El viernes, en la residencia presidencial de Olivos, Carrefour y el sindicato de Comercio firmaron un «Acuerdo colectivo de crisis» que habilita a la empresa francesa a 1.000 retiros voluntarios, baja de salarios, rebaja del 50% de las cargas sociales y cierre de sucursales con solo avisar al Ministerio y el gremio 30 días antes. […]
El viernes, en la residencia presidencial de Olivos, Carrefour y el sindicato de Comercio firmaron un «Acuerdo colectivo de crisis» que habilita a la empresa francesa a 1.000 retiros voluntarios, baja de salarios, rebaja del 50% de las cargas sociales y cierre de sucursales con solo avisar al Ministerio y el gremio 30 días antes. La multinacional estará formalmente en crisis hasta marzo de 2021, lo que le permitirá abaratar los despidos.
Este sábado en muchos hipermercados (San Lorenzo, Warnes y otros), así como en varias sucursales de distintos barrios, hubo asambleas y paros.
El rechazo al acuerdo, que implica no solo la pérdida de puestos de trabajo hoy sino una espada de Damocles por tres años, era mayoritario.
Ramón Muerza y Mario Amado, quienes tienen la intención de disputarle el sindicato que dirige hace 35 años Armando Cavalieri, participaron personalmente de las medidas.
Cabe recordar que Comercio es uno de los sindicatos que aceptó el techo paritario impuesto por el gobierno nacional del 15% y que en febrero fue uno de los diez gremios que «en concepto de capacitación» se repartieron 1.000 millones de pesos.
Mario Amado aseguró que «este acuerdo es nefasto para nosotros. Cavalieri no nos representa. Nos deja tres años a merced de una empresa que nos mintió». Además denunció que «esta crisis la generó la empresa hasta con actos de corrupción dentro de la misma empresa. En los últimos 12 años hubo sobreprecio para el mantenimiento».
La medida fue levantada luego de que directivos de Carrefour aceptaron recibir a integrantes de la Secretaría de Organización en un hotel del centro porteño y se confirmó una reunión en el Ministerio de Trabajo para este lunes a las 16:00. Allí serán recibidos también los delegados que se oponen al acuerdo.
Esta primera reacción también tiene eco en otras grandes cadenas. Es que el temor que empezó a correr, una vez que viera la luz lo pactado por Cavalieri, Carrefour y Jorge Triaca, es que Cencosud, Wallmart, Coto y Día % sigan el mismo camino y busquen un trato similar por parte del Ministerio de Trabajo. Eso generalizaría los despidos y la reducción de salarios en toda la actividad.
Por su parte, el Sindicato de Choferes de Camiones comunicó que, en la sede de La Federación de Choferes de Camiones de Argentina, se reunieron Hugo Moyano, Pablo Moyano, Marcelo Aparicio y Oscar Borda, con Rami Baitieh, CEO de Carrefour.
El representante de la compañía se comprometió ante los directivos de Camioneros a respetar la planta de personal correspondiente al convenio 40/89 de este sindicato que agrupa a 1.700 trabajadores de un total de 19.000, asegurando que no habrá despidos».
Los puntos principales del firmado con Comercio –que tendrá vigencia hasta el 31 de marzo de 2021 y en el cual las partes se comprometen a mantener la «paz social» incluye:
– 1.000 retiros voluntarios: hasta el 150% de indemnización y con «beneficios» en cuanto a seguro médico para embarazadas y matrimonios y «gratificación» a quienes estén en condiciones de jubilarse. Se establece un adicional de cobertura médica de 18 meses para las trabajadoras embarazadas que renuncien, de 12 meses para las parejas que trabajen en la empresa y decidan irse y una moratoria de hasta dos años para los que se encuentren a dos años de jubilarse.
Hasta octubre de 2019 la empresa se compromete a no despedir personal. Desde noviembre de 2019 hasta marzo de 2021, Carrefour podría despedir trabajadores pagándoles por debajo de la indemnización que corresponde, gracias a la vigencia del proceso preventivo de crisis.
– cierre de sucursales: con 30 días de preaviso al sindicato y al Ministerio de Trabajo y reubicación de quienes quisieran mantener la relación laboral buscando un «equilibrio sustentable en la dotación de cada sucursal».
