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Reforma del Servicio Penitenciario Federal

Según el informe del CELS, la Presidenta no sabe de lo que habla

Fuentes: Argenpress

Apurada por defenderse y contraatacar la Presidenta destacó como «modelo» a una cárcel denunciada hace una semana por el Centro de Estudios Legales y Sociales como mal ejemplo de la reforma del Servicio Penitenciario Federal. ¿Un ejemplo? ¿Cuál es el mensaje que le llega a quienes no hacen las cosas bien? El debate sobre el […]

Apurada por defenderse y contraatacar la Presidenta destacó como «modelo» a una cárcel denunciada hace una semana por el Centro de Estudios Legales y Sociales como mal ejemplo de la reforma del Servicio Penitenciario Federal. ¿Un ejemplo? ¿Cuál es el mensaje que le llega a quienes no hacen las cosas bien?

El debate sobre el estado de las cárceles se fue le fue de las manos al gobierno nacional. Esta vez no se trata de una disputa entre sectores que integran «el mundo del control» contra «el mundo de los que gobiernan». Tampoco se trata de una lucha interna de las estructuras de poder. Es la presidenta de la Nación afirmando taxativamente situaciones que no son verdad, influenciada, probablemente, por una serie de posibles situaciones que la llevaron hasta un lugar al que nunca debería haber llegado:

– Su profusa aparición pública y los discursos en los que cuenta qué lee en los diarios y que piensa de lo que leyó.

– La necesidad de defender a su Gobierno de los ataques de sectores enquistados en el poder económico y que se empeña en identificar como enemigos cada vez que tiene oportunidad.

– Defender a un ministro equivocado o malinformado.

– La simple (pero comprometedora) intención de defender a sus partidarios, criticados por un enemigo/adversario en común.

– Solamente la posibilidad de continuar identificando a quienes quiere ubicar en la vereda de enfrente de sus convicciones actuales.

Pero hay una sexta opción que podría estar empujando a la Presidenta hacia un abismo discursivo que se choca de lleno con la realidad: la desinformación.

En materia de Derechos Humanos y asuntos de seguridad, Cristina Fernández de Kirchner ha demostrado, al igual que su esposo, el fallecido presidente Néstor Kirchner, una línea de acción que impuso el Centro de Estudios Legales y Sociales, el CELS, de prestigio dentro y fuera del país y presidido por el periodista Horacio Verbitsky.

Sin embargo, hoy es la propia mandataria quien choca de lleno con el CELS al esforzarse en defender al Sistema Penitenciario Nacional luego de que el diario Clarín, devenido luego de un período de «luna de miel» con el ex presidente Kirchner en «el enemigo» y «la corpo», revelara que el Gobierno permite la salida de personas que están en prisión para que participen de actos políticos.

Se dijo primero que se trataba de «actos culturales» para la «reinserción» social de las personas privadas de libertad. Pero inmediatamente la agrupación señalada, «Vatayón Militante», se identificó públicamente como «peronista y, por lo tanto, kirchnerists», con lo cual abrió un espacio más para las suspicacias del tipo: «¿si no sos oficialista no podés participar de un plan de reinserción social?».

Sin embargo, el summun de las contradicciones rayanas con la desinformación la provocó la propia Presidenta ayer cuando elogió, sin límites, el trabajo «modelo» del Servicio Penitenciario Federal».

Dijo la Presidenta, en tramos textuales de su discurso:

– «En realidad, ustedes saben, que de los 60.000 presos que tiene la República Argentina, solamente 9.700 corresponden al Servicio Penitenciario Nacional, y yo quiero decirles que el Servicio Penitenciario Nacional, el Federal, es realmente un modelo en la República Argentina por varias y merecidas razones. 35 establecimientos, somos el único que no tiene superpoblación, porque hemos construido».

– «Sí había gente presa indocumentada. Hoy el ciento por ciento de los presos tiene su documento; hoy tenemos planes laborales. Porque los que tanto hablan de la Constitución deberían leer que la Constitución establece muy claramente que las cárceles deben ser sanas, limpias y no pueden ser castigo para los presos porque tienen que impulsar la resocialización y la reinserción en la sociedad. No solamente por una cuestión de convicciones, de ética, de principios o de derechos humanos, sino para evitar la reincidencia, fundamentalmente. O sea que cuando esa gente salga de la cárcel vuelva a reincidir».

