El pasado día 3 de enero, el periodista Pascual Serrano – cofundador de la revista electrónica Rebelión y director editorial del canal de televisión Telesur – presentaba su último libro en el Club Prensa Canaria de Las Palmas. En esta obra, titulada «Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación», Serrano analiza didácticamente […]
El pasado día 3 de enero, el periodista Pascual Serrano – cofundador de la revista electrónica Rebelión y director editorial del canal de televisión Telesur – presentaba su último libro en el Club Prensa Canaria de Las Palmas. En esta obra, titulada «Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación», Serrano analiza didácticamente la manera en la que estos medios manipulan o reconstruyen la realidad, de acuerdo a los intereses privados de sus dueños. Una labor que el autor lleva realizando cierto tiempo y que se ha convertido en nuestros días en una imperiosa necesidad para todos aquellos colectivos empeñados en la transformación de la sociedad. La creación de publicaciones como Rebelión, Kaosenlared, La Haine, Insurgente o, en nuestro Archipiélago, Canarias-semanal ha obedecido – precisamente – a esta necesidad de contrarrestar el discurso hegemónico de los oligopolios de la comunicación; ofreciendo una información que – sin pretenderse imparcial – esté orientada por un compromiso ineludible con la veracidad.
Demostrando una muy loable pluralidad el diario grancanario La Provincia – rico en trapacerías y patrañas – entrevistó a Pascual Serrano con motivo de su visita. Sin embargo, el anómalo cariz que adoptó esta entrevista la convierte en una «perla» merecedora de figurar en futuras ediciones del libro de Serrano. El interrogatorio – de reminiscencias maccarthistas- corrió a cargo de Miguel F. Ayala y no tuvo desperdicio.
La entrevista de Ayala comienza con preguntas que bien podrían provocar la ternura del lector, por su aparente ingenuidad, si no fuera por la agresividad con la que acaba defendiéndose de las respuestas de Serrano. Después de haber asistido -se supone- a la ponencia del periodista valenciano, el plumilla de La Provincia le interroga acerca de una posible subordinación de los medios de comunicación a la mal llamada «clase política». Con una paciencia digna de mejor causa, Pascual Serrano insiste entonces en la tesis central que conoce ya cualquier persona con una mediana formación: Son las multinacionales de la comunicación -cuyos intereses coinciden con los del gran capital – las que «secuestran» la voluntad de los políticos. Es el «modelo», en el que los «medios obedecen a los intereses de los accionistas, de los anunciantes y a los imperativos del mercado», el que genera la manipulación, continúa aclarando Serrano, después de la interpelación de Miguel F. Ayala, que traduce su diáfana explicación como un anecdótico problema de «amiguismo».
A partir de este momento -tal vez irritado por la facilidad socrática con la que su interlocutor le conduce a la verdad- Ayala da rienda suelta a una inusual agresividad, adoptando el papel de un moderno inquisidor.
«¿Se manipula la información en España tanto como usted dice?», le espeta de repente, en la primera de una serie de preguntas capciosas que cualquiera podría traducir como: ¿por qué no reconoce usted que miente o exagera deliberadamente?
Ante la respuesta de Serrano – que continúa impasible exponiendo las causas de este fenómeno estructural, y menciona directamente la función desestabilizadora que ejercen los grandes medios contra los gobernantes que se atreven a cuestionar la legitimidad del sistema capitalista – Ayala decide atacar sin miramientos a su entrevistado, perdiendo los papeles y la más elemental compostura. Resuelve sacar a colación un tema del que La Provincia ha opinado mucho durante estos últimos años: Venezuela y Hugo Chávez.
