Los medios de comunicación españoles son extremadamente rigurosos en la búsqueda del más pequeñito detalle, por insignificante que sea, que relacione a la izquierda abertzale con el grupo separatista ETA. Las cámaras de estos medios vigilan celosamente a los actuales cargos públicos de Bildu, de otros colectivos y oeneges, para intentar pillarlos en algún momento, […]
Los medios de comunicación españoles son extremadamente rigurosos en la búsqueda del más pequeñito detalle, por insignificante que sea, que relacione a la izquierda abertzale con el grupo separatista ETA. Las cámaras de estos medios vigilan celosamente a los actuales cargos públicos de Bildu, de otros colectivos y oeneges, para intentar pillarlos en algún momento, así sea fugaz, saludando a algún familiar de algún etarra, muerto o preso, para inmediatamente denunciar la extraña familiaridad y exigir sanciones y amonestaciones. Cada palabra es vigilada. Y cada acto. No se pierden ningún detalle. En la misma actitud andan los partidos, vascos o nacionales, especialmente algunos que son opositores al gobierno de Zapatero. De esta estrecha vigilancia no se salva ni el propio gobierno. Esta celosa búsqueda se hace más cuidadosa cuando se trata de pillar alguna conexión entre el grupo separatista y la guerrilla colombiana o con el gobierno venezolano. El afán por relacionar a Bildu con ETA ha llevado a ciertos periodistas o a ciertos medios a buscar los relacionamientos en forma un poco exagerada, estrambótica y hasta llena de comicidad. Bueno, en realidad con estudiadas artes de burda manipulación en las que la derecha es tan preparada.
El pasado 26 de agosto se realizó en Bilbao una manifestación de la izquierda aberzale que estuvo encabezada por una gran pancarta que decía «INPOSAKETARIK EZ. NAZIOA GARA» que en buen romance significa «No a las imposiciones. Somos una nación». Nada raro. Nada ilegal. Ningún extremismo. Absolutamente nada sospechoso.
Imagen tomada de la edición electrónica del diario El Mundo el 27 de agosto de 2011 (http://estaticos02.cache.el-mundo.net/elmundo/imagenes/2011/08/26/paisvasco/1314360877_0.jpg)
Al siguiente día el diario El Mundo en su edición impresa reseñó la movilización con una foto bastante curiosa. De la larga frase en Euskadi de la pancarta que encabezaba la marcha recortó las letras eta componentes de la palabra inposaketarik. De esta manera los desprevenidos y siempre manipulados lectores concluirían que la marcha estuvo encabezada por una gigantesca pancarta de ETA.
Pero el mismo diario El Mundo no dice absolutamente nada de los amorosos y amantísimos mensajes electrónicos que su corresponsal en Bogotá, la periodista española, Salud Hernández, se cruzaba con el temible criminal jefe del narco paramilitarismo, Carlos Castaño. Tampoco dijeron nada el Partido Popular, ni el ex presidente Aznar de quienes la periodista fue asesora.
A la izquierda, Salud Hernández Mora, corresponsal en Colombia del diario El Mundo. A la derecha, el jefe narco-paramilitar Carlos Castaño, de quien la periodista recibía línea editorial y de quien prologó su autobiografía.
Salud Hernández es corresponsal en Bogotá desde hace muchos años del diario español El Mundo. Igualmente es columnista del diario colombiano El Tiempo. Su interesante biografía incluye la de haber sido asesora, además del PP y de Aznar, de Mario Conde. A estos méritos le añade el haber sido prologuista del libro autobiográfico de uno de los criminales más siniestros que ha tenido Colombia. Carlos Castaño, jefe y fundador de las bandas paramilitares de extrema derecha causantes de más de 300.000 asesinatos y millones de desplazamientos de campesinos a quienes arrebataron sus tierras. El libro del narco paramilitar Castaño prologado por la corresponsal de El Mundo integrante además del Tea Party colombiano es una aberrante desfachatez de sus crímenes y una carga de ofensas y calumnias contra sus víctimas.
Recientemente se conocieron mensajes electrónicos bastante comprometedores, entre la periodista y el paramilitar en uno de ellos Castaño le solicita a Salud «suavizar» la respuesta que le dio en una entrevista sobre la financiación de las «AUC» con el narcotráfico. Ésta le responde: «Estimado comandante: Comprendo su decisión y así lo haré…». ¡Qué tal! Cuando se le preguntó por los comprometedores mensajes, la española respondió: «Digan la mierda que quieran de mí. Me da igual».
Mientras tanto, por si las moscas o la «cacería de brujas» o por temor a los fotógrafos de El Mundo, de los cinemas vascos están cancelando todas las funciones de la serie «sin tetas no hay paraíso».
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