El lenguaraz del Movimiento Qompi Voque Naqockta, Pablo Denardi, charló con Sudestada sobre una nueva forma de organización de los pueblos indígenas del Impenetrable Chaqueño: el Consejo de Qarashe. «Queremos que se reconozcan las instituciones de nuestra comunidad», dijo. Los qom del Impenetrable Chaqueño ya no quieren esperar más. Con gran parte de la población […]
El lenguaraz del Movimiento Qompi Voque Naqockta, Pablo Denardi, charló con Sudestada sobre una nueva forma de organización de los pueblos indígenas del Impenetrable Chaqueño: el Consejo de Qarashe. «Queremos que se reconozcan las instituciones de nuestra comunidad», dijo.
Los qom del Impenetrable Chaqueño ya no quieren esperar más. Con gran parte de la población enferma de Chagas, la falta de agua potable y la dificultad para acceder a una buena atención sanitaria, se cansaron de las promesas vacías de los políticos y punteros de turno. Decidieron organizarse. A su manera, según su cultura y su forma de pensar.
Primero, dentro de la comunidad qom de Miraflores, se conformó el Movimiento Qompi Voque Naqockta. De la mano del qarashe (cacique) Marcos López, se plantó ante el gobierno provincial y empezó a reclamar por sus derechos, tímida pero firmemente. Poco a poco, los resultados (y las viviendas) fueron llegando. Luego, Marcos fue por las comunidades contando la experiencia y muchos hermanos pensaron que también querían organizarse. Hoy, dos años después, ya hay 15 organizaciones en el Impenetrable, integradas por indígenas qom y wichí.
En tanto, en octubre del año pasado, decidieron formar el Consejo de Qarashe, compuesto por los líderes de cada movimiento para unificar la lucha. «El Consejo de Qarashe hace público su no reconocimiento a toda institución pública y organismo público. Y llama a los pueblos indígenas a organizarse desde abajo, para dar una lucha que no sea por lograr la inclusión, sino el reconocimiento a la diferencia», anuncia la primera declaración del Consejo. Pablo Denardi es el lenguaraz de la comunidad qom de Miraflores. Algo así como un interlocutor entre los indígenas y los roqshe (blancos), ya que muchos no hablan castellano, o lo hablan poco. Actualmente, también es el intérprete del Consejo de Qarashe y en esta charla con Sudestada resume las características y los logros de este nuevo tipo de organización.
-¿Cuál es objetivo del Consejo de Qarashe? ¿Ante qué situaciones interviene?
–Quienes lo integran decidieron descartar la vía civil y legal, y armar una organización social indígena. Entonces, dentro del Consejo, están el movimiento Qompi Voque Naqockta y otras organizaciones que usan un nombre ancestral, con una estructura organizacional propia, sin que les interese tener una personería jurídica. Este fenómeno se expandió rápido: mientras que las asociaciones que tenían personería jurídica y título comunitario y todas las herramientas legales para tramitar no estaban consiguiendo absolutamente nada para la comunidad, la organización Qompi Voque Naqockta empezó a conseguir cosas. Hoy, hay 15 organizaciones distribuidas por el Impenetrable, en Miraflores, Castelli, Bermejito, Espinillo, que han optado por esto y, desde ahí, plantarse ante el gobierno para charlar las cosas que nos tienen que cumplir.
-¿Cómo es esa lógica de organización? ¿Qué diferencias hay entre los que se conformaron por la vía legal y ustedes?
-La principal diferencia es que nosotros rechazamos que el Gobierno nos diga la forma en la que nos tenemos que organizar. Nosotros les decimos cómo nos organizamos, y en base a eso, nos sentamos a charlar. Nosotros existimos y nos organizamos de esta manera, y el Gobierno debería reconocernos por eso, no por un papel. Además, muchos no saben escribir y desconocen el idioma castellano, por lo que tampoco pueden rellenar un papel si no viene alguien de afuera. Y así ha sucedido: en cada paraje hay comunidades que se juntaron y decidieron armar una organización, que captura métodos de organizaciones sociales clásicas, como el corte de ruta o la toma de alguna institución, pero descartando la vía institucional.
-¿Qué pasa con las comunidades que no participan de alguna organización?
