Para Víctor Ríos, por su ejemplo, por su lucidez, por su magisterio Cualquier cosa -y «cualquier cosa» es cualquier cosa, como diría Tarski- es esperable del global-imperial-telefónico y antichavista [1]. Por supuesto. Empero, uno de los editoriales del pasado lunes 10 de marzo [1] roza los límites del pseudo-periodismo intoxicador de derecha más extrema […]
Cualquier cosa -y «cualquier cosa» es cualquier cosa, como diría Tarski- es esperable del global-imperial-telefónico y antichavista [1]. Por supuesto. Empero, uno de los editoriales del pasado lunes 10 de marzo [1] roza los límites del pseudo-periodismo intoxicador de derecha más extrema y (por decirlo de forma suave) fascistoide.
Cinco fragmentos.
El primero: se equivocó el presidente Nicolás Maduro, afirma el editorial, «si creía que incrementando la represión y adelantando los carnavales iba a diluir las protestas que desde hace un mes sacuden Venezuela». El pasado fin de semana se han reproducido en numerosas ciudades venezolanas «las manifestaciones y las caceroladas contra un modelo político y económico que, en apenas 15 años, ha convertido una potencia petrolera en un erial». ¡En un erial, sin cortarse un pelo y contra las reflexiones, informaciones y conclusiones de todos los análisis documentados sobre la evolución económica venezolana en esos años! Dejemos lo de la represión, el tipo de protestas, las caceroladas que no hace falta apuntar qué nos recuerdan, etc.
El segundo fragmento. No ha hecho falta ninguna «conspiración fascista», entrecomilla el editorial que sabe perfectamente (¿serán ellos mismos parte del plan?) que es eso lo que está diseñado. «Ha bastado que el chavismo se obstine en una gestión disparatada para desencadenar una inflación del 56% -la más alta de Latinoamérica-, un déficit fiscal del 11,5%, un desplome del 18% en la producción petrolera y un control de cambios que ha multiplicado por 13 el precio del dólar en el mercado negro». Más allá de la corrección de los datos, nada qué decir sobre las causas que explican una parte sustantiva de la situación. Silencio absoluto. Hay más: «La población sufre carestía, desabastecimiento y una criminalidad desbocada, mientras el Gobierno desmantela los resortes democráticos, persigue a la oposición y asfixia a los medios de comunicación.» ¿Criminalidad desbocada? ¿Por quién abonada? ¿Qué resorte democrático ha desmantelado el gobierno? ¿Qué medio de comunicación de oposición ultraderechista está asfixiado?
Frente a las legítimas protestas ciudadanas, prosigue el editorial dando por buena protestas en absoluto legítimas en cualquier sistema democrático del mundo, el «régimen», no el gobierno por supuesto, ha recurrido a «una brutalidad desmedida». Y, tomen nota, «los grupos paramilitares, los secuestros, las torturas y los allanamientos ilegales retrotraen a los tiempos más negros de América Latina.» ¿Qué recuerda a qué? ¿Se habla de la oposición de la derecha belicista? No, nada de eso. Se habla del gobierno bolivariano. ¿La práctica del gobierno del presidente Maduro recuerda las acciones asesinas de los regímenes de los generales Pinochet y Videla? ¿Hemos leído bien? ¿Han perdido el juicio… o es que su juicio se alimenta de esas barbaridades?
Hay más. Se meten con todos, incluso con la OEA, que obra con independencia, no son lacayos del Imperio, y con total falta de respeto con los gobiernos que forman parte de la organización de estados americanos (29 han apoyado al gobierno bolivariano, 3 no: Estados Unidos y Canadá entre ellos): «…el silencio de los países vecinos resulta ominoso. La crisis venezolana ha ratificado la absoluta inoperancia de la OEA, donde el Gobierno de Caracas se garantiza lealtades a base de petrodólares (cada vez más escasos) e intimidación (ahí está la ruptura de relaciones con Panamá y la suspensión del pago de sus deudas)». ¡Como han leído! Y no es sólo eso. «La pasividad continental contrasta con las encendidas condenas que provocó en su día la destitución de los presidentes de Honduras y Paraguay». ¿La destitución de los presidentes de Honduras y Paraguay? ¿Está abonando el editorial del «democrático» global-imperial los golpes de estados (suaves, como suele afirmarse de manera no totalmente correcta) de Honduras y Paraguay?
La cosa sigue. Faltaba el nudo cubano. Por una parte, este «doble rasero no ayuda a las democracias regionales a apuntalar su credibilidad internacional» aseguran en tono geopolítico chulesco. Por otra, «que Cuba condene la «intromisión extranjera» en Venezuela es ya el colmo de los despropósitos». ¿Por qué? Porque sí. El «régimen» castrista, además, «que necesita de Caracas para su propia supervivencia, es quien mueve los hilos y mantiene anclada a una cúpula chavista desbordada.» ¿Han leído alguna vez algún fragmento que roce un nivel tan abyecto de ignominia? ¿Qué tipo de oposición abona el global-imperial? ¿La más golpista? ¿Qué anticastrismo es el suyo? ¿A la derecha del de Miami? ¿Habrá escrito don Mario Vargas Llosa el texto?
Las circunstancias no invitan al optimismo, concluye el editorial. «Maduro propone diálogo a la vez que insulta y alienta la polarización». ¿Insulta, alienta al enfrentamiento? «Tampoco está en sus planes -ni en los de La Habana- apearse de las políticas que han provocado el desastre». ¡Acabáramos, hemos tocado el rovell de l’ou! Que renuncien pues. De transformación socioeconómica, nada de nada. Ni soñarlo. Neoliberalismo, darwinismo social puro y duro, es el estado natural de las cosas y las sociedades salvajemente humanas.
Y por si faltara algo, para acabar, leña para encender todos los fuegos: «Las protestas podrán irse extinguiendo por la represión y el cansancio. Pero es solo cuestión de tiempo que vuelvan a rebrotar, y con más fuerza.»
Mientras tanto, casi al mismo tiempo probablemente que se escribía el editorial, una joven chilena residente en Venezuela era asesinada por un francotirador de un tiro en la cabeza. ¿Su crimen? Bajarse de su coche e intentar separar una barricada de la oposición pro-golpista para poder continuar. ¡Una menos debieron pensar!
Nota:
[1] http://elpais.com/elpais/2014/03/09/opinion/1394393860_591091.html
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.