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Un ataque en la prensa sueca al que Nicaragua debe responder

Fuentes: Rebelión

El ataque del que ha sido objeto el presidente de Nicaragua Daniel Ortega a través de un artículo publicado por el diario Sydsvenskan el 22 de agosto pasado es de una virulencia y de un desprecio por la realidad tales que amerita una reacción gubernamental del país centroamericano parecida a las que con anterioridad el […]

El ataque del que ha sido objeto el presidente de Nicaragua Daniel Ortega a través de un artículo publicado por el diario Sydsvenskan el 22 de agosto pasado es de una virulencia y de un desprecio por la realidad tales que amerita una reacción gubernamental del país centroamericano parecida a las que con anterioridad el gobierno de Venezuela ha emprendido contra medios estadounidenses y europeos exigiendo al menos la publicación de un desmentido.

El texto, de apenas unos 5 000 caracteres con el título «Un revolucionario que le tomó el gusto al poder» (ver la traducción al castellano al final de este artículo) y escrito por el corresponsal para América Latina Henrik Brandão Jönsson es un ejemplo típico de los libelos difamantes que en otros tiempos los diarios de derecha publicaban sin firma a instancias de los servicios de inteligencia norteamericanos.(1) Hoy en día ya no hacen falta los seudónimos ni los nombres inventados.

Usando el leitmotiv de la propaganda antisandinista, el mensaje del artículo se establece en su frase inicial: «El presidente de Nicaragua Daniel Ortega se parece cada vez más a los dictadores que derrocó hace 30 años. Sus antiguos amigos comienzan a abandonarlo.»

Esto no es original. A diario se repite como mantra esta caricatura del presidente nicaragüense – lo grave es que se haga con tal profusión de inventos y disparates.

El somocismo redivivo

De esta manera, ya en el segundo párrafo de la nota nos topamos con la sensacional afirmación de que Cuba y la Unión Soviética habrían aconsejado a Ortega «no arriesgar el poder en elecciones libres» en la década de los 80, pero que el presidente nicaragüense en lugar de esto decidió hacerle caso al sueco Olof Palme que, además, habría advertido a los sandinistas de los riesgos de «alejarse del pueblo» lo que al fin se materializó en la derrota electoral del sandinismo en 1990. Historia creativa regalo de los monopolios informativos de la patronal sueca. Los contras no dispararon ni una bala, pobrecitos.

Las licencias históricas del autor podrían incluso resultar de un simpático reaganismo retro con tintes de patrioterismo a la sueca. Hasta se le podrían conceder algunos puntos por esa graciosa manera de confundir los años y las fechas (las elecciones en la Nicaragua sandinista tuvieron lugar en 1984 y 1990) así como por ver en las manifestaciones sandinistas banderas celestes en lugar del tradicional azul y blanco del pendón nacional nica.

La calumnia desenfrenada

Sin embargo, el cavernario tono ideológico de la nota adquiere tonalidades más graves a medida que la capacidad imaginativa de Henrik Brandão Jönsson se aproxima a la calumnia.

«Desde que recuperó el poder, Ortega ha prohibido dos partidos políticos, encarcelado a trabajadores de la cultura y expulsado observadores electorales internacionales» escribe el reportero sueco.

A la tendenciosa afirmación de que Ortega «prohibió» dos partidos políticos (en realidad, el Consejo Supremo Electoral les suspendió la personería jurídica, a uno por no querer presentar informes, y al otro por no tener suficientes candidatos) le añade dos mentiras monumentales:

Los «trabajadores de la cultura encarcelados» son … nada más ni nada menos que el poeta Ernesto Cardenal del cual, hasta dónde se conoce, sólo hay un ejemplar en existencia. Éste, por otra parte, jamás ha pasado un día en prisión, sino que ha sido sometido a una congelación de sus cuentas bancarias por haberse negado a pagar una multa luego de perder un juicio por injurias y calumnias. Seguramente Brandão Jönsson se confundió al buscar material para su artículo y encontró un reporte acerca de las violaciones a los derechos humanos en Honduras cometidas por Micheletti y sus Billy Joyas.

En cuanto a los «observadores electorales internacionales» que Nicaragua habría expulsado de su territorio, nadie los ha visto porque jamás han existido. Ni siquiera el organismo apadrinado por la CIA en Managua para promover la deshonestidad y enturbiar el panorama, el autodenominado «Ética y Transparencia», en su tendencioso informe acerca de los últimos comicios municipales se atreve a hacer tal afirmación y sólo se queja de que ni el Centro Carter ni la OEA fueron invitados para vigilar las elecciones.

