempeñar los Estados quedan minimizados, pues las propuestas sobre cómo afrontar los problemas no parten del debate y la voluntad popular, sino de los líderes económicos. El concepto de Desarrollo para los países menos avanzados es semejante al de los anteriores soportes: seguir políticas de ajuste estructural que ofrezcan seguridad a los inversores, industrializar el país y por último introducir reformas sociales. El desarrollo por lo tanto se reduce al desarrollo económico cuantificado en variables macroeconómicas. Cuando se aborda la desregulación de capitales, se expresan opiniones contradictorias, existiendo una crítica a la liberalización de capitales desde posturas liberales.
 
El periódico La Razón, escoge como actores principales de sus artículos a líderes políticos conservadores que defienden el orden internacional, protegiendo Nuestros valores del peligro de incivilizados, violentos o comunistas, mediante un discurso ortodoxo en el sentido de que no parece dudar de la verdad única y absoluta que defiende. Según este medio las funciones más destacables que asume-o debe asumir- un Estado son, la del monopolio de la fuerza para defender la libertad y el orden internacional, y la de promulgar medidas económicas que permitan obtener unas variables macroeconómicas saneadas. Las decisiones de la ONU pueden sustituirse por una coalición internacional cuando existe un peligro inminente, lo que supone un debilitamiento de su legitimidad como institución internacional. El concepto de Desarrollo y en concreto sobre los países menos avanzados coincide en los esencial con los demás soportes: los países ricos pueden ayudar al desarrollo de los menos avanzados y no establece ninguna vinculación entre esta situación de Subdesarrollo y las intervenciones de las potencias económicas. La receta para que salgan del subdesarrollo es introducir la industrialización y, más tarde, medidas socialistas, para generar una clase media. Sus axiomas, principios y conceptos son muy rígidos, no reconoce desacuerdos entre ellos y la realidad.
 
Cuando tratan el tema de la guerra contra Irak, El País y El Mundo adoptan una posición contraria a la guerra. El Mundo por sus efectos en la economía y porque esta resolución no respeta las resoluciones de la ONU. El País incorpora estas líneas argumentativas dentro del conflicto político e ideológico que enfrenta a demócratas estadounidenses y a europeos (encabezados por Francia y Alemania) con la Administración republicana. Cuando aparece este tema al cubrir la información de Porto Alegre, los dos medios destacan la actitud pacifista del Foro con dos diferencias: El Mundo relata algún comportamiento cargado de violencia simbólica contra Estados Unidos, mientras que El País destaca el apoyo de la ONU a la postura antibélica del foro. ABC mantiene una postura ambigua primando las especulaciones sobre las consecuencias de este conflicto en la economía. La Razón se posiciona claramente adoptando las justificaciones esgrimidas por el gobierno del presidente Bush.
 
Cuando el protagonista de las informaciones es el recién elegido mandatario brasileño en 2003, Lula da Silva, todos los medios coinciden en adjudicarle el rol de vínculo entre los dos grandes foros mundiales. En todos los medios aparece Lula representando las ideas de Porto Alegre y abanderando la lucha contra el hambre, objetivo que suscita la adhesión de todos los medios, pero incidiendo además en otros aspectos: El Mundo y ABC destacan la necesidad, reclamada por el dirigente brasileño de terminar con el proteccionismo de los países ricos para lograr una mayor liberalización del comercio. El País adopta también esta perspectiva pero dentro de un contexto más amplio, donde asemeja el modelo de desarrollo propuesto por Lula al desarrollado por Felipe González en España. La Razón introduce su preocupación por ciertas contradicciones en los contactos de Lula y su temor al comunismo.
 
Si se trata de analizar la relevancia de la reunión del FEM el periódico ABC es el ofrece mayor relevancia a esta información: justifica la existencia y utilidad del FEM, centrándose en la figura de su presidente pero también introduce una crítica a los tiempos de la nueva economía. El País defiende la gestión del FEM desde la llegada al mismo de su director, de ideología social-demócrata, y niega la crisis del Foro. El Mundo lo inserta como un tema secundario, resaltando la reacción de esta organización ante la crisis de globalización. La Razón apenas aporta información al respecto.
 
En cuanto a la reunión del FSM, además del protagonismo que todos los medios asignan a Lula en esta tercera edición, cada periódico centra su discurso de diversas formas: El Mundo desarrolla las manifestaciones realizadas desde Porto Alegre. El País asume la crisis de la globalización, identifica algunos movimientos y propuestas y legitima el Foro mediante la atención y participación de personalidades. La Razón asimila la ideología dominante en el FSM a la comunista, identificándola con regímenes totalitaristas de izquierdas y centrándose en la crítica al Foro Parlamentario Mundial.
 
Si de que se trata es de cubrir los temas económicos, ya se ha mencionado que ninguno de los periódicos cuestiona el actual modelo de desarrollo, pero existen diferentes matices en los ejes discursivos: El Mundo defiende la continuación de las políticas de desregulación y liberalización económica pero con una pequeña crítica a la dependencia que soportan los resultados empresariales por parte del capital financiero. El País se posiciona en una tercera vía, lo que implica la necesidad de introducir algunas reformas. La Razón se alinea con las prácticas económicas neoliberales más radicales, representadas por las políticas de Estados Unidos. ABC lo trata como un tema secundario, vinculado a la identidad del FEM y parece posicionarse en la teoría liberal al introducir algunas críticas sobre la nueva economía y la libertad de movimientos de las finanzas.
 
Con el terrorismo, El Mundo y El País relacionan este tema con el problema palestino, la miseria y los paraísos fiscales. El País incorpora estos temas a su posición ideológica, contraria a la política antiterrorista de Estados Unidos, posición ésta que no se hace tan explícita en El Mundo. Este último, con una relevancia secundaria y de manera implícita defiende la educación en los valores occidentales para luchar contra el terrorismo. ABC ofrece justificaciones a la política de Estados Unidos y en el mismo eje se sitúa La Razón, pero ofreciendo además cobertura a la lucha antiterrorista del gobierno colombiano.
 
Por último, todos los medios se sitúan contra el dirigente venezolano Hugo Chávez, aunque se perciben algunas diferencias. El Mundo y El País sugieren actitudes populistas y anti-democráticas del presidente de Venezuela. ABC y La Razón lo identifican con regímenes comunistas y totalitaristas.



[i] El siguiente artículo recoge algunas de las conclusiones de la tesis defendida en junio de 2005 en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM: El tratamiento mediático de la globalización: aproximación analítica al discurso de la prensa española.
[ii] AMIN Samir. «De las seudo-matemáticas al cibermercado» VARIOS AUTORES. Pensamiento crítico vs pensamiento único. Haro Tecglen, Eduardo (prol.). Madrid: Debate, 1998; p. 55
[iii] NAREDO, JOSE MANUEL «Sobre el pensamiento único». Ibídem; p. 32-38
[iv] Luis de Sebastián SEBASTIÁN, LUIS «El neoliberalismo» Dyma, revista de ingeniería e industria, julio, agosto, septiembre de 2003.
[v] AMIN, Samir «Convergencia en la diversidad de los movimientos sociales». DÍAZ-SALAZAR R. Justicia global. Las alternativas de los movimientos sociales del Foro de Porto Alegre. Icaria, 2002; p.342.