«Usted lucha contra la manipulación informativa» – o dice luchar, puede leerse entre líneas en la pregunta de Miguel F. Ayala – pero «es uno de los responsables de Telesur, el canal latinoamericano promovido por Hugo Chávez, un personaje que no pasará a la historia por su juego limpio. ¿Cómo se combina eso?». Sin el más mínimo decoro – y siguiendo fielmente la línea editorial de su periódico – Ayala nos ofrece una clase magistral sobre cómo desinforman y mienten los medios. En primer lugar, pontifica sin ningún fundamento sobre el supuesto «juego sucio» de Hugo Chávez. Bien pagado de sí mismo se atreve incluso – con la osadía de quienes opinan de todo sin conocer absolutamente nada – a pronosticar cómo pasará a la historia el político venezolano. Y, por último, pone en tela de juicio no sólo la honradez de Pascual Serrano, sino la de todos los profesionales de la información que trabajan en Telesur y que, según se deduce de sus preguntas, no serían más que marionetas al servicio de Chávez.
Una de las últimas afirmaciones de Ayala en este peculiar interrogatorio nos recuerda, inevitablemente, el libro del escritor uruguayo Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Y es que, de igual forma que los sublevados en España en el 36 fusilaban por sedición a quienes defendían la legalidad republicana, estos profesionales del engaño tienen bien claro que la mejor defensa es siempre un buen ataque.
«Chávez ha sido un gran manipulador», sostiene Miguel F. Ayala, nuevamente sin argumentación o fundamento contrastable. Lo que si puede constatarse, en cambio, es la gran manipulación que sobre Venezuela ha venido realizando el periódico que paga al Sr. Ayala, desde la llegada al gobierno de su actual presidente. Una tergiversación interesada – y explicable atendiendo a las claves que ha desvelado el propio Serrano – que alcanzó unos niveles indecorosos durante el fallido golpe de Estado que sufrió este país en abril de 2002. Por aquel entonces, La Provincia justificó está intentona, que calificó como «golpe cívico-militar», porque, en palabras de su director Ángel Tristán Pimienta: «la deriva de la nación hacia una dictadura era tan clara y tan vertiginosa que había que dar un golpe. De timón». (1) De esta manera tan significativa concluía, el 13 de abril de 2003, una de las numerosas columnas en las que Pimienta arremetía contra Hugo Chávez, al que calificaba como un «militarote cuartelero. engreído, soberbio y con un notable potaje mental». En ese mismo artículo, el jefe de F. Ayala – que pregunta hoy candorosamente si se manipula la información en España – escribía: «Chávez no pudo romper la columna vertebral de Venezuela: las instituciones retomaron el poder ante la deriva ácrata del régimen». (2)
Huelga decir que ni la restauración de la legalidad democrática en Venezuela, ni los sucesivos refrendos populares a su presidente han modificado un ápice la línea editorial de La Provincia sobre una realidad que, recurrentemente, continúa tergiversando. La función de este periódico, como la del resto de medios a los que se refiere Pascual Serrano en su último libro no es – ya lo sabemos – la de buscar la verdad. Sino la de crear una opinión favorable a los intereses de sus amos.
Vuelve a plantearse, pues, la cuestión fundamental de cómo podemos mejorar nuestra respuesta a eso que se ha dado en llamar Falsimedia. ¿Cómo se podría coordinar, en función de la actual correlación de fuerzas y de nuestros limitados recursos, una réplica que sea capaz de superar la etapa de resistencia para empezar a cuestionar, verdaderamente, la hegemonía de la derecha mediática? El debate se ha suscitado ya dentro y fuera del Estado español y es la práctica de todos los que trabajan en el campo de la información la que puede ir labrando este difícil camino. Pero, en cualquier caso, sí nos parece imprescindible asumir plenamente al enemigo, denunciando sistemáticamente el papel que desempeña en el sostenimiento del actual desorden mundial. Y, en Canarias, La Provincia nos ofrece material suficiente para publicar varios tomos bien repletos de patrañas y manipulaciones.
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Notas y referencias bibliográficas:
(1) «Con el cuento a otra parte», Ángel Tristán Pimienta. La Provincia. Diario de Las Palmas. 13/4/2002
(2) Ibídem. Para obtener una información más detallada sobre las reacciones de medios de comunicación y políticos ante el golpe de Estado en Venezuela en 2002, ver el vídeo: «¿Condenaría nuestra prensa a un Pinochet venezolano?», en la sección Video-reportajes de Canarias-semanal.com