El que 150 observadores de 12 países latinoamericanos hubiesen aprobado el proceso electoral por unanimidad es un dato que el autor de la nota, por comprensibles razones, prefirió obviar. Otra vez, es de pensar que Brandão Jönsson, en el apuro de cumplir con el cierre para mandar su artículo al Sydsvenskan se metió en la página web de El Universal de Caracas y se topó con la noticia de la expulsión del observador español franquista Luis Herrero luego de que éste, nomás llegar al aeropuerto de la Guaira, empezara a decir que había que deshacerse del «dictador» Hugo Chávez. «Chávez, Ortega … ¿qué más da?» debe haber pensado el periodista sueco.

Ya adentrado en la cuesta abajo de la difamación de alta intensidad, Brandão Jönsson aprieta el acelerador:

¿Qué decir de su asombrosa afirmación de que los puntos del programa de la celebración del trigésimo aniversario de la revolución el 19 de julio «fueron cambiados para las horas del día con el fin de ahorrar energía»? De ser esto cierto, se trataría de una muestra más de responsabilidad de un gobierno común y corriente de este planeta agobiado por una brutal crisis económica, ambiental y energética. Pero como se trata del gobierno de «Ortega» entonces es un muestra del descalabro económico causado a Nicaragua por su dictatorial presidente.

El problema es que el 19 de julio nunca se ha celebrado por la noche. Es un gran acto de masas con gente que llega de todo el país y que debe regresar a sus hogares el mismo día.

¿Qué decir de las «cifras oficiales» que según el autor muestran que la mortalidad materna en Nicaragua ha aumentado en un 50 por ciento en el último año? Es una lástima que la representante del Fondo de Población de la ONU Junko Sazaki, que en mayo de este año felicitó al ministerio de salud de Nicaragua por sus avances en la materia, no las hubiese tenido a mano. Entonces habría logrado evitar caer en la trampa propagandística de ?Ortega?

Parece que, según el Sydsvenskan, hasta la propia Amnistía Internacional ha sido embaucada por maléfico presidente.

En su crítico informe contra la prohibición del aborto terapéutico en Nicaragua, la organización establece que «es consciente de la prioridad dada por el gobierno a la reducción de la pobreza, los derechos de las poblaciones indígenas a la tierra y la disminución de la mortalidad materna». ¡Qué suerte que el agudo periodista sueco notó a tiempo el «desliz pro-Orteguista» de la organización internacional, el cual omite en su cita de dicho informe!

Las «pruebas» por la izquierda

El broche de oro del artículo es la «prueba» que fundamenta todas las calumnias anteriores:

Brandão Jönsson escribe que «su ex-compañera de armas Dora María Téllez, ministra de salud del gobierno sandinista en los 80, dice que Ortega se ha vuelto como el viejo Somoza. ‘La única diferencia es que Ortega no tiene una Guardia Nacional y que el momento no está maduro para instaurar una dictadura’, explica a la revista Latinamerika.»

La ex-comandante Dora María Téllez, que hoy en día es aliada de los partidos que en Nicaragua apoyan a los golpistas hondureños, que para consumo interno de su país receta un regreso a las políticas neoliberales y en el exterior se exhibe como revolucionaria de altos principios, justifica «por la izquierda» lo que otros retocan, embellecen y amplifican «por la derecha».

Y es que en un terreno sueco ya abonado por la fértil desinformación de los derechistas «otrora-sandinistas» con el apoyo abierto de la ex-embajadora en Managua Eva Zetterberg, las puertas están abiertas de par en par para que el somocismo reciclado campee a sus anchas disfrazado de análisis internacional.

Zetterberg, que según sus propias declaraciones ha visto cumplido su «viejo sueño» de ser nombrada embajadora en Santiago, no ceja en su trabajo de apoyar a sus antiguos amigos del Movimiento de Renovación Sandinista.

«Lo que hay en Nicaragua no es un gobierno de izquierda, es una nueva familia que ha llegado al poder y está al mando: La familia Ortega (…) Daniel Ortega ha traicionado a la revolución. Ortega recibe millones en ayuda internacional por los que no entrega cuentas y se los mete en el bolsillo.» Estas son las declaraciones del anciano poeta Ernesto Cardenal a la revista Korsväg el año pasado, durante una gira realizada por Suecia en la que contó con los servicios de Zetterberg que hizo de maestra de conferencias en varias de sus charlas.

Es este tipo de exabruptos los que el filosomocismo sueco del Sydsvenskan amplía y desarrolla. Es el mismo diario que desde 1969, regularmente y hasta la muerte del autor hace unos años, publicaba las crónicas anticomunistas de un tal Andrés Küng, ex-presidente del capítulo sueco de la red filoterrorista Resistance International que en la década de los 80 recolectaba fondos para la contra nicaragüense a través de campos pagados en el New York Times.