-En las comunidades se produce una dualidad interna con la gente que tiene la misma necesidad de alguien que está dentro de una organización, pero que no se anima a salir a reclamar. Las organizaciones indígenas los invitan a participar, pero lo que no van a hacer es salir a reclamarlo por ellos. No porque no lo quisieran hacer, sino porque entienden que estarían haciendo lo mismo que el político. Si voy a mi hermano, le prometo algo y salgo a pedir por él, no va a adquirir la herramienta de cómo salir él solo para hacer valer sus derechos. A veces hay fricciones. Pero está bueno que haya.
-¿Cuáles son las principales necesidades que las organizaciones se plantearon solucionar?
-Cuando estos movimientos se armaron, lo que más estuvieron pidiendo fue salir de la condición de profunda indigencia en la que se encontraban, al punto tal de que esa zona del Chaco está reconocida con una medida cautelar de la Corte Suprema por la gran cantidad de personas desnutridas que hay. Como la mayoría de las personas que tienen más de 30 años sufren de Chagas, el primer reclamo fue eliminar el rancho y pedir viviendas. Las organizaciones impusieron su forma de hacer la vivienda, porque son familias que siguen cocinando a leña, que siguen haciendo sus necesidades en el monte. Entonces dijeron «queremos viviendas pero no queremos que nos impongan su prototipo». Aparte, la invalidez del Chagas hace que el 90 por ciento de la comunidad esté pensionada, lo que te quita la posibilidad de acceder a cualquier trabajo. Cuando se fue solucionando el tema de vivienda, se empezó a luchar por el agua. Allá no hay agua corriente. Hay una empresa que funciona a nivel provincial y salen 60 pesos los mil litros. Entonces, hay familias que siguen tomando agua de los charcos de los animales o en malas condiciones. Después de un reclamo enorme del movimiento Qompi Voque Naqockta, llegó la cañería, pero sólo tenés una hora diaria para abrir la canilla y llenar tu aljibe. En los lugares donde ya se consiguió agua, electrificación y vivienda, están encaminándose hacia demandas más complejas. El tema es que hay otras comunidades que se van sumado que todavía tienen necesidades básicas.
La tierra es nuestra
Cuando un niño qom empieza la escuela, habla qom l’aqtaqa. Durante todo su primer grado, tratará de aprender el castellano para poder comunicarse con su maestro y sus compañeritos. También, hará un gran esfuerzo por entender el sistema numérico, ya que su cultura no concibe las cosas por números. Si bien Denardi reconoce que el gobierno de la provincia está incorporando algunos maestros bilingües, observa que el contenido curricular no ha sufrido grandes cambios. «El movimiento Qompi ha decidido levantar su escuelita. Queremos enseñarles nuestras cosas, hacer prevalecer el idioma», cuenta. Cuando un qom se enferma, al problema de salud se le suma el problema por hacerse entender por el médico. Muchos siguen prefiriendo al chamán o los remedios naturales. Especialmente quienes tuvieron la mala experiencia de ir al hospital y que le recetaran algo que terminó acrecentando su malestar, sólo porque el doctor no comprendió (o no se esforzó por comprender) su dolencia.
Denardi aclara que el departamento de Miraflores, donde está asentado el movimiento Qompi Voque Naqockta, aún no sufrió la ocupación ni el despojo por parte del negocio sojero «por lo grande e inhóspito» del Impenetrable. «Pero a partir de lo que pasa en Formosa, sabemos que la soja nos puede llegar. Lo que sí ya es terrible es la deforestación», señala.
¿Cómo hace el gobierno para tratar de cooptar a las comunidades?
-Buscan negociar bajando recursos al cacique para que coopte a su comunidad. Pero hoy se ven con el impedimento de las organizaciones que forman parte del Consejo, porque el negocio del cacique que es cooptado es un dinero que va hacia él nomas. Y el Gobierno espera que con ese recurso mantenga a la comunidad sumergida. Pero cuando la comunidad ve que, si se organizan, pueden lograr cosas, ahí es cuando el cacique se ve en tela de juicio. El gobierno del Chaco suele acceder al diálogo. Tratan de cooptar, pero casi no suman adherentes, porque viene un político, me promete una vivienda y quizá tarde en cumplirlo, pero también sé que si quiero una vivienda está la organización. El puntero se adecua a lo que le dicen de arriba. Si le dan dos viviendas, acepta, porque tiene su sueldito. En cambio, la organización dice «nosotros pedimos 10 y necesitamos 10, no hay manera de que nos compres o nos cooptes».
-¿El gobierno acepta al Consejo de Qarashe como institución?
