Erase una vez…la magia Mi querida Habanera, su carta sobre la muerte de Fidel me llevó de viaje por su país, por su historia, por su revolución. Cuando la acabo de leer, no me deja un regusto de duelo, de tristeza por lo perdido, sino todo lo contrario, de orgullo por lo vivido y esperanza […]
Erase una vez…la magia
Mi querida Habanera,
su carta sobre la muerte de Fidel me llevó de viaje por su país, por su historia, por su revolución. Cuando la acabo de leer, no me deja un regusto de duelo, de tristeza por lo perdido, sino todo lo contrario, de orgullo por lo vivido y esperanza en lo que vendrá. Mi extracto sería que lejos de considerar una pérdida (el hombre, el cuerpo) nos queda el aprendizaje de los valores, de la capacidad de esfuerzo y lucha por lo colectivo, la fe en las personas. Y a todo esto, afortunadamente, no se le da sepelio tan fácilmente.
Y, pensando en valores, hoy le hablaré de la Navidad. Está aquí mismito, y me gustaría explicarle cómo funciona por aquí. Le enumero algunos puntos y tradiciones que la marcan.
– Pasaje religioso. Celebramos el nacimiento de Jesús, hijo de José, un carpintero, y María, una señora virgen que era su esposa. Yo creo que aquí hay una laguna en el proceso reproductivo. Parece ser que la concepción (fusión de dos células sexuales o gametos en el curso de la reproducción sexual, según el diccionario de biología) la solucionaron con una paloma y de forma inmaculada. Osea, que no se manchó nadie, pero las leyes de sucesión genética de Mendel, con la paloma, hacen aguas por todas partes. Supongo que con las parábolas y las metáforas todo puede arreglarse, pero al pobre José pienso que le adjudican un papel bastante penoso en la historia.