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El discurso de los medios en Argentina

Reflexiones sobre la violencia

Fuentes: Pulsación

El discurso de los medios tiene que ver con las imágenes que muestra la televisión, los diarios, las revistas, la radio. Todos ellos tienen una carga de emociones, de ideología, de negocio. Ante la fuerza o la velocidad que tiene una información, esta impacta en el pensamiento y sentimientos de la gente de diferentes maneras. Determinada […]

El discurso de los medios tiene que ver con las imágenes que muestra la televisión, los diarios, las revistas, la radio. Todos ellos tienen una carga de emociones, de ideología, de negocio. Ante la fuerza o la velocidad que tiene una información, esta impacta en el pensamiento y sentimientos de la gente de diferentes maneras.

Determinada prensa que domina la opinión se caracteriza por ser escandalosa, amarilla, maniquea. Tiene que vender. Tiene que buscar llamar la atención, ese es el primer efecto que quiere conseguir.

Esto ha sucedido con las noticias que se manejaron con la tragedia de Carmen de Patagones. Pero ante estas situaciones lo primero que se necesita es prudencia. Prudencia con la información, cuidado para entender qué sucedió. Necesitamos reflexionar.

Los medios, especialmente la televisión, nos intoxican de imágenes. El horror no permite pensar. En la velocidad de la información se buscaba más culpables. Los medios pedían más sangre: especialmente una prensa que desde su holding (canal de TV, radio, diarios, internet) vienen pidiendo «mano dura», vienen vociferando que se debe bajar la edad de imputabilidad de los menores, que incitan a que la gente se arme aún más. Son los que quieren criminalizar la pobreza.

Las semanas anteriores a lo que sucedió en la escuela Islas Malvinas, venían machacando y machacando sobre la inseguridad, sin proponer alternativas. Porque para ellos la información es negocio: lo que dicen que la gente consume.

Así también manejaron la información luego de lo que sucedió en el sur, donde aparecían chicos con armas en las escuelas por todos lados. El miedo puesto en los adolescentes (acusados como delincuentes, como drogadictos) sin explicar por qué suceden estos fenómenos en una de las edades más críticas de la vida. Sin generarles espacios donde puedan comunicarse y comprender este tiempo, mientras que las propagandas les taladran la cabeza con el consumo.

Desde hace diez años se va teniendo conocimiento de como las familias se han ido armando. Esta es la primera reflexión para hacer. ¿Dónde está instalada la violencia? Hoy se sabe que hay un millón y medio de niños que viven en casas donde hay armas. Otros datos que se tienen de organismos internacionales, es que en nuestro país hay 900 mil armas no declaradas. El aumento de la atención psiquiátrica y psicológica en los hospitales y centros de salud va en alza. Tiene que ver con temas de adicciones, de intentos de suicidio, de violencia. ¿Qué está sucediendo en las familias, en las comunidades?, aparte de no tener un trabajo productivo, ¿de qué los están alimentado?, ¿dónde están depositando el problema?

Estos medios, que ideológicamente están a favor de que las cosas se arreglen a los tiros, que piden endurecimiento de leyes para los menores, ahora comienzan a depositar el problema en la escuela. Buscan culpabilizar a los maestros porque no previeron. Otra vez no tienen en cuenta para nada en qué condiciones trabajan los docentes. No informan a la población, con alguna investigación periodística seria, de cómo está en estos momentos la educación, de cuáles son sus carencias, y de cómo están conteniendo toda la violencia social. Este tipo de prensa quiere confundir aún más, porque opina que esto es producto de la violencia escolar, cuando esto realmente deriva de la violencia que está instalada en las familias, en los barrios, en el país.

Esos medios siguen generando la intolerancia. Que no ayuda a que podamos pensar en como abordar estos temas, que son consecuencias de las crisis que vienen subterráneamente de décadas en el país por falta de justicia.

Es impresionante ver la cantidad de chicos que piden por la calle, que deambulan por las estaciones de trenes, que son abusados y explotados. ¿Qué futuro tendrán en diez o quince años?, ¿podrán salir de la pobreza?, ¿cómo saldrán?, ¿tomarán el camino de las drogas o la delincuencia?, ¿quiénes están pensando en ellos para ayudarlos? Tal vez tengamos más preguntas que respuestas.

Hay que volver a aclarar, que quienes concentraron dinero en nuestro país y lo sacaron afuera, muchos volvieron a traerlo y lo invirtieron en medios. En medios de comunicación, donde pueden tener sujeta a la gente a través de la manipulación de la opinión: una manera de controlar por el miedo, la inquietud, el deseo.

Son cinco los holdings que manejan todos los medios en este país. De allí deriva todo: canales de cable, radios, prensa escrita, televisión de aire. Son demasiado poderosos. Saben la influencia y el dominio que tienen en las finanzas, la política y la salud mental de los pueblos.

No somos un país pobre, aunque ahora nuestro pueblo esté sumido en la pobreza, somos un país injusto. Es injusto en como está distribuida la riqueza, como ha quedado en manos de unos pocos, separando más la diferencia entre ricos y pobres, afectando el futuro de muchas generaciones.