– baja de salarios: aplicación de las negociaciones salariales sólo al básico del convenio, dejando por fuera los adicionales, lo que reduce los haberes por lo menos por los próximos 3 años. El acuerdo contempla que las actuales paritarias del sector se apliquen sólo a la categoría básica de convenio, mientras que la suba en los adicionales tendrá un tope de 3.480 pesos. Pero, además, desde 2019 hasta 2021 las subas salariales se aplicarán sólo sobre el básico de convenio, lo cual excluye de las paritarias una parte del actual sueldo de bolsillo de los trabajadores de Carrefour.
– rebaja de aportes patronales: exclusión del pago del 50% de las contribuciones previsionales patronales sobre la totalidad de la plantilla de empleados. «Se acuerda por un plazo de 18 meses (…) la exclusión del 50 % de las contribuciones previsionales patronales sobre el total de las remuneraciones de todo el personal integrante de la nómina de la empresa».
–cláusula de paz social: «las partes se comprometen a mantener la paz social en el seno de la empresa (…) ante cualquier situación de conflicto que pudiera avecinarse», reza el punto Quinto del acuerdo.
El abogado y ex diputado Héctor Recalde lo calificó de «ilegal e inconstitucional» ya que viola derechos adquiridos de los trabajadores, como la remuneración y las condiciones de trabajo, y extiende su plazo de acción a 30 meses».
La representación gremial porteña de Carrefour, hoy en manos del secretario de Organización del gremio, Ramón Muerza, pone como condición para aceptar el entendimiento que la empresa retire el Preventivo de Crisis de la mesa. Consideran que si sigue abierto es una extorsión para los trabajadores y una presión de hecho para sumarse al plan de retiros voluntarios.
Por otro lado, fuentes de la negociación, consignaron que el principal foco del ajuste presupuestario de la firma francesa recaerá en los puntos del país donde la representación gremial es menor o inexistente. Mientras que en la Ciudad un achique provocaría protestas, en muchos puntos del interior podrían pasar casi desapercibidos por la escasez de organización. En ese contexto termina convirtiéndose en un problema más serio para la Federación, que para el Sindicato de Empleados de Comercio porteño.
Por su parte, el líder del sindicato de mercantiles Armando Cavalieri defendió el acuerdo. «Las negociaciones, en función de resguardar los puestos de trabajo y evitar el cierre de la firma francesa, han concluido de manera favorable para los trabajadores», destacaron desde la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys).
«La gestión de la Federación ha sido de suma relevancia para evitar los despidos, suspensiones, el cierre de sucursales y alcanzar un veredicto favorable que garantiza la sustentabilidad y las condiciones de trabajo concernientes a un conglomerado cercano a los 19.000 trabajadores», remarcaron los gremialistas.
Según Cavalieri, la Federación logró «evitar» la pretensión inicial de la empresa que buscaba reducir la suma extra salarial -de hasta un 20% por encima del aumento paritario del convenio colectivo de trabajo- que perciben los empleados de Carrefour.
«El exitoso resultado de la negociación, sin despidos ni cierre de sucursales, ha sido posible por haber focalizado el eje central del reclamo en una única posición: evitar que la empresa no dejara el país, rechazar recortes salariales, despidos y suspensiones» , celebraron cerca de Cavalieri.
Una mancha de aceite
El acuerdo para otorgar un «salvataje» a Carrefour que avaló el Ministerio de Trabajo y el Sindicato de Empleados de Comercio amenaza con convertirse en un arma de doble filo. Es que puede abrir una avalancha de pedidos de rebaja de aportes patronales en otros sectores en crisis e incluso medidas judiciales por el lado de los trabajadores que consideran que se violan sus derechos.
Otros supermercados como la cadena Cencosud pedirían un tratamiento similar. Pymes textiles y de calzado también analizan el «salvataje» que habilita despidos, reducción de salarios y rebaja de cargas patronales.
Sin embargo, no todos pueden aplicar ya que se necesitan tres años de rojo financiero para que llegue el salvavidas de Jorge Triaca.
