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Elecciones primarias

Un amistoso antes de las presidenciales (50 a 12)

Fuentes: Página 7

Las elecciones primarias simultáneas y obligatorias argentinas no sirvieron para el objetivo que tenían originalmente: la selección de candidatos, dado que salvo para alcaldías, donde hubo disputa interna, ya estaba todo decidido. Pero sirvieron como simulacro de las elecciones presidenciales de octubre. Era evidente pronosticar que Cristina se llevaría puestos a sus rivales -aunque con […]

Las elecciones primarias simultáneas y obligatorias argentinas no sirvieron para el objetivo que tenían originalmente: la selección de candidatos, dado que salvo para alcaldías, donde hubo disputa interna, ya estaba todo decidido. Pero sirvieron como simulacro de las elecciones presidenciales de octubre. Era evidente pronosticar que Cristina se llevaría puestos a sus rivales -aunque con un 45% y no el 50% que finalmente consiguió- pero muchos analistas de los grandes medios intentaban desgranar una supuesta crisis intraperonista que iba a alentar un voto castigo a favor del ex presidente Eduardo Duhalde. O trasladaban resultados de elecciones locales a las generales. Nada de eso ocurrió, incluso Cristina Fernández ganó en zonas prósperas soyeras donde se supone que se concentran los más irreductibles antikirchneristas que casi la tumban en 2008. «El bolsillo venció a la ideología», se decepcionó un productor rural «de los grandes» citado por Clarín. Curioso comentario para un «capitalista». Pero sí… a veces suele pasar. La actual mandataria ganó en todas las provincias salvo en una (San Luis), incluso se impuso en la ciudad de Buenos Aires donde hace poco fue reelegido Mauricio Macri; es verdad que con menos votos: a falta de candidatos opositores con chances -y sin la presencia de Macri en las nacionales- le bastó el 30% para salir primera.

Duhalde y Ricardo Alfonsín quedaron en una patética pelea para el segundo lugar… empatados en el 12% cada uno. Hay que armar una campaña en twitter «un milagro para el Cabezón», ironizaba un duhaldista que ya sabe que nadie querrá una foto con su jefe, y que Macri, algunos gobernadores peronistas críticos y otros aspirantes a la presidencia en 2015 con estos resultados preferirán «desensillar hasta que aclare». Pero lo del milagro remite además a una anécdota de esta campaña. Como la nueva ley exigía un piso del 1,5% de los votos en las primarias para poder participar en las presidenciales de octubre, al líder de los periodistas de la farándula, Jorge Rial, se le ocurrió apoyar al candidato trotskista Jorge Altamira con una campaña en twitter «un milagro para Altamira». Hizo furor y aunque no fue la única razón, esta pelea virtual llevó al Frente de Izquierda a un inédito 2,5%.

Un dato más: sumados todos los candidatos peronistas (Cristina, Duhalde y Rodríguez Saa) llegan al 70% de los votos. Cristina cantó la marcha peronista con poco entusiasmo y dedicó más emotividad a recordar a Néstor Kirchner, que falleció cuando muchos veían el fin del kirchnerismo mucho más cerca en el horizonte. Cristina arrasó aún más en provincias pobres como Santiago del Estero donde la política es menos debate sobre progresismo/no progresismo que formas tradicionales de construcción de poder mediante empleo público, obras estatales y redes clientelares, sumados a una genuina identidad peronista que -aunque erosionada- sobrevive en el imaginario popular. «El peronismo es la manera que tiene la Argentina de responder en cada etapa histórica al desafío que le presenta ese momento», justificaba esta semana el exhombre fuerte de Carlos Menem, por eso puede ser keynesiano, neoliberal, neodesarrollista.. depende de lo que pasa en el mundo. Corach definió los tres ejes de la «gobernabilidad peronista» -lo que daría unidad a este multifacético movimiento:  primero la verticalidad -el que gana es el jefe, o la jefa, y conduce…y punto-. Segundo, el sindicalismo peronista que garantiza paz social, y tercero, el pragmatismo.

Con todo no dejan de tener gracia las explicaciones de la oposición de derecha: después de machacarnos con que el mercado había desplazado a la política durante décadas, ahora reconocen con amargura que la gente vota «con la economía como prioridad». Y bueno, después de ver las noticias de la crisis mundial que al menos hasta ahora no haya pegado en Sudamérica parece un buen activo para los gobiernos «nacional-populares»… ¿acaso en los 90 la gente votaba con el corazón?

Fuente original: http://www.paginasiete.bo/Generales/Imprimir.aspx?id=265643