-A medida que esto avanza, el Consejo de Qarashe está ganando autonomía, y eso está empezando a preocupar al gobierno de la Provincia. No estamos en contra de las instituciones, sino que queremos que se reconozcan las instituciones que surgen de nuestra comunidad y de nuestra forma ancestral de reconocernos. Por eso, hubo una fricción con los CIC (Centros de Integración Comunitaria) que está creando el gobierno por todos lados, donde ofrecieron al qarashe participar y no quiso, porque para nosotros eso no es inclusión, sino la imposición de una institución. Nuestra forma ancestral son nuestros consejos de ancianos y por eso formamos un Consejo de Qarashe: si quieren institucionalizar algo, que institucionalicen esto.
-¿Cómo es la relación con Félix Díaz y la comunidad Potae Napocna Navogoh?
-El Consejo enseguida tomó contacto con Félix Díaz y la comunidad. Félix nos dijo que ellos estaban peleando más por una vía legal, tratando de que sean legalmente reconocidos. Entonces, nuestro qarashe Marcos le dijo: «Hermano, contá con mi apoyo, con mi acompañamiento, pero nosotros no estamos caminando por ese lugar, no estamos esperando que el Gobierno saque una ley para reconocer que la tierra es nuestra. La tierra ya es nuestra». Como en Potae Napocna no se ha logrado avanzar, está sirviendo de experiencia, lamentablemente negativa, para otras comunidades. Lo que sí, desde el Consejo no decimos «ésta es la vía». Seguimos hilados con Félix, acompañando a la comunidad. Es un mismo fin, pero por vías distintas.
Represión a los indígenas en Castelli
El pasado 21 de mayo, indígenas del Impenetrable y militantes de movimientos sociales cortaron la ruta 95 de Castelli. El reclamo: que el gobierno entregue los alimentos a los líderes designados por las comunidades. En la madrugada del día siguiente, los manifestantes fueron brutalmente reprimidos por la policía. Persistieron. Por la tarde, volvieron a ser reprimidos. El saldo fue la muerte de Florentín Díaz (de la comunidad del Curushy), 59 heridos atendidos en el hospital de Castelli, un centenar de detenidos y el destrozo de muchos vehículos. Durante los episodios de violencia, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, se encontraba en el Vaticano junto al papa Francisco.
Las comunidades qom del Impenetrable emitieron un comunicado en el que responsabilizan de los hechos al vicegobernador Juan Carlos Bacileff Ivanoff («que siempre en ausencia del gobernador amenaza a nuestras organizaciones con orden de desalojo»), y a la ministra de Desarrollo Social de la provincia, Betty Bogado. Allí, piden la renuncia de ambos funcionarios y la destitución de los efectivos que reprimieron.
De radios y cooperativas
La comunidad qom de Miraflores también tiene una cooperativa de mujeres llamada Onolec Lagaraiq (Una sola palma), creada el 21 de marzo de 2011. «Nosotras recordamos que antes se pagaba muy poco por el trabajo que lleva hacer los canastos y que, además, a veces cambiábamos canastos por ropa, o por mercadería o por pan. Por eso, vimos que organizadas podíamos vender mejor nuestros canastos y defender nuestro trabajo», reza un comunicado en su página web.
Las artesanías van desde canastos de distintos tamaños hasta materos, paneros, bolsos y floreros de palma. Todos entrelazados a mano, cocidos con agujas o recubiertos con recicles de botellas de plástico. La cooperativa tiene un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para la venta de canastos y se puede solicitar una compra al (3644) 569537, o a través de Internet: http://www.abyayalacolectivo.com/qom.
Onolec Lagaraiq tiene más de 30 integrantes. Una de ellas es Casilda Mendoza. Tiene 4 hijos y una voz tranquila, aguda. Es una de las indígenas que apoya la creación de una radio propia para la comunidad. «Cuando queremos hacer un comunicado o avisar a nuestros hermanos que hay reunión, asambleas o cortes, pensamos en hacer un comunicado por la radio pero no podemos. Porque tiene que haber plata y, cuando no está, el comunicado tarda. Vos se lo llevás a las 2 de la tarde y recién a las 5 están leyendo los mensajes», explica a Sudestada.
Casilda, junto a otras mujeres de Qompi Voque Nackocta, viajó al Encuentro Nacional de Mujeres de 2012, que se realizó en Misiones. «Cuando escuché todo lo que hablaban, me sorprendió. Nunca escuché eso. Y cuando llegué a Miraflores hice una reunión: a las mujeres no tienen que tratarlas mal», dice.
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