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«Progresismo» y kirchnerismo, vieja política y nuevo verso

Fuentes: LVO 169

Del llamado progresismo kirchnerista proviene el uso abusivo de la máxima del comunista italiano Antonio Gramsci sobre la relación entre lo viejo que aún no muere y lo nuevo que no termina de parir En palabras de José Nun (Secretario de Cultura del gobierno y modelo del intelectual progresista pasado al campo presidencial) «No hay […]

Del llamado progresismo kirchnerista proviene el uso abusivo de la máxima del comunista italiano Antonio Gramsci sobre la relación entre lo viejo que aún no muere y lo nuevo que no termina de parir

En palabras de José Nun (Secretario de Cultura del gobierno y modelo del intelectual progresista pasado al campo presidencial) «No hay más remedio que construir lo nuevo con lo viejo, y desde este punto de vista no dio suficiente resultado una transversalidad concebida como alianza con sectores no peronistas que garantizasen el éxito electoral. Una de las razones por las cuales esto no dio resultado es precisamente por la división interna del peronismo. Frente a esto quedaba, a mi juicio, una sola opción válida: dar una lucha frontal como la que está dando el kirchnerismo para constituirse en mayoría indiscutida en el movimiento peronista (…) confío, fuertemente, que después de octubre (…) haya una redefinición táctica y sobre todo estratégica que nos permita dos años de gobierno de Kirchner que sean francamente progresistas.»

De la alianza con Duhalde a la alianza con… los punteros de Duhalde

Como bien señala Nun el llamado transversalismo -las dispersas fuerzas y figuras centroizquierdistas y nacionalistas- fracasó. Así lo nuevo que debería ser un partido de centroizquierda tiene que transitar obligadamente a través de lo viejo del peronismo. El resultado: nuevamente el centroizquierdismo sale a rescatar a los partidos patronales en crisis como hicieron con la UCR formando la Alianza. Hoy actúan como salvavidas de los políticos peronistas que buscan reciclarse, ya sea dentro del PJ o en un nuevo partido en el futuro. Así la mutación del kirchnerismo resulta en un conglomerado de ex menemistas y ex duhaldistas unidos al «proyecto» merced al uso oficial de las cajas oficiales y las prebendas clientelares, propias de la vieja política.

El dicho criollo de que se están tragando algunos sapos -palabras del piquetero oficialista Luis D’Elia- califica mejor la actitud del progresismo kirchnerista que la máxima gramsciana con que enaltecen su opción por el gobierno.

Lo viejo y lo nuevo. Lucha de clases

Lo verdaderamente nuevo en la situación argentina hay que buscarlo no en los vericuetos de la política burguesa que exalta Nun sino en la recomposición del movimiento obrero. Si bien las luchas son esencialmente reivindicativas y no se elevan al plano del enfrentamiento político al gobierno -excepción allí donde el estado es patrón y los dirigentes responden a las bases- están abonando un cambio de actitud en los trabajadores. Un proceso de politización y reflexión acompaña la experiencia del movimiento obrero donde priman las ilusiones en los cambios desde arriba, pero también la experiencia de recuperar la unidad y la fuerza de clase. De desarrollarse la lucha de clases la conciencia obrera va a chocar con la miseria del reformismo que propone un gobierno al servicio exclusivo de las grandes patronales y el imperialismo. Si bien en lo inmediato los trabajadores probablemente voten a las listas del kirchnerismo o del PJ duhaldista, la crisis actual del peronismo y la persistencia de la actividad obrera, proyectan un escenario donde la emergencia de nuevas fuerzas políticas, señalan contradicciones que pueden abrir brechas para luchar por la independencia política de los trabajadores. La conformación del Frente PTS-MAS tiene por objetivo frente a las elecciones de octubre de fortalecer una perspectiva socialista y de autonomía política de la clase obrera.