El es mismo diario cuyo redactor en jefe Per T. Ohlsson el 13 de abril de 2002 alabó el golpe contra el gobierno bolivariano de Venezuela en un editorial titulado «Adiós Chávez», y es el mismo diario que no pierde una oportunidad de denigrar a Cuba y a cuánto político independiente de Washington asome la cabeza en América Latina.

Brandão Jönsson en su libelo aprovecha el favor servido en bandeja de plata por un grupo de 11 celebridades progresistas y de izquierda que el año pasado firmaron un pronunciamiento de apoyo a la huelga de hambre realizada por Dora María Téllez exigiendo que el gobierno de Nicaragua se sentase a dialogar con su minúsculo partido MRS, que en las últimas elecciones apenas sobrepasó el siete por ciento de los votos en alianza con otras fuerzas.

Este grupo de personalidades, que en su carta jamás se atrevió a hablar de «dictadura», expresó que las demandas de Téllez «merecían ser escuchadas». Pero en la versión del Sydsvenskan «acusan (a Daniel Ortega) de comandar un régimen autoritario, corrupto, centralizado y represivo». Seguramente, algunos de esos firmantes se estarán remordiendo de vergüenza al darse cuenta de cómo se ha manipulado su buena fe. Otros, probablemente no. En todo caso, el daño ya está hecho.

Guerra mediática y guerra global

La prensa sueca es de derechas. La agencia de noticias TT es propiedad de los dueños de los periódicos y transmite la línea y los valores que ellos representan. En todo el país las voces de la izquierda y de la socialdemocracia sólo cuentan con un diario regional (Dalademokraten) y con la página cultural del tabloide Aftonbladet, y aún estos medios dedican muy poco espacio a América Latina. La prensa de izquierda consiste en varios semanarios de escasa tirada y gran fraccionamiento político-ideológico.

Además, la antigua política progresista de Suecia hacia América Latina pertenece a un pasado ya remoto, tal y como lo indica la presencia de la multinacionales suecas Tigo entre los golpistas hondureños, y Securitas, a cargo de una de las empresas privadas de vigilancia más grandes de Colombia.

Esperar que la prensa del país escandinavo trate a los dirigentes de la izquierda latinoamericana con objetividad es una quimera. Sin llegar a la virulencia y la vulgaridad de los proverbiales medios de España, a lo largo de los años a Chávez en Suecia se le ha llamado regularmente «dictador», «loco» y hasta «payaso». Esto fue especialmente agudo en 2007, el año de la no-renovación de la concesión a RCTV y del plebiscito para reformar la constitución.

Cuba es, naturalmente, el otro objeto preferido sobre el que descargar tinta con odio. A Evo Morales se le trata con un poco más de cuidado por aquello de las acusaciones de racismo, pero no tardará en llegar el momento en que hasta ese tabú deje de importunar las conciencias de los medios violentos del país escandinavo.

El libelo antinicaragüense del Sydsvenskan es un signo de la opinión sueca está madura para que las concepciones más retrógradas acerca de América Latina se hagan cosa de todos los días entre el pueblo, aún entre los sectores que normalmente se autodefinen como progresistas y/o contestatarios. De ahí a un apoyo tácito (y hasta explícito) a la guerra contra América Latina sólo hay un paso. La decisión sueca de terminar la ayuda económica al gobierno sandinista es un elemento más de este desarrollo.

NOTAS:

(1) García Ferreira, Roberto: «La CIA y los Medios en Uruguay. El caso Arbenz». En el capítulo titulado «La CIA ordenaba; El País y la SIP ejecutaban», el historiador García Ferreira cuenta cómo a través de textos difamatorios plantados por los servicios estadounidenses se fabricó una imagen sumamente negativa del gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala la que contribuyó a mediatizar a la opinión latinoamericana contra el derrocamiento promovido por los Estados Unidos en 1954. El diario uruguayo El País fue según Ferreira, que estudió miles de documentos de la CIA desclasificados por medio del Acta de Libertad de la Información (FOIA), uno de los principales artífices de la campaña de difamación contra Arbenz.

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Un revolucionario que le tomó el gusto al poder.

Sydsvenskan sabado 22 de agosto de 2009.

Henrik Brandão Jönsson (Río de Janeiro)

El presidente de Nicaragua Daniel Ortega se parece cada vez más a los dictadores que derrocó hace 30 años.

Sus antiguos amigos comienzan a abandonarlo.

Mellizo de Irán

?Las revoluciones nicaragüense e iraní son revoluciones mellizas. Las dos tienen que ver con la justicia, la libertad, la independencia y la lucha contra el imperialismo.? Daniel Ortega durante una reunión con el presidente Ahmedinejad en la universidad de Teherán en junio de 2007.

