¿Qué les queda por probar a los jóvenesen este mundo de paciencia y asco?¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?también les queda no decir aménno dejar que les maten el amorrecuperar el habla y la utopía… Mario Benedetti Recuperar el habla para la juventud hoy día parece lejano en un país como México, a pesar de que […]
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía…
Mario Benedetti
Recuperar el habla para la juventud hoy día parece lejano en un país como México, a pesar de que éste sector representa más de un cuarto de la población nacional, la juventud mexicana parece destinada a reproducir la misma sociedad de carencia y violencia en la que se ha sumergido nuestro país en éstos últimos años.
Pero ¿por qué se dice esto?, ¿cuál es la situación de la juventud?, ¿qué perspectivas de desarrollo tiene?, ¿existe alguna salida para su condición actual? estas son algunas preguntas que todos nos debemos hacer, desde nuestra casa, nuestra escuela y nuestro lugar de trabajo, en zonas rurales y urbanas, pero esencialmente la juventud tenemos que hacernos esas preguntas, más allá de cifras serias y frías, más allá de cuadros y gráficos, más allá de curiosidades meramente escolares.
La juventud tiene el deber de pensarse a sí misma, como futuro del cual hay que prever, pero también como presente constructor, pensarse como el diseñador del futuro desde un bosquejo a mano alzada, con trazos meditados y tiza seleccionada. Pero actuar desde hoy para el futuro, sin tener en cuenta el proceso histórico de nuestro país, las luchas y revoluciones que se han dado a lo largo de nuestra historia, es tener una lectura a medias. En la juventud debemos analizar de dónde venimos, qué hacemos y qué querremos para el mañana.
Para entender nuestra realidad actual, es preciso mencionar algunos detalles de manera general, para contextualizar nuestra situación como jóvenes, y de ello dependerá si se requiere mantener o transformar esa realidad.
En un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, publicado el día ocho de agosto del dos mil catorce, y que por título lleva «Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud (12 de agosto)» se hace mención de algunos indicadores de educación, empleo y salud, temas sensibles a nuestro sector.
En el año 2014, en México residían 31.4 millones de jóvenes entre 15 y 29 años, en cuanto a educación el 1.2% no tenía alguna instrucción escolar, el 2.8 la primara incompleta, el 8.4% la primaria, el 37.7 % la secundaria, el 32 % nivel medio superior y sólo un 17.9% estaban estudiando alguna licenciatura.
Los porcentajes son concluyentes, existe un problema, el grave descenso del porcentaje de quienes estudian el nivel medio superior a quienes estudian alguna licenciatura; para abundar, en nuestro estado de Oaxaca, en el marco de la Expo Orienta Educativa 2015, la funcionaria María Aurora Palacios, Jefa del departamento de Orientación y Vinculación del IEEPO declaró que al menos un 25% de egresados de secundaria y bachillerato de las escuelas en Oaxaca truncan sus estudios principalmente por la falta de recursos económicos. Una triste realidad que nos afecta a todos.
En el ámbito laboral, añade el INEGI, existe un desempleo del 25.8% entre jóvenes de 15 a 29 años, y del restante, quienes si han podido encontrar algún empleo, existe el 7.7% que se declara estar subocupado, es decir, tiene trabajos de sólo unas pocas horas o unos cuantos días a la semana. Estos datos dan cuenta de que hay condiciones adversas para los jóvenes.
En cuanto a salud de la población de 15 a 29 años, el 36.7% de los hombres y 28.7% de las mujeres no están afiliadas o inscritas a servicios médicos, trayendo eso consigo varios problemas sustanciales que se ven reflejados en otros ámbitos como la educación y el empleo.
El informe del INEGI aporta más datos sobre otros aspectos del sector juvenil, pero con éstas tres categorías podemos inferir que la juventud mexicana padece un grave problema, un problema social, la falta de atención pública hacia quienes son el futuro y presente del país.
¿Qué nos queda como juventud ante ésta problemática social?, en primer lugar entender que es un problema social, ubicar con ese adjetivo al problema que nos aqueja, es social porque nos concierne a todos y porque está condicionado por las relaciones sociales de poder político y económico.
Muchas veces los grandes medios, los cultos religiosos, la propaganda gubernamental nos hacen creer que los problemas de la sociedad como son, la pobreza, la mortalidad infantil, el desempleo, la carestía de precios en comida, la falta de salud y muchos más, son designios divinos o sobrenaturales, problemáticas meramente técnicas de cálculo y matemáticas, de producción y repuestos maquinarios, todo menos lo relacionado a las relaciones sociales de poder político y económico, es decir, cómo y para qué nos organizamos como sociedad bajo de uno u otro proyecto económico.
Sabemos que como humanidad nos hemos desarrollado demasiado en ciencia y tecnología, tantos conocimientos y herramientas que podemos poner al servicio de la sociedad mundial para acabar con los problemas sociales antes descritos, pero no es así, la realidad es otra, según Tristram Stuart autor del libro Despilfarro, sólo las 40 millones de toneladas de alimentos despilfarrados en los Estados Unidos cada año podrían alimentar a los 1.000 millones de personas que se van a la cama con hambre en el resto del mundo. El problema no es técnico sino político. Político en el sentido de cómo nos relacionamos como sociedad y qué asumimos como prioridad y qué no.
La juventud por lo tanto ante decisiones políticas que afectan a su realidad, en el empleo, la educación y la salud, debe tomar una postura ante ellas, analizar el presente, previendo el futuro, alimentándose del pasado, para conocer las diferentes políticas, las diferentes opciones que existen en nuestro país.
Hoy día sabemos que el actual modelo económico impuesto en nuestro país hace ya treinta años, llamado Neoliberalismo, ha traído estancamiento en el crecimiento económico y privatización de instituciones públicas de salud y educación, que antes coberturaban a todos los mexicanos. Privatización de puertos, aerolíneas, de los ferrocarriles, de empresas telefónicas y una gama de industrias que antes eran propiedad del Estado Mexicano, Estado surgido de la Revolución de 1910.
Nuestro sector debe estar hoy más que nunca atento a las decisiones políticas, porque son esas decisiones las que nos definen el país que nos tocará vivir, el deber de la juventud es impedir que todo a nuestro alrededor se privatice, se vuelvan simples mercancías los ríos, las aulas y los suspiros, nuestro deber es no dejar que nos maten el amor, recuperar el habla y la utopía…
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.