En la página del diario Clarín, el abogado Lucas E, Gómez, que se presenta a sí mismo como «especializado de derechos humanos es cribe un artículo que titula «Una decisión judicial que viola los principios de internet libre» donde sale en defensa de la multinacional UBER. No conocemos la trayectoria de este abogado en la […]
En la página del diario Clarín, el abogado Lucas E, Gómez, que se presenta a sí mismo como «especializado de derechos humanos es cribe un artículo que titula «Una decisión judicial que viola los principios de internet libre» donde sale en defensa de la multinacional UBER.
No conocemos la trayectoria de este abogado en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia de nuestro pueblo, de sus organizaciones políticas y sociales, de los movimientos de derechos humanos por la graves violaciones a esos derechos que se vivieron y aún viven en nuestro país, por el genocidio de la dictadura militar del 76, por la represión a las luchas sociales, por el gatillo fácil, por la educación, el trabajo, la vivienda digna, etc. Paradójicamente Gómez está preocupado por defender los supuestos derechos de una multinacional que viola nuestra soberanía nacional, las leyes que regulan el transporte de pasajeros, la seguridad de este servicio y de los pasajeros transportados, todas las leyes impositivas de la CABA y la Nación, las que protegen el trabajo y así de seguido.
A Gómez no le preocupa que a pesar de fallos judiciales que impiden a UBER su actividad por todas esas violaciones a las leyes siga operando ilegal y clandestinamente. Siguiendo el razonamiento de este abogado, que son un calco de los que la multinacional expresó en un comunicado de prensa, se podrían ofrecer por internet vuelos en avión de una empresa no registrada ni autorizada en el país con aviones no controlados ni supervisados, con pilotos improvisados, sin seguros para sus pasajeros, sin que paguen en el país impuesto alguno, sin autorización para despegar o aterrizar en los aeropuertos habilitados. Según Gómez esto castigaría» la innovación y la creatividad de internet» o, con otro argumento traído de los pelos, a que «otros puedan gozar del derecho a los beneficios del progreso científico y tecnológico».
Nos habla de la «libertad de expresión» para justificar que UBER desarrolla una actividad de transporte y lo hace de manera ilegal. UBER no vende pizza, transporta pasajeros y no cumple con las normas.
Pero donde el artículo se vuelve más artero y mentiroso es cuando habla que hay «grupos de personas que amenazan de muerte, agreden físicamente y disparan a conductores de UBER», no dicen quienes son esas personas ¿quizás no se anima a acusar a la Policía de la Ciudad que es quien realiza los controles en la vía pública, detiene e infracciona a quienes violan las leyes contravencionales? ¿O se refiere a los taxistas y no se anima a hacer una acusación con algún dato o ejemplo concreto?
UBER es un monopolio con un capital de más de 60.000 millones de dólares, está causando un estrago en la actividad taxista que ocupa millones de trabajadores en el mundo, ha recibido condenas y prohibiciones en países de Europa, de Asia y de otros continentes, pero esto no parece interesarle a Gómez y menos aún los «derechos humanos» de los que sostenemos legalmente nuestra actividad.
Finalmente, la única inversión de UBER en la Argentina se ha dado en el pago de suculentos honorarios a personajes de distintas actividades para que salgan en su defensa.
Alberto T. Rodríguez. Secretario de la Asociación Taxistas de Capital
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