Recomiendo:
0

Acefalias

Fuentes: Rebelión

El balance a casi 18 meses del gobierno de Mauricio Macri augura un sabor semi amargo para amplios sectores de la población hayan sido o no sus votantes y una satisfacción de ganancia por parte de una franja menor de la población enraizada en las actividades económicas dominantes del sector agropecuario y financiero. La fractura […]

El balance a casi 18 meses del gobierno de Mauricio Macri augura un sabor semi amargo para amplios sectores de la población hayan sido o no sus votantes y una satisfacción de ganancia por parte de una franja menor de la población enraizada en las actividades económicas dominantes del sector agropecuario y financiero.

La fractura o grieta social que tan mencionada fue durante la campaña electoral presidencial en vez de haberse cerrado continua vigente y más aun ha sido profundizada por los efectos de las políticas llevadas adelante por la vigente administración.

Un neoliberalismo de pandilla entro en la Argentina como un elefante en un bazar y no propende a medir sus consecuencias sin importar las ya numerosas advertencias sociales acaecidas en el transcurso de este tiempo ni un contexto internacional adverso a sus políticas aperturistas.

Mientras que el valor y fortaleza del mercado interno es sostenida por las grandes potencias que pretenden superar magros índices de crecimiento la Argentina abre sus puertas como si fuera una idílica construcción el mercado mundial y los tratados que rigen a las naciones involucradas.

El idílico fin de las inversiones extranjeras a cambio de ajustes o reducciones del aparato estatal y el dominio de la inflación y el déficit fiscal emulan al hámster en la rueda infinita donde todo avance es también un retroceso donde se pone de escusa la inversión para ajustar afectando claramente uno de los pilares del mercado que es el poder adquisitivo de la población.

Sin embargo, la financiarización de la economía local gracias a un grosero endeudamiento externo y el juego pernicioso del Banco Central con las famosas LEBACs es el correlato perfecto para el augurio de una nueva crisis local.

El pueblo en su conjunto espera una respuesta política que pueda sopesar dicho desajuste del país y conduce sus miradas al peronismo o al kirchnerismo que pueden o no ser sinónimos, pero no serán objeto estas líneas someternos en dicha discusión.

La pérdida de las elecciones presidenciales dejo al espacio en estado de distensión y cobertura política al interior de los terruños conservados y con una vigencia de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que debió soportar un vendaval mediático de proporciones por su accionar gubernamental y por el desarrollo de su patrimonio personal.

Por ahora lo único que ha sucedido realmente fue una serie de procesos, pero sin dictamen lo que augura un tiempo perentorio su fin o resolución final, pero era el fin de implantar mediáticamente la situación para dar un mayor margen de legitimidad y gestión a Cambiemos.

A menos de 40 días del cierre de listas y con un contexto de cierta disconformidad política y social el peronismo además de divisiones sin ciencia cierta de cuáles son sus fundamentos aparentes resultados de la falta de empatías personales entre los mismos, radica sus acciones en numerosas reuniones internas donde se ponen en juego legitimidades de poder y desplantes por parte de otros

Es aun una incógnita cuales serán los ejes programáticos y las propuestas colindantes que permitan dar un salto de página a la situación actual.

Si tal como fuera la campaña presidencial 2015 que lo que se plebiscitaba era el proyecto es algo inusual que toda la discusión política ronde en función de una sola candidatura lo que invalida la del conjunto.

No se debería pensar primero los motivos por los cuales una fuerza política desea presentarse a elecciones y después consensuar cuáles son sus mejores candidatos en una gran mesa colectiva y si esto no es posible que toda fuerza interna presente su propuesta públicamente para que el pueblo pueda elegir democráticamente.

Y aquellos que han tenido una larga responsabilidad en la administración de la cosa pública no deberían dar un paso al costado y permitir que otras voces pueden sumarse a la contienda.

Pues es un lugar común y algo dicho por todos sobre la renovación de la clase política, pero en apariencia pocos espacios lo practican desde el peronismo pasando por el radicalismo y el socialismo.

Debemos ingresar en otro tipo de discusión para lo cual es necesario invertir tiempo intelectual para resignificarnos y desde allí lanzar nuestras ideas políticas.

La historia demostró que hay paradigmas políticos que han vencido otros que se siguen discutiendo otros con vigencia y otros por venir, pero lo que debemos hacer todos es repensar críticamente nuestro presente y proyectarlo hacia el futuro.

En definitiva, debemos lograr un proyecto superador al vigente considerando lo mejor de lo pasado, pero con una mirada estratégica en el porvenir.

Llegar a un 2019 por defecto ofensivo a la vigencia cierra la necesaria discusión hacia qué país Argentina debe ser.

Ezequiel Beer. Geografo de la UBA y analista político.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.