He descubierto un divertido entretenimiento que es observar las críticas que le hacen al canal internacional de televisión Telesur, que, como muchos saben, se emite con vocación de recuperar el protagonismo de los pueblos del Sur frente al dominio mediático del Norte. Trabajar en Telesur me permite conocer desde dentro el desarrollo y fundamento de […]
He descubierto un divertido entretenimiento que es observar las críticas que le hacen al canal internacional de televisión Telesur, que, como muchos saben, se emite con vocación de recuperar el protagonismo de los pueblos del Sur frente al dominio mediático del Norte. Trabajar en Telesur me permite conocer desde dentro el desarrollo y fundamento de los comentarios o noticias que son criticadas.
El periódico argentino de derechas Ambito Financiero, bajo el título «Avatares de la TV», critica tres noticias del informativo tras calificar a Telesur como «el canal del gobierno venezolano». Olvidan que los gobiernos no son propietarios de las cadenas públicas -como no lo son de las carreteras- son los Estados. Y en el caso de esta cadena, los Estados venezolano, cubano, argentino y uruguayo.
Pero vayamos a las noticias a las que hace referencia. Comenta y critica la columna sin firmar que «la conductora afirmó que «uno de los primeros objetivos de la invasión estadounidense serían las instalaciones de transmisión de Telesur», e inmediatamente pasaban a imágenes del ministro de Comunicaciones rodeado de cámaras y micrófonos, ratificando la noticia, aunque ante la insistencia debió admitir que «efectivamente uno de los objetivos prioritarios de la invasión imperialista serían las redes de noticias, y Telesur estaría entre ellas»«. Existe en este discurso una tergiversación del hecho noticioso. No es que la «conductora» afirme y después aparezcan imágenes de un ministro rodeado de cámaras, sino que un ministro cuyas declaraciones crean determinada expectación hace unas declaraciones y son recogidas en Telesur. Esos comentarios del ministro podrán ser criticados, pero informar de lo que dice un miembro de un gobierno es una de las obligaciones de la prensa. De Telesur y de todos los medios que allí tenían sus cámaras y micrófonos. No se puede criticar al medio, sino al ministro.
La siguiente noticia criticada, se presenta con la introducción de «monotemático y pueril», referido al noticiero. Era que «el año pasado 25 millones de personas en Estados Unidos debieron ser alimentadas por el sistema de ayuda pública, la mayoría hispanos, a causa de que el poder adquisitivo de los salarios retrocede desde hace mucho tiempo…». No le veo el carácter monotemático a informar sobre las declaraciones del ministro de Venezuela primero y de la alimentación en Estados Unidos después. En cuanto a la calificación de pueril, tampoco pienso que poder alimentarse lo consideren frívolo o fútil esos 25 millones de residentes norteamericanos. Sí considero, en cambio, una frivolidad ignorar ese problema. Por cierto, esa noticia procedía de un teletipo de la agencia española Efe y se elaboró con las declaraciones de las ONG´s y Bancos de Alimentos que desarrollan su trabajo en Estados Unidos alimentando a los sectores necesitados. La tercera se refiera a la » controversia por los vuelos de línea estadounidenses a Venezuela…» Se origina ante decisión del gobierno venezolano de limitar en su país los vuelos de las aerolíneas norteamericanas. El columnista añade: «¡Qué obsesión ridícula! Los medios oficialistas de prensa suelen resultar lamentables, y éste peor». De nuevo confunde el hecho noticioso con la cobertura. Podrá ser una obsesión del gobierno venezolano esa decisión, pero no informar de ella puesto que el hecho era de interés para todos los usuarios, como lo demostró la cobertura dada por todos los medios del país.
Pero lo más impresionante fue lo difundido a primeros del mes de marzo por varios medios uruguayos y venezolanos. Sólo las dos formas antagónicas e incompatibles de presentar la noticia evidenciaban su fundamento. Mientras uno titulaban «Uruguay abandona Telesur», otro lo hacían «Uruguay asegura no ser miembro de cadena latinoamericana Telesur».
La noticia señalaba que Uruguay ya no participa en Telesur , porque el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, no está de acuerdo con la línea editorial que promueve Hugo Chávez, centrada en el enfrentamiento con EEUU. La fuente era un analista político de Argentina, Joaquín Morales Sola. Extraño eso de que la fuente de las declaraciones de un presidente sea un comentarista y no el propio mandatario. Otros decían que la noticia procedía del ministro de Cultura de Uruguay, Jorge Brovetto, quien había afirmado haber pedido a Telesur que se retiren de la emisora los símbolos patrios uruguayos. El primer comentario que se me ocurre es que no hay símbolos patrios que quitar porque no aparecen ningunos en Telesur, ni de Uruguay ni de ningún país. Por supuesto nunca existieron declaraciones por parte de ministros ni presidente uruguayo sobre ese tema. Y por si no fuera poco, el propio Tabaré Vázquez confirmó posteriormente, el 14 de marzo, en Caracas, la presencia, compromiso y participación de Uruguay en este canal internacional.
Parece que la existencia de Telesur va a generar un entretenido divertimento para quienes quieran dedicarse a buscar reacciones y comentarios estúpidos entre la derecha mundial.