Día, Wal-Mart y La Anónima no califican para la ayuda como se planteó en el caso de Carrefour. «No tenemos nada previsto ni se está evaluando un plan de acción similar», aseguraron desde Wal-Mart.
Ya hay abogados laboralistas asesorando a los trabajadores para cuestionar el acuerdo con Carrefour bajo la idea que «violenta una negociación colectiva». El texto, según los letrados, es ambiguo. «El instrumento habilita despidos pero no hay despidos. ¿Eso habilita a que existan más adelante?». Es por ello que preocupa el hecho de que se lo otorgue por 3 años.
También sorprendió la actitud del Gobierno, que avaló un acuerdo sin pasar por un intento de «reconversión productiva», dejando atrás el manual de crisis oficial.
Los supermercados tienen prevista una reunión de la mesa sectorial de Comercio esta semana con un equipo técnico de Gobierno, pero no tienen pensado un pedido conjunto, sino que cada uno haría su juego en forma individual.
Contra el acuerdo
Mario Amado, delegado del Carrefour de Warnes y subsecretario de Asuntos Internacionales de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS), cargó contra el acuerdo que firmó Armando Cavalieri con la compañia francesa y dijo que el titular del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC) «los entregó».
«Rechazamos el acuerdo que firmó Cavalieri a espalda de los trabajadores y faltando a la palabra que nos dio en la semana», precisó Amado.
«El secretario General nos había asegurado que no se iba a firmar nada a espaldas nuestras. Después desaparece una semana y firmó esto. Sentimos que nos entregó», añadió.
«Es una falta de respeto a los trabajadores de Carrefour y reafirma que a Cavalieri le importan más los intereses de las empresas que los de los trabajadores», disparó el dirigente mercantil.
«Lo que más nos perjudica de los firmado es la rebaja salarial. A nosotros nos causa un perjuicio tremendo a futuro», señaló Amado.
«Este acuerdo no tiene sustento legal y lo peor es que el Ministerio de Trabajo lo avaló», explicó el delegado de base que aventuró que «El Presidente de Carrefour consiguió el acuerdo para la empresa que nunca hubiese soñado».
Por último remarcó que en las últimas horas se abrió un canal de negociaciones para rediscutir lo firmado en Olivos. Para eso corrieron a Cavalieri y sentaron a la mesa a Ramón Muerza: «La empresa se dio cuenta que se equivocó de interlocutor y que no es Cavalieri quien representa a los trabajadores de la Capital, sino Ramón Muerza y el Cuerpo de Delegados de la Capital».
Carrefour, el fracaso de un modelo
En febrero Romain Gelin publicaba en el Mirador – Observatoire critique des multinationales:
«El grupo de distribución Carrefour ha anunciado una importante reestructuración a escala mundial que va a afectar a varios miles de trabajadores del grupo. Ofrecemos una mirada retrospectiva a los pormenores de este plan y a la evolución del sector».
Como consideramos este artículo de gran utilidad para comprender la política empresaria y dar herramientas a los trabajadores para resistir la ofensiva patronal, lo reproducimos en sus aspectos centrales: «El grupo Carrefour es uno de los pioneros de la distribución a gran escala en Europa. En 1963 esta cadena fue una de las primeras en lanzarse a un nuevo formato que ya existía en Estados Unidos, el del hipermercado. Este tipo de tienda propone una gran variedad de productos bajo un mismo techo, enormes estacionamientos para la clientela y precios bajos, una revolución en el momento en que llegó el consumo de masas.
Los hipermercados, cuya superficie es superior a los 2.500 m², generalmente están implantados en la periferia de las grandes ciudades y suelen estar asociados a galerías comerciales que proponen servicios complementarios y contribuyen al atractivo del lugar. Este modelo se desarrolló con éxito en la década de 1970.
Un formato que pierde velocidad
El hipermercado va a conocer su edad dorada en las décadas de 1980 y 1990. A principios de la década de 2000 más del 51,8 % de las compras de productos alimentarios franceses se hacían en hipermercados, frente a un 37,5 % en 1980. Al mismo tiempo los supermercados, que ven cómo las cadenas que ofrecen fuertes descuentos les hacen la competencia, empiezan a aumentar su superficie, aumentar de gama de productos y ampliar el surtido que ofrecen, con lo que compiten a su vez con los hipermercados.
