El pasado 22 de febrero, el reportero Antonio Jiménez Barca escribió un artículo en el diario español El País, sobre el panorama político francés que tituló «Los anticapitalistas comen terreno a los socialistas franceses». En él, relataba la crisis en la se encuentra sumido el Partido Socialista francés al que considera dividido en dos, desde […]
El pasado 22 de febrero, el reportero Antonio Jiménez Barca escribió un artículo en el diario español El País, sobre el panorama político francés que tituló «Los anticapitalistas comen terreno a los socialistas franceses».
En él, relataba la crisis en la se encuentra sumido el Partido Socialista francés al que considera dividido en dos, desde que la anterior Secretaria General Ségolène Royal, perdiera, por pocos votos, la reelección al cargo que ahora ostenta Martine Aubry.
Después de meter un poco más de literatura- citando brevemente a Unión por un Movimiento Popular (UMP), que es el partido de Nicolás Sarkozy- el cronista nos obsequia la siguiente parrafada:
«Pero hay un dato revelador que hunde a los socialistas franceses en los más oscuros pronósticos: según un sondeo reciente, los franceses consideran a Olivier Besancenot, el dirigente del Partido Anticapitalista, el mejor opositor político al presidente Sarkozy.(…). Así, por un lado, este cartero mileurista admirador del Che y los zapatistas y que propugna sin ningún empacho y sin miedo a parecer rancio, la nacionalización de la banca o la lucha de clases está mordiendo a la izquierda del PS y se consolida como atípico líder de una izquierda francesa descabezada y desconcertada.»
Observen cómo el periodista utiliza el adjetivo rancio (antiguo, pasado de moda) y avisa de que Oliver quiere nacionalizar la banca. Curioso. Eso es precisamente lo que están haciendo estadistas «modernos», como Gordon Brown, Obama, Ángela Merkel y Sarkozy (por citar los de mayor peso), con el vano intento de salvar a un cadáver llamado capitalismo.
Antonio Jiménez Barca, parece como si acabara de salir de un estado de coma en el que se habría sumido en los años 90 del siglo pasado, pues no se ha enterado de nada de lo que ha sucedido en el mundo desde entonces.