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Publicidad encubierta del máximo mandatario otánico en Público

Fuentes: Rebelión

Como muchas otras cosas, también aprendimos de Manuel Sacristán la distinción entre propaganda y publicidad. No hay nada criticable en difundir y dar a conocer ideas, en propagar posiciones políticas y filosóficas documenta y verazmente; sí que es criticable, en cambio, publicitar, engañar a la ciudadanía, dorar píldoras venenosas, envolver con vestidos de seda y […]

Como muchas otras cosas, también aprendimos de Manuel Sacristán la distinción entre propaganda y publicidad. No hay nada criticable en difundir y dar a conocer ideas, en propagar posiciones políticas y filosóficas documenta y verazmente; sí que es criticable, en cambio, publicitar, engañar a la ciudadanía, dorar píldoras venenosas, envolver con vestidos de seda y música de Bach y Mozart territorios e intereses insertados en las profundidades del mal social y de los grupos que lo controlan y dirigen.

Un ejemplo de estos tiempos, malos, muy malos para la lírica y el sentido común ilustrado.

Espero equivocarme pero los indicios se acumulan con escasa posibilidad de errar: Público parece querer recorrer el mismo sendero que recorrió el antiguo diario independiente de las mañanas antes de devenir global y apoyar sin vacilación ni temblores toda causa neoliberal que se ponga por delante y mostrar bien a las claras que primero hay que alimentar el estómago insaciable -negocios latinoamericanos por ejemplo- y después ya se hablará un nanosegundo de moral y otras delicatessen si la ocasión llegase: apoyos a golpes de Estado: pongamos que hablamos de Venezuela.

El marco bifronte del sendero que parece que se desea proseguir: artículos de interés e incluso rebeldes (pienso, por ejemplo, en el que publicó José A. González Casanova glosando la inolvidable figura de Alfonso Carlos Comín el pasado lunes, 25 de enero) junto a escritos publicitarios firmados (y no siempre escritos desde luego) por intelectuales orgánicos de las aristas más duras y menos recomendables del establishment. ¿Recuerdan el artículo de finales de diciembre del embajador de Israel defendiendo falsaria y falazmente la justicia del Estado étnico judío de Israel? ¿Tienen en mente el panfleto anticastrista de Luis Yánez que aprovechando que el Tajo pasa por Moldavia y que su viaje cubano no logró consumarse arremetió contra la historia de los comunismos, sin matices ni distinciones? Hoy Público nos regala otra joya más, ésta es inolvidable.

El artículo se titula -tomen nota- «Mujer, paz y seguridad» y aparece en la página 7, la página central de la sección «Opinión». Está firmado por Catherine Ashton, la alta representante y vicepresidenta de la Comisión Europea; Anders Fogh Rasmussen, el secretario general de la OTAN y Margot Wallström, vicepresidenta de la Comisión Europea. He escrito bien: una tríada en la que asoma, como figura destacada, el máximo representante de la alianza militar imperial.

No vale la pena analizar con detalle ninguna de sus «reflexiones». No pierdan el tiempo. Reproduzco uno de los fragmentos para que oteen la insidia que puede alcanzarse después de señalar, en las líneas iniciales del artículo, que la violencia sexual se ha convertido en un instrumento de la guerra moderna. La mayoría de las víctimas son mujeres de todas las edades, pero a menudo muy jóvenes; los resultados son embarazos no deseados, infección por VIH y estigmatización social.

¡Denuncia de la violencia sexual como instrumento de la guerra moderna! ¡La obertura está firmada por el máximo representante de la OTAN! Luego continúa, claro está, por el mismo sendero falsario:

[…] Junto con sus países socios, la OTAN también está examinando sus políticas y programas y procura intensificar su cooperación con otros agentes internacionales. Los mandos estratégicos de la OTAN han publicado recientemente una directiva militar para la aplicación de la resolución nº 1325 [una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre las mujeres, la paz y la seguridad] en todas las operaciones dirigidas por la OTAN. Se han creado asesores en materia de género para asistir a los mandos militares de alto rango en Afganistán. Sobre el terreno, los equipos de mujeres especialistas han tenido mucho éxito a la hora de crear confianza mutua entre las fuerzas dirigidas por la OTAN y las comunidades locales. Sin embargo, la OTAN también debe hacer más por crear las capacidades necesarias e integrar plenamente las perspectivas de género.

¡Confianza entre las fuerzas otánicas y las comunidades locales! Pero ¿de qué mundo están hablando?

El artículo, si queremos llamarlo así, finaliza con las siguientes palabras:

El último término, si no reforzamos los derechos y las responsabilidades de las mujeres a escala mundial, muchos de nuestros objetivos en el ámbito de la política exterior seguirán siendo inalcanzables, y aquellos que cumplamos resultarán insostenibles. Sólo si trabajamos juntos, a escala internacional, regional y con la sociedad civil, podremos combatir la marginación de la mujer, que es una amenaza real a la seguridad mundial.

Cemento en el rostro, cara impenetrable. ¡La OTAN, esa alianza militar agresiva, ese brazo armado del Imperio, trabajando para combatir la marginación de las mujeres!

Y Público, una publicación de centroizquierda, cediendo una página, una página entera, para publicar un abyecto cuento de horror que produce náuseas y vómitos incluso entre mentes confiadas dispuestas a tragarse cualquier narración, por inverosímil que esta pueda parecer y ser.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes. http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/