El modelo del hipermercado va a llegar a su saturación a finales de la década de 2000, especialmente en las economías maduras donde los niveles de consumo ya no conocerán el crecimiento exponencial de las décadas de 1960 y 70.
Desde el punto de vista de rentabilidad para las cadenas, el hipermercado no es el formato más rentable respecto a la superficie comercial: en efecto, el volumen de ventas por metro cuadrado es menor en los hipermercados que en los comercios de proximidad o los supermercados. El crecimiento de las ventas se produce ahora en estos dos últimos formatos mientras que en los hipermercados se estanca.
La competencia cada vez mayor de las tiendas especializadas y del comercio online (con Amazon a la cabeza), que ofrecen surtidos más amplios que los de la gran distribución «tradicional» y unos servicios de entrega eficaces, también ha desempeñado un papel en el declive relativo de las grandes superficies.
Aún así, el grupo no tiene intención de prescindir de sus hipermercados, una de las marcas de fábrica de Carrefour. Sus hipermercados siguen representando casi la mitad de su volumen de ventas y siguen siendo un elemento importante para mantener su cuota de mercado.
Debido a los volúmenes de mercancías que representan los hipermercados también tienen una incidencia en la capacidad del grupo para obtener de sus proveedores condiciones comerciales favorables. En efecto, cuanto más importantes son los volúmenes comprados por los distribuidores más capacidad tienen para negociar los precios a la baja con los proveedores, que cada vez son más dependientes de sus clientes.
La estrategia «Plassat»
La llegada en 2007 de los nuevos accionistas Colony Capital, un fondo de inversión anglosajón, y Bernard Arnault (que sigue siendo el principal accionista del grupo) coincide con un fortalecimiento de la exigencia de rentabilidad de los fondos propios de la empresa. Entre 2007 y 2009 los beneficios del grupo Carrefour se hunden y pasan de 2.200 millones de euros a 327 millones.
En cambio, en ese mismo período sigue aumentando los dividendos distribuidos a los accionistas. En 2009 la parte de los beneficios distribuidos a los accionistas llega al 229 %.
¿Cómo puede una empresa distribuir unos beneficios que no genera? Por ejemplo, vendiendo partes de la empresa. Carrefour reduce su envergadura y el empleo para satisfacer a sus accionistas.
El empleo en el grupo Carrefour pasa de 495.287 trabajadores en 2008 a 364.969 en 2012. Con la venta de filiales o el cierre de tiendas en todo el mundo la cadena francesa reduce su perímetro y sus costos para aumentar su rentabilidad. No obstante, el endeudamiento del grupo sigue siendo un freno para atraer nuevos inversores.
Por consiguiente, el desendeudamiento será la estrategia principal de Georges Plassat, predecesor de Alexandre Bompard a la cabeza del grupo francés entre 2012 y 2017. Para ello, Carrefour va a vender o cerrar sus tiendas en los países en los que no es el número 1. La multinacional francesa abandona Colombia, Grecia o se desvincula de Turquía.
Esta estrategia destinada a atraer a nuevos inversores no parece dar frutos a largo plazo. En efecto, tras una bonanza de dos años los beneficios del grupo vuelven a caer a partir de 2014.
¡Bompard vuelve a hacerlo!
En julio de 2017 Georges Plassat cede el lugar a Alexandre Bompard, ex consejero de François Fillon en el Ministerio de Trabajo. Solo seis meses después de llegar Alexandre Bompard presenta un primer plan de reestructuración para el gigante de la distribución.
Denominado eufemísticamente «plan de transformación», de hecho se trata de una restructuración de gran magnitud cuyo primer objetivo es disminuir los costos del distribuidor y su masa salarial, y centrarse en las actividades más rentables, como los productos frescos, los productos bio y las marcas de distribuidores.
Este plan comprende varios ejes: simplificación de la organización reduciendo el empleo en la sede central de París en 2.400 trabajadores de un total de poco más de 10.000, aumento de la productividad (realizar el mismo volumen de negocios con menos personal, superficies comerciales reducidas y por medio de una cada vez mayor automatización, sobre todo en la logística, la preparación de pedidos y las cajas), desarrollo del comercio online y de campañas que permiten vender con menos personal y espacio comercial y reorientación a los formatos de proximidad, la mayoría franquiciados y con unas condiciones de trabajo y convenios colectivos menos ventajosos que en los hipermercados.
