Al principio, cuando me propusieron presentar la obra de Pascual, me resistí, pero luego me di cuenta de que se me brindaba una oportunidad única para decir en público lo que pienso de él; es decir, para propinarle una paliza de elogios e infligirle un buen montón de merecidas alabanzas. Creo que Pascual Serrano, al […]
Al principio, cuando me propusieron presentar la obra de Pascual, me resistí, pero luego me di cuenta de que se me brindaba una oportunidad única para decir en público lo que pienso de él; es decir, para propinarle una paliza de elogios e infligirle un buen montón de merecidas alabanzas.
Creo que Pascual Serrano, al que todos conocemos -no sé si hay alguien en Cuba que no lo conoce- tiene básicamente dos virtudes extrañas, sobrenaturales, porque es al mismo tiempo ubicuo e incisivo: está en todas partes, hasta el punto de que yo me pregunto si es una sola persona, y además está en todas partes como una puñalada. Está siempre ahí para clavar ese cuchillo que hace sangrar esas verdades reprimidas, todas esas mentiras hinchadas a través de las cuales se pretende configurar una conciencia al mismo tiempo sumisa y nihilista. Creo que el libro de Pascual es muy importante. En la edición española lleva un subtítulo que dice Patrañas, disparates y trapacerías y el título en realidad es Perlas. Pascual Serrano se ha dedicado durante los últimos años, pero a velocidad sideral, es decir, mientras sostenía a su hijo sobre los hombros, mandaba cuatro artículos a Rebelión que incomprensiblemente escribía al mismo tiempo, estaba en Caracas y en La Habana, mientras hacía todo esto, iba recogiendo estas llamadas Perlas en la edición española, que son frases pinzadas de los medios de comunicación, tanto de la televisión como de la prensa española. Esto lo hacía con esa capacidad que tiene Pascual para aprehender en segundos como con una tenaza vertiginosa aquellas cosas que a otros nos pasan desapercibidas.
Este libro recoge todas estas frases, todas estas fórmulas, cogidas con esas tenazas vertiginosas por Pascual Serrano en dos frentes básicamente: por un lado diría el de la manipulación, el de la mentira, el de los silencios, todo aquello que la prensa deforma, todo aquello que la prensa atornilla allí donde no debe, también todo aquello que la prensa calla, poniendo así de manifiesto esa colusión entre los grandes medios de comunicación españoles y la estructura misma de un capitalismo que destruye, al mismo tiempo que las mercancías, la verdad misma, convirtiéndola también en mercancía.
Esa colusión de los grandes medios de comunicación con los intereses del capitalismo, es la que provoca que una parte central de este libro esté dedicada a Cuba y Venezuela. Los intereses obviamente del capitalismo pasan por erosionar, por minar, por destruir, las experiencias revolucionarias cubanas y venezolanas. Pero luego tiene otra vertiente el libro que a mí me parece muy interesante: ya no se refiere a las manipulaciones premeditadas de los periodistas, sino a todo aquello que se les escapa a quienes aparecen en los medios de comunicación, esos lapsos freudianos, ese inconsciente que aflora a la superficie en frases dichas con absoluto aplomo y autoridad, reveladoras de eso que yo llamo el nihilismo espontáneo de la percepción, y ante el cual estamos no solamente contribuyendo a colaborar con esos grandes medios de comunicación conniventes con los grandes intereses económicos, sino que estamos aceptando, asumiendo, el desprecio infinito por lo otro.
Hay una serie de frases recogidas de los medios de comunicación por Pascual Serrano que ponen de manifiesto cómo operan ya inconscientemente los periodistas. Pascual Serrano ha escrito un libro, a mi juicio, muy importante por un doble motivo, primero porque demuestra que, como bien dice Chomsky, todo aquello que impugna la consistencia moral del mundo capitalista nos lo ofrecen cotidianamente los propios medios de comunicación capitalistas. Basta descontextualizar ciertas noticias, ciertas frases, para que de pronto esa monstruosidad latente en el horizonte, que nos ocultan todas estas nubes brillantes, este arco iris de la permanente variedad de nada de los periódicos, salga a la superficie y manifieste toda su monstruosidad. También porque es un libro que enseña a leer la prensa española: todo está ahí, pero hay que saber verlo, y Pascual Serrano ―repito― tiene ese talento innato, ese don admirable para, de un solo vistazo, aprehender y percibir todo aquello que a los demás nos pasa desapercibido; pero que de esta manera aprendemos a vigilar, aprendemos a perseguir con una lectura distinta, atenta, con una lectura distante de los periódicos.
Desde que leí este libro, o más bien desde antes ―porque este libro recoge una tarea de varios años de Pascual Serrano que ha ido publicándose en Rebelión mes tras mes―, he aprendido a leer los periódicos de un modo mucho más atento.
Para cerrar mi intervención y dar paso al apalizado Pascual Serrano querría poner dos ejemplos muy recientes de este tipo de perlas o de juego sucio en el doble frente de la manipulación y de los lapsos freudiano. Yo solamente leo El País cuando viajo en avión y me sirve la verdad para todo el año. Basta un número cualquiera de este periódico para explotarlo durante meses, al menos hasta que cojo el próximo avión.
A mí me gustaría que alguna vez alguien escribiera un libro que se limitase a analizar todas las páginas de cualquier número del diario El País escogido al azar, y demostrara que todas las páginas, incluso las de deportes, incluyen alguna mentira, alguna manipulación, alguna trapacería.
Este ejemplo es muy pequeño, es una manipulación de hace cuatro días; hablando de un acto en el que había participado Cindy Sheehan El País decía: «Cindy Sheehan, bandera de la contestación más agresiva contra la guerra de Iraq». Vean ustedes que lo agresivo no es la guerra de Iraq, sino la contestación de una madre a cuyo hijo han matado. El otro ejemplo, en este caso, es de El Mundo, otro periódico nauseabundo que recogía en un titular hace también muy poco tiempo una noticia que decía esto que podía haber formado muy bien parte de este libro, en el capítulo de los lapsos freudianos. Decía: «El crecimiento demográfico es más destructivo para África que el SIDA». Yo creo que tardamos algunos segundos en caer en la cuenta de que es una noticia que considera más destructivo el nacimiento que la muerte, y preguntémonos en qué mundo puede ser más destructivo el nacimiento que la muerte. Gracias y le doy la palabra a Pascual Serrano.
Transcrito para La Jiribilla por Yinett Polanco
La versión en España de este libro es «Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación». Pascual Serrano Ediciones de Intervención Cultural. S. L. Editorial El Viejo Topo. Barcelona. Enero 2006
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