«Esa decadencia podría ser lenta y apacible, pero la estupidez de los políticos está haciendo méritos para que sea rápida y brutal»Miguel Navascues El resultado electoral en Argentina asombró y, asombró por obvio, a propios y extraños y en especial a los opinologos que tímidamente y por lo bajo aceptaban que podría darse tal resultado. […]
Miguel Navascues
El resultado electoral en Argentina asombró y, asombró por obvio, a propios y extraños y en especial a los opinologos que tímidamente y por lo bajo aceptaban que podría darse tal resultado.
En la Provincia de Formosa no hubo sorpresa como hace tantos y tantos años y la somnolencia ganó en ese domingo con algunas lloviznas como invitando a darse una siesta en el catre en la piecita del fondo.
Habíamos hecho algunas declaraciones que fueron generosamente publicadas sobre la cuestión de manera muy por encima, como diría el gaucho «como pa despuntar el vicio».
Sin dudas, estamos en un final de ciclo, en realidad, ya veníamos transitando desde hace algunos años este periodo político caracterizado por ser innovador en muchos aspectos de la vida institucional y que captó amigos y enemigos. No es nuestra intención definir este ruedo, lo cierto y lo concreto es que transitaron altibajos que daban cuenta de un agotamiento cíclico político nacional.
Muchos filósofos y estudiosos hablan de ciclos o periodos de las civilizaciones o imperios, allí están, entre otros el alemán Oswald Spengler con su obra La decadencia de Occidente;el español Alexandre Deulofeu Torres con su cálculo matemático de su teoría cíclica sobre la evolución de las civilizaciones que denominó, precisamente Matemática de la historia; y el historiador inglés Arnold Joseph Toynbee con sus obras Estudio de la Historia y La civilización puesta a prueba, en las que da cuenta de su teoría cíclica. (https://es.wikipedia.org/)
Entonces, más allá de las similitudes y diferencias que estos estudiosos establecieron en los ciclos vitales de civilizaciones a las que, cómoda y atrevidamente, podríamos asimilar a gobiernos argentinos y latinoamericanos en cuanto a que comienzan, se desarrollan, declinan y fenecen. Nuestra atención radica en ese punto, en el punto en que ya no es posible seguir gobernando de manera reducida, de forma acotada de las libertades, porque empuja al pueblo a buscar y encontrar otras vías para hacerse escuchar en sus legítimas demandas, entiéndase que la unión de estos dos componentes hacen acelerar el agotamiento del gobierno.
Allí está la gran lección que se subestima, la crisis institucional de diciembre del 2001 en que se acuñó la frase popular simple y contundente: «Que se vayan todos», pero no se fueron, se quedaron, poniendo a prueba el temple y paciencia del pueblo, «es que se reciclaron» afirman más de uno. Son, económicamente, insaciables, provocando de tal modo sus propios ciclos de decadencias de insaciables.
Pasaron las votaciones y en Formosa la pobreza crece, prosigue el autoritarismo de funcionarios mediocres que nos seguirán fastidiando, en fin, como dice el gaucho: «habrá que seguir pionando», es que no quieren admitir que el ciclo decadente llegó para desarrollarse y el mero cambio de figuritas no alcanza.
Una de las tantas cosas bellas del gobierno nacional que se va es la estructura educativa encaminada a través de la Ley N° 26 206 y en especial en su artículo N° 90 referido a la Educación cooperativa escolar.
Pese a ello, la nobleza de la Pedagogía y Didáctica cooperativa escolar y universitaria, fueron defenestrados de esos ámbitos en Formosa, incursionando así, políticamente el oficialismo, en cercenamientos de derechos públicos y sociales, se han apartado de lo bueno.
Se requiere de distintos políticos y gobernantes con apego a la constitución y las leyes, cabe preguntarse: ¿Sobrevendrá un renovado ciclo calmo y respetuoso?
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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