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Sobre la unidad del peronismo

Fuentes: Rebelión

Se habla de la necesidad imperiosa de unificar el peronismo para ganar las próximas elecciones. El peronismo siempre fue un movimiento policlasista. En alguna medida contiene la lucha de clases en su interior. No toda, por supuesto, ni con completo control. Las convulsiones del peronismo son básicamente la manifestación de la lucha de clases en […]

Se habla de la necesidad imperiosa de unificar el peronismo para ganar las próximas elecciones. El peronismo siempre fue un movimiento policlasista. En alguna medida contiene la lucha de clases en su interior. No toda, por supuesto, ni con completo control. Las convulsiones del peronismo son básicamente la manifestación de la lucha de clases en el interior del movimiento.

No son lo mismo el peronismo de Perón, el peronismo de Cámpora, o el peronismo de los Kirchner. El objetivo de Perón era impedir la independencia política de la clase obrera, que crecía en el ’45 a pasos agigantados. Por eso, al mismo tiempo que hacía grandes concesiones, reformas en sí mismas beneficiosas para el pueblo, creó la burocracia sindical peronista subordinada a su mandato. Cámpora fue la época de la Juventud Peronista (JP). Una minoría de sus integrantes eran montoneros, contra lo que dice habitualmente, identificando falsamente la JP con Montoneros, con la obvia finalidad de demonizarla.

En el primer gobierno de Perón la juventud, sobre todo universitaria, fue opositora. En la década de los ’70 la juventud reivindicaba la obra social de Perón, haciendo abstracción de sus aspectos políticos más negativos. La JP rescata eso, fundamentalmente.

El gobierno de Cámpora es fácilmente desplazado por la derecha del peronismo poniendo en su lugar como presidente a Lastiri.

Los Kirchner representaron lo más auténtico de la JP, su vocación de mejorar la vida de la población, incorporando la lucha por los derechos humanos en forma significativa. Los Kirchner fueron consecuentes con su ideología juvenil, y trataron de llevarla a la práctica desde el gobierno. Hicieron mucho en ese sentido.

El gobierno de Macri es el gobierno del capital concentrado y centralizado internacional (CCyCI), responsable de toda la campaña desestabilizadora que se hizo contra el anterior gobierno, y de todos los «palos en la rueda» de que fue objeto.

No se trata solamente de que ahora el peronismo gane las elecciones, sino que tenga la suficiente fuerza como para superar la política saqueadora del CCyCI. Esto no se tiene en cuenta. La unidad de todo el peronismo implica el control del mismo por su parte capitalista. Y con ese control es imposible enfrentar con éxito al CCyCI.

Los Kirchner, en términos generales, lograron cierta independencia de los poderes capitalistas tradicionales, y construyeron el gobierno más democrático y que más reformas progresistas realizó en toda la historia del país. Pero estuvieron lejos de un intento serio de derrotar al CCyCI. Dejaron sin tocar a toda la estructura de poder económico del gran capital. Desde ya, no intentaron ningún tipo de reforma agraria, sin la cual se mantiene desde el comienzo de la historia del país el dominio de los terratenientes, juntos ahora con capitales industriales, financieros y comerciales. Además permitieron la continuidad del conjunto de la economía en manos privadas, extranjeras y oligopólicas. Y entre ellas, la propiedad casi absoluta de casi todos los medios de comunicación, desde los cuales la derecha instalaba -e instala- permanentemente en la población falsas imágenes de la realidad. Y dejando esa estructura intacta es imposible avanzar en forma sustentable en el tiempo en un «crecimiento con inclusión social».

Respetó todas las instituciones de la democracia burguesa argentina, con todos sus mecanismos retrógados y que garantizan la dominación del capitalismo sobre el conjunto de los trabajadores y la clase media. Toda la oposición de derecha, la que responde al CCyCI, reclamaba al gobierno anterior el «respeto a las instituciones» cuando en realidad fue el gobierno que más las respetó. Ahora gobernando la derecha no respeta ninguna de las instituciones burguesas vigentes, ratificando plenamente lo que decía Federico Engels: «…la democracia burguesa es la forma más perfecta de dictadura del capital, porque bajo una apariencia democrática maneja todo con la bolsa [el dinero]«. [1] Con el agregado que este gobierno en concreto utiliza la extorsión, el chantaje, y la represión, junto con la instalación de una nueva ideología «meritocrática», «individualista», potenciando, por ejemplo, tendencias que en mucha gente la lleva hoy a reivindicar el asesinato de un niño, Facundo, por la espalda, junto con el caso Chocobar.