[Pie de foto: Dirige con mano de hierro. Desde que Daniel Ortega recuperó el poder ha prohibido dos partidos de oposición e implantado la prohibición total del aborto.]

Este año se cumplen tres décadas desde que Daniel Ortega hizo su entrada en Managua y derrocó al clan de los Somoza que durante casi cincuenta años manejó a Nicaragua como un negocio familiar. Se había acabado la dictadura más larga en la historia de América Latina. El mundo envió millones a la revolución sandinista.

Seis años más tarde llegó el triunfo. A pesar de que Cuba y la Unión Soviética aconsejaron a Ortega no arriesgar el poder en elecciones libres, escuchó más al primer ministro de Suecia Olof Palme. El líder sandinista organizó unas elecciones presidenciales y ganó abrumadoramente. Daniel Ortega fue uno de pocos líderes que permitieron a la revolución convertirse en democracia.

Otros cinco años más tarde pasó aquello contra lo que Palme también había advertido. Las capas dirigentes comenzaron a alejarse del pueblo. Daniel Ortega le había tomado el gusto al poder. En las siguientes elecciones el pueblo lo castigó y por el contrario eligió a la candidata de derecha apoyada por los EE.UU. Violeta Chamorro.

Desde ese entonces, Ortega lo ha hecho todo para regresar al poder. Ha perdido otras dos elecciones. Para no ser derrotado una tercera vez (?) permitió que su antiguo enemigo de la guerra civil y ex-líder Contra Jaime Morales fuese su candidato a vicepresidente. También hizo un pacto con el terrateniente y ex-presidente Arnoldo Alemán, que entre 1997 y 2002 limpió las arcas del estado nicaragüense por 750 millones de dólares.

Cuando además Ortega hizo un contrato con la iglesia católica ya le fue imposible el no poder ganar unas elecciones presidenciales en el país más pobre de América Latina.

Daniel Ortega ha vuelto a dirigir Nicaragua desde el 10 de enero de 2007. Dos cosas han cambiado: Él cambió el rojinegro de las pancartas sandinistas por banderas rosadas y celestes y aprendió la lección de lo que pueden implicar unas elecciones libres.

Desde que recuperó el poder, Ortega ha prohibido dos partidos políticos, encarcelado a trabajadores de la cultura y expulsado observadores electorales internacionales.

Las elecciones municipales del año pasado fueron descalificadas e hicieron que tanto los EE.UU. Como la UE retirasen su ayuda al desarrollo por un monto total de mil millones de coronas al año. Cuando la revolución sandinista celebró su trigésimo aniversario el 19 de julio en Managua se pudo notar la nueva economía del gobierno. Los puntos del programa fueron cambiados para las horas del día con el fin de ahorrar energía.

Lo que ha causado las reacciones internacionales más fuertes ha sido la prohibición total del aborto. Ni siquiera en el caso de que una niña menor de edad haya sido violada por su propio padre se puede realizar un aborto. Ni siquiera en el caso de que la vida de la niña corra peligro.

La introducción de la ley ha hecho de Nicaragua uno de los pocos países en el mundo en los que la mortalidad materna ha aumentado, según cifras oficiales, en más del 50 por ciento en el último año. Amnistía Internacional hace poco lanzó una campaña en la que hace un llamado a las autoridades a levantar la prohibición total contra el aborto, la que según la organización ?pone en riesgo la vida y la salud de las niñas y las mujeres?.

Los principales intelectuales de izquierda a nivel mundial, entre otros Noam Chomsky, Bianca Jagger y Salman Rushdie se han distanciado de Daniel Ortega y lo acusan de comandar un régimen autoritario, corrupto, centralizado y represivo.

Su ex-compañera de armas Dora María Téllez, ministra de salud del gobierno sandinista en los 80s, dice que Ortega se ha vuelto como el viejo Somoza.

?La única diferencia es que Ortega no tiene una Guardia Nacional y que el momento no está maduro para instaurar una dictadura?, explica a la revista Latinamerika.

HECHOS

Qué hace: Presidente de Nicaragua.

Edad: 63 años.

Familia: Esposa, Rosario Murillo, 58 años, vocera del gobierno y, según la oposición, la que verdaderamente maneja las riendas del poder. La pareja tiene 8 hijos pero ha tomado distancia de Zoilamérica de 41 años, quien acusa a su padrastro Ortega de abuso sexual.

Vive: En un palacio de 900 metros cuadrados en Managua que los sandinistas confiscaron durante la revolución.

Meta: Cambiar la constitución para poder ser reelegido en 2011. Un plebiscito ha sido anunciado para el año que viene.