«Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho de rehusar obediencia y sublevarse contra el gobierno cuando su tiranía o incompetencia son grandes e intolerables.» H. D. Thoreau «Sin justicia, sólo hay divisiones, víctimas y opresores». Napoleón Bonaparte En diálogo con Radio 10 y reproducido por Página 12 la candidata […]
«Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho de rehusar obediencia y sublevarse contra el gobierno cuando su tiranía o incompetencia son grandes e intolerables.»
H. D. Thoreau
«Sin justicia, sólo hay divisiones, víctimas y opresores».
Napoleón Bonaparte
En diálogo con Radio 10 y reproducido por Página 12 la candidata a diputada por Consenso Federal en la Provincia de Buenos Aires, Graciela Camaño, consideró que «los que hablan de la república, están desde el lunes siguiente al proceso electoral destruyendo el sistema democrático».
Entre otras consideraciones Camaño señaló que «en medio del proceso electoral no hay un debate acorde a la magnitud de la crisis económica y social que atraviesa el país». «Solo se piensa en el proceso electoral. Esto es lo que sucede en la Argentina, donde no solo esta pauperizada la situación social de las personas sino que también pauperizan el sistema democrático». En ese sentido, agregó: «Eso es peligroso, porque no somos una democracia que tenga consolidado el sistema. Hasta hace poco tiempo vivíamos en regímenes totalitarios. Si no tenemos una dirigencia política con la capacidad de fortalecer el sistema democrático, no pidamos una sociedad democrática».
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Sin embargo, debemos anotar que desde hace muchos años el sistema de partidos políticos, la democracia representativa y el propio sistema capitalista están en franca ruina en todo el mundo. Agotados en su existencia misma.
Del otro lado distante, por cierto, de Argentina, desde Alemania, el español Luis I. Gómez Fernández, anuncia en su artículo «La crisis institucional en España. Un país de ciegos»:
«Así es imposible que una democracia funcione. Siendo la democracia, como es, un sistema imperfecto, se necesitan mimbres legales insobornables para mantener su esencia: la participación de los ciudadanos en el diseño de sus propias vidas y entorno. La democracia nace como respuesta al abuso de poder de las oligarquías. El parlamentarismo es el mecanismo de control de la acción del regente o gobernante. La justicia es la que, desde la más escrupulosa de las independencias, garantiza la mejor y más ambicionable de las igualdades: la igualdad ante la ley. Y de esos tres principios, no hemos sabido defender ninguno».
La novedad del caso que plantea la política argentina es que evidencia y da probanza a cuanto desde hace muchos años se sabía y sobre todo se padece, la destrucción del sistema democrático. Hasta podríamos decir que los dichos pronunciados es un aporte, pero sabemos que la clase cuyo oficio es la política-partidaria como negocio, no toman nota, seguirán haciendo de las suyas, lo sabemos.
Pensamos que, como muestra de cuanto afirmamos, en el sentido de que la democracia debe evolucionar hacia una forma más dinámica y flexible, es válido, avanzar hacia la democracia participativa, al igual que en las cooperativas.
En las cooperativas la democracia participativa es cosa seria y por ello contempla el recurso protector de ella con la revocación de mandatos, en cualquier tiempo. El control económico-social y de gestión son sinónimos de participación democrática. Se generan tantas instancias internas orgánicas de participación como se consideren apropiadas.
La administración y gestión participativa de la cooperación, más allá de los embates que recibe día a día, es genuina democrática porque es una línea estratégica, es un principio como guía para la acción donde priman los valores que unen en la construcción colectiva de un presente y futuro del buen vivir.
Así que, ya no quedan dudas, son los propios políticos los causantes de la ruina del sistema democrático por medio de la impunidad y la corruptela expansiva. ¿Y del pueblo que decir?
Los pueblos a partir de la inmensa operatoria mediática no sale de su zona de confort, aunque no tenga nada de confort, aún está descreída, duda y tropieza. Sin embargo, todos los días en todo el mundo se producen estallidos de mal humor de los pueblos que, naturalmente, los gobernantes subestiman y reprimen ferozmente.
En la campaña electoral actual en Argentina no se escucha nada nuevo, sólo eslogan sin alma, no se evidencia nuevas propuestas superadoras, por tanto, es de esperar más de lo mismo: ajuste impiadoso sobre el pueblo que desatará la ira social.
En el escenario social actual campea la agresividad, porque la crisis financiera y las políticas públicas son incompatibles con el buen desempeño de la democracia y de las instituciones que están siendo socavadas por el autoritarismo y la ineficiencia gubernamental contra los intereses del pueblo.
Entonces, no es difícil concluir que el agotamiento de los gobiernos enmarcados en democracias venidas a menos y sometidos al capitalismo financiero externo, es harto evidente. En ese entendimiento, la crisis económica y financiera no se resolverá, es más, se agravarán porque está pensada para ello… ¿O no?
Pensamos que la solución a los graves problemas de hambre y desocupación sólo serán posible a través de políticas públicas que promuevan la autodeterminación, la autogestión social y cooperativa. Y esta posibilidad de construir una nueva civilización sobre bases humanas y cooperativas habrá que conquistarlo ¿De qué manera? «Sólo el pueblo salvará al pueblo», un vez más.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.