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¿Que qué es la «burocracia sindical»?

Fuentes: Rebelión

(Un gran y gordo ejemplo)

El conflicto en la multinacional española Gestamp, ubicada en Escobar, se convirtió en un verdadero laboratorio de la lucha de clases contemporánea en Argentina. Y un elemento central del conflicto es, ni más ni menos, la relación entre los trabajadores y sus conducciones sindicales frente a la crisis que está llevando a muchas patronales a cortar por lo más delgado, suspendiendo, rebajando salarios y hasta despidiendo obreros y empleados tanto de la industria como de los servicios.

Es entonces cuando vuelve a hablarse en los diarios, en las radios y en los canales de televisión, de la «burocracia sindical», esa vieja y conocida aliada de los explotadores. Ese legado que Perón le dejó a la clase trabajadora y del que todavía falta bastante para liberarnos.

El ejemplo del SMATA y los despedidos de Gestamp habla por sí solo. Y todavía hay algunos que preguntan qué es la «burocracia sindical».

Para el ferviente kirchnerista Ricardo Pignanelli (discípulo del colaborador del genocidio José Rodríguez) los trabajadores que aceptan las «propuestas» (léase extorsiones) de las multinacionales multimillonarias, rebajándoles el salario a cambio de «no ser despedidos», son dignos laburantes peronistas. Por el contrario, los obreros que no aceptan esa extorsión y pelean por mantener sus puestos de trabajo sin que se les sigan cayendo a pique sus sueldos ni sigan siendo degradadas sus condiciones de trabajo, son para Pignanelli «vagos y ladrones».

El dirigente del SMATA, que en su perra vida tocó un tornillo ni se ensució un mameluco, tiene un asco notable al ver que cada día son más los que no se comen el discurso propatronal y empiezan a luchar de forma decidida contra quienes pretenden hacerles pagar la crisis que crearon los mismos capitalistas. Cuando los obreros luchan contra las multinacionales y los gobiernos que están a su servicio (como el de Cristina Fernández y el de Daniel Scioli) no tardan en comprender que en el bando contrario también están las conducciones sindicales peronistas que hacen el papel de «policía interna» de la clase trabajadora (sobre esta acertada definición ver acá).

Eso es «la burocracia sindical». Es el propio canalla derechista Pignanelli el que la define con su odio visceral hacia los delegados de base y los trabajadores que luchan (a los que encima les saca parte de su sueldo para el sindicato sin siquiera hacer lo mínimo para defenderlos). Odio que se extiende hacia las organizaciones de izquierda y los organismos de derechos humanos que tienen principios y se solidarizan incondicionalmente con las víctimas de la brutalidad empresaria.

Muchos de esos canallas, casi 40 años después de las desapariciones forzadas de 30.000 compañeras y compañeros, hoy se sientan en la misma mesa, comen asados y levantan sus copas con quienes reivindican la figura, nada menos, que de Rodolfo Walsh y otros caídos en el genocidio. Sí, de Walsh, el mismo que le atribuyó sin ambigüedades a la burocracia sindical (entonces personificada en el vandorismo) «la organización gangsteril; el macartismo («Son trotskistas»); el oportunismo literal que permite eliminar del propio bando al caudillo en ascenso; la negociación de la impunidad en cada uno de los niveles del régimen; el silencio del grupo sólo quebrado por conflictos de intereses; el aprovechamiento del episodio para aplastar a la fracción sindical adversa; y sobre todo la identidad del grupo atacado, compuesto por auténticos militantes de base» *…

De esa burocracia sindical se vale Cristina Fernández para intentar mantener a raya a los trabajadores. Siempre en beneficio de las patronales y sus gerentes.

A esa burocracia sindical le decimos que se va a acabar. Se va a acabar.

Nota:

* Walsh, Rodolfo; «¿Quién mató a Rosendo?»; Editorial Tiempo Contemporáneo; Buenos Aires; 1969.

Blog del autor: http://elastaporlostoros.blogspot.com.ar/