La unidad electoral de todo el peronismo no garantiza que éste tenga en un eventual futuro gobierno una política progresista con el objetivo expreso de elevar el nivel de vida de la población, con su política de conciliación de clases sus logros, por más grandes que fueran, serían infinitamente pequeños en relación con las necesidades reales del pueblo.

Como dice Claudio Scaletta refiriéndose a un eventual futuro gobierno progresista:

«…el futuro demandará una cohesión política fuerte. El gobierno popular de la tercera década del siglo, a diferencia del actual oficialismo, deberá hacer frente a una pesadísima herencia económica de alto endeudamiento y desarticulación productiva y social. No serán tiempos de medias tintas ni de gobernar con el enemigo adentro. Podría pensarse que cuando el objetivo principal es construir el regreso al poder son tiempos de taparse las narices, pero la historia es rica en contra demostraciones sobre lo peligrosas que pueden resultar las alianzas Frankestein…» [2]  

Lo que se necesita es, como mínimo, un movimiento no integrado por burgueses, con el objetivo de llevar adelante una política independiente del poder capitalista, pero para eso se necesita priorizar un programa coherente con esos fines y nuclear sólo a las personas que son consecuentes con él, aunque hoy no se llegue a ganar las elecciones. Lo imprescindible es el crecimiento y fortalecimiento de ese movimiento clasista, porque la finalidad no son las elecciones, sino derrotar al gran capital, que es el que permanentemente ataca al pueblo.

En la mayoría de los dirigentes peronistas predomina el objetivo de ganar las próximas elecciones, aún a costa de las mayores concesiones al aparato del PJ (representantes del capital dentro del peronismo), con lo cual se atan de pies y manos para cuando ejerzan el próximo gobierno.

El hecho de que gran parte de la lucha de clases esté contenida en el peronismo, hace pensar a muchos que sólo se puede luchar desde adentro del peronismo, cuando en realidad hoy, más que nunca, el gran capital plantea la necesidad para el pueblo de avanzar cada vez más en la lucha de clases. De esto se trata, no de quedar enredado dentro del peronismo, sometidos a un mandato que responde al poder capitalista (la cúpula del PJ).

No hay que entender la independencia política como una negativa a toda unidad de acción. Las dos son complementarias, sin independencia política es imposible una verdadera unidad de acción, que consiste solamente en ponerse de acuerdo en determinada coyuntura en una acción, pero sin someterse al resto de las organizaciones políticas. Un ejemplo típico es la unidad de acción en las movilizaciones, como las que se produjeron contra la política de este gobierno, y por los derechos de la mujer.

Los Kirchner y movimientos como la Cámpora plantearon la posibilidad de una dinámica más independiente y democrática por parte de un movimiento. Hoy parecen estar dudando entre sumarse a «la unidad del peronismo» o construir un movimiento con un programa pensado solamente para beneficiar al pueblo. Si nos juntamos con el diablo, gana el diablo, siempre.

Si surgiera un movimiento coherentemente clasista dentro del peronismo, consecuente a través del tiempo, podría ser viable algún tipo de acuerdo meramente electoral para ganarle las elecciones al macrismo, pero a condición de mantener e incrementar una política independiente antes, durante y después de las elecciones.

Hay que tener muy en cuenta las palabras de Massot hablando despreocupadamente creyendo que no estaba al aire:

«El jefe del bloque de diputados del PRO, Nicolás Massot, brindó una larga entrevista en simultáneo a los canales A24 y AméricaTV. Cuando se hizo el pase para seguir al aire sólo en América, el legislador pensó que ya no estaba en vivo y habló sobre la vuelta del peronismo al poder. También defendió el ajuste y argumentó en favor de la pérdida de calidad de vida: «Nos acostumbramos a vivir en buenas zonas, nos acostumbramos a tener planes altos en las obras sociales»

«Es un proceso de 20 años que posiblemente lo termine el peronismo, ojalá lo termine el peronismo», dijo Massot al referirse a la reducción del déficit y a la promesa electoral de «pobreza cero» hecha por Mauricio Macri. Sin saber que estaba al aire, se esperanzó de que el próximo gobierno «sea una continuación de lo grueso del plan económico que se está haciendo ahora» para «volver al superávit, equilibrar la balanza, volver a tener las exportaciones que teníamos».  [3]  

O sea, que la unidad del peronismo, bajo la inevitable dirección del capitalismo peronista (el PJ) continuaría «lo grueso del plan económico actual».

Notas:

[1] Federico Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, en el último capítulo.

[2] Claudio Scaletta, Diversidad, pasado y futuro, Suplemento CASH de Página 12, domingo 25.2.2018, contratapa.

[3] https://www.pagina12.com.ar/100457-estamos-al-aire