– «Hoy el 70 por ciento de los presos del Servicio Penitenciario Federal tiene trabajo adentro de la cárcel, en cuestiones de carpintería. Está ayudando mucho UOCRA, participa también SMATA, participa la Iglesia Católica, participa la Iglesia Evangélica, más de 20 ONGs – entre las cuales está Vatallón Militante – que en realidad parece ser que cuando las ONGs tienen una determinada orientación son malas, porque también recuerdo a una organización muy mentada, como fue Poder Ciudadano, que era una organización muy independiente y su presidenta, una de sus miembros más conspicuas, terminó siendo Diputada, por un partido de centro derecha. Parece ser que cuando se es de centro derecha se puede ser independiente, miembro de ONG y participar en política y cuando sos un poco más afecto a lo nacional, a lo popular, a lo democrático parece ser que allí hay objeción».

Pero en el medio de todas estas frases, agregó la siguiente:

– «Me tocó también a mí como Presidenta inaugurar una importante cárcel modelo, en el noroeste, en Salta, hace muy poco tiempo, hará un año o un año y medio, donde realmente está el pabellón de mujeres, el pabellón de hombres y realmente es una cárcel modelo nacional».

La semana pasada, justamente, el Centro de Estudios Legales y Sociales presentó su informe anual sobre el estado de los Derechos Humanos en la Argentina. Evidentemente, la Presidenta (ni nin´guno de sus colaboradores) lo leyeron. Nadie les comentó tampoco qué dice.

El trabajo da cuenta de:

(pág. 184) Sobre el Servicio penitenciario Federal: «Se establecen grados de exposición corporal que van desde el cacheo sobre el cuerpo vestido o con desnudos parciales, hasta el desnudo total con flexiones y la inspección vaginal, la modalidad más degradante y vejatoria. Este tipo de requisa aún se practica, a pesar de estar prohibida por la legislación internacional. En muchos casos, aumenta el aislamiento de los detenidos, ya que muchas veces prefieren suspender las visitas para que sus familiares no sean sometidos a este tipo de revisación».

En la página 224 comienza un capítulo cuyo título parece responderle anticipatoriamente a la Presidenta aunque, en realidad, responde a una afirmación del ministro de Justicia, Julio Alak. Dice: «El Servicio Penitenciario Federal, ¿uno de los mejores de la región?».

Acto seguido afirma:

«El SPF mantiene una estructura militarizada, concebida como una fuerza de seguridad, verticalista y con un alto nivel de corporativismo, lo que explica la persistencia de prácticas violatorias de derechos humanos y la resistencia a los cambios».

El CELS, en la página 226 de su informe anual, al referirse al actual titular del SPF Víctor Hortel, sostiene:

«(…) el nombramiento del nuevo jefe del SPF no derivó aún en reformas profundas de su estructura ni de su funcionamiento cotidiano. En la gestión, se han modificado algunas problemáticas en particular, como el fuerte control a los detenidos por delitos de lesa humanidad, la decisión de cerrar las viejas unidades penales psiquiátricas para promover un tipo de intervención diferencial o las acciones dirigidas a disminuir la conflictividad interna en las unidades».

Pero en donde hay un párrafo que sí tendrían que haberle leído a la Presidenta para que no cayera en el fango, es el siguiente. El propio CELS es quien cuenta qué paso antes y después de la inauguración del penal «modelo» de Salta en el que Cristina Fernández de Kirchner se apoyó para defenderse de las críticas:

«Una de las cuestiones más graves es la situación de los detenidos en el norte del país. En julio de 2011 fue inaugurado el Centro Federal Penitenciario Noroeste Argentino I, en la provincia de Salta, para resolver los problemas de sobrepoblación en las unidades de esta región. La nueva unidad tiene un sector masculino y otro femenino, con 229 y 167 plazas, respectivamente. Si bien este complejo debía reemplazar a las unidades existentes en el NOA, a fines de 2011 las unidades 8, 16, 22 y 23 siguen ocupadas. Además, cabe señalar que en agosto, a poco tiempo de su inauguración, hubo una primera huelga de hambre en la unidad femenina, y en el mes de diciembre, otra protesta similar en el sector masculino. En ambas oportunidades se reclamaba asegurar la posibilidad de comunicación con las familias y el aumento de las raciones alimentarias. Además, hubo denuncias por las «invasivas y excesivas prácticas de requisa personal -desnudo total y flexiones- a las que son sometidas las mujeres cada vez que ingresan y egresan del pabellón».

Nadie dice que las políticas de reinserción no sean necesarias: es una necedad pensarlo y sostenerlo. Tampoco puede ignorarse que se han producido cambios en el sistema penitenciario, lentos, muy lentos, en un proceso al que hay que evaluar -según los parámetros decididos por la propia Presidenta- «en el 2003».

Pero la desinformación genera crisis y muchas veces hasta procesos políticos que miran el ombligo de quien los dicta y no el diagnóstico de lo que pasa. Y cuando a un Presidente lo desinforman y ratifica esa postura como propia, todos estamos en problema y hay que advertirlo antes de que esa modalidad cunda como modelo.

Gabriel Conte es director de MDZOL.

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