Además de esas medidas hay que señalar el cierre de 273 tiendas Día en España que se pondrán en venta o cerrarán y la voluntad del grupo de acentuar su desarrollo en zonas de crecimiento: en Brasil, en Argentina y sobre todo en China, donde el grupo se ha lanzado a una asociación con Tencent y Yonghi, un gigante de internet chino y especialista en productos frescos y pequeños formatos de distribución.
El grupo espera ahorrar cerca de 2.000 millones de euros de aquí a 2020, que planea invertir en el comercio online y en nuevos formatos de proximidad: ahí donde los costos fijos son menos importantes y los márgenes elevados.
En Francia, además de los 2.300 despidos anunciados, están amenazados casi 5.000 puestos suplementarios, sobre todo en los hipermercados que verán disminuir su superficie. Para los hipermercados integrados (gestionados por el grupo Carrefour y no franquiciados) se prevé otro plan de «simplificación y de centralización» y su objetivo es reducir puestos administrativos y hacer desaparecer los puestos de cajero en las estaciones de servicio. Estarían afectados 500 empleos.
Debido a sus ambiciones en el comercio online el grupo se ha dotado de un importante centro de logística. Este centro dedicado a la preparación de pedidos online se automatizará progresivamente y contribuirá a hacer disminuir por tres el personal de las campañas.
El cierre de tiendas Día en España no dejará de provocar pérdidas de empleo. En efecto, los supermercados que no encuentren comprador cerrarán, lo que supone una amenaza para 2.100 trabajadores españoles.
Por último, varios establecimientos del grupo pasarán a la situación de arrendamiento y gerencia en franquicia, lo que coincidirá con la degradación de las condiciones laborales y de las ventajas sociales de los trabajadores de estas tiendas.
En total, y aunque el grupo no aporta ninguna cifra precisa, hay más de 10.000 puestos que podrían ser suprimidos en todo el mundo debido a este plan de transformación.
Planes masivos de reestructuración
Carrefour no es la única cadena de distribución que ha anunciado reestructuraciones y supresión de empleos a lo largo de los últimos años.
El ciclo más reciente empezó con Delhaize en 2014, que preparaba su fusión con Ahold. Cora y Makro, dos actores presentes en el segmento de los hipermercados en Bélgica, también han anunciado reestructuraciones en los últimos meses.
En Francia Auchan es la otra cadena francesa especialista en hipermercados que anunciaba un plan de reestructuración en 2016.
En Estados Unidos Walmart, el primer distribuidor del mundo, anunció a principios de enero reducciones de los efectivos y el cierre de 63 tiendas Sam’s Club, mientras que el británico Tesco emprende una tercera reestructuración en un año.
Así se habrán suprimido varias decenas de miles de puestos de trabajo en el sector de la distribución a lo largo de los últimos años entre los principales distribuidores mundiales.
En Bélgica, «una nueva masacre social»
El 25 de enero de 2018 la dirección de Carrefour Bélgica anuncia que el plan de reestructuración podría costar unos 1.233 empleos en el país. Carrefour llega a Bélgica por medio de la compra del grupo GB. Entonces explota 56 hipermercados, 73 supermercados y una red de franquicias. GB contaba con 18.000 trabajadores cuando Carrefour lo compra.
En aquel momento los supermercados e hipermercados GB pierden cuota de mercado en el país. Carrefour, que goza de mejores condiciones de compra, consigue bajar los precios, invierte en su nueva adquisición y moderniza las tiendas existentes, las cuales obtienen resultados positivos a partir de 2003 a costa de los sacrificios de los trabajadores del grupo que ven cómo el nuevo principal accionista les niega la participación en los beneficios desde el momento de su llegada.
La primera huelga tiene lugar en 2001 cuando Carrefour trata de aumentar la flexibilidad en el grupo y de limitar las actividades sindicales. En 2007 la llegada de los nuevos accionistas Colony Capital y Bernard Arnault (que sigue siendo el principal accionista) coincide con una primera restructuración: 16 supermercados franquiciados, 900 prejubilaciones y retiros «voluntarios» y nuevas contrataciones que se harán según convenios paritarios menos ventajosos para los trabajadores.
Es una primera etapa. En 2010 Carrefour decide una nueva reestructuración que concierne a 1.700 empleos, prevé el cierre de 14 hipermercados y 7 supermercados, el paso del conjunto del personal de convenio colectivo, la congelación de salarios durante tres años y el paso a franquicia de 7 supermercados.
En este inicio del año 2018 Carrefour vuelve a anunciar la supresión de 1.233 empleos, 180 de los cuales en la sede central. Dos supermercados cerrarán de aquí a junio de 2018 (Liège-Angleur y Genk) mientras que se reducirá la superficie de varios supermercados y/o serán transformados. Como ocurre a escala mundial, el grupo anuncia su proyecto de abrir puntos de comercio online y comercios de proximidad.
Una vez más apenas se oculta el objetivo: aumentar la cantidad de tiendas en franquicia con un deterioro de las condiciones de los trabajadores y ampliar las horas de apertura de estas tiendas.
Al día siguiente del anuncio y tras las asambleas generales organizadas en las tiendas, 27 establecimientos decidieron ponerse en huelga en Hainaut, la provincia de Lieja, el Brabant valón, la región de Bruselas y Genk.
El sindicato Setca-FGTB habla de «una nueva masacre social». El gobierno, por su parte, afirma querer apoyar a los trabajadores de Carrefour. «Es una hipocresía completa. Si el gobierno quiere hacer algo ha de ser por la vía legal. Pero si se crean empleos flexibles no hay que llorar cuando 15 días después se pierde empleo», declaró Delphine Latawiec de la CNE.
Por su parte, Marie-Hélène Ska, secretaria general de la CSC, fustiga las políticas del gobierno respecto a las grandes empresas: «Se han concedido a Carrefour más de 24 millones de euros de intereses nocionales (ventaja fiscal propia de Bélgica) en un año, […] además de miles de millones de euros recibidos por Carrefour vinculados a subidas de índices y a los cambios de fiscalidad. Al mismo tiempo, en 2016 Carrefour repartió 50 millones de dividendos a sus accionistas. Para decirlo sin rodeos, el gobierno belga pagó dividendos a los accionistas de Carrefour y hoy Carrefour, que no ha anticipado nada, va a hacer pagar a la Seguridad Social y a los trabajadores una reorganización con la que no tienen nada que ver. Es verdaderamente repugnante».
Los efectivos de Carrefour Bélgica, que eran de 18.000 trabajadores en el momento de la compra de GB, han ido desapareciendo a medida de las sucesivas reestructuraciones hasta llegar a 11.500 puestos antes del anuncio de enero de 2018 y después a unos 10.000 una vez que se hizo la reestructuración. Para Myriam Delmée del sindicato Setca, «estamos en la misma situación que cuando la última reestructuración en 2010. Los trabajadores han hecho esfuerzos, arrimaron el hombro para lo que se presentaba como un plan de rescate y esta es la situación hoy en día».
Un sector desbaratado
El sector de la distribución está marcado por varias tendencias de fondo. La primera es la competencia cada vez más fuerte de las tiendas especializadas y de los actores de lo digital como Amazon, que cada vez acaparan más cuotas de mercado en todo tipo de productos, aunque la venta de productos alimentarios sigue siendo el coto privado de la distribución tradicional. Los comerciantes online suelen proponer precios más bajos gracias a la fuerte automatización de sus procesos logísticos, a una organización del trabajo «digna del siglo XIX» y a una oferta de entrega más competente.
La segunda tendencia es la racionalización de las organizaciones, que se observa a través del movimiento de concentración que ha habido los últimos años en el sector, ya sea por medio de fusiones-adquisiciones, como en el caso de Ahold y Delhaize, o bien en el ámbito de las centrales de compra.
Se busca así la mayor fuente de ahorro en el ámbito logístico o de las negociaciones comerciales, lo mismo que la reorientación a zonas geográficas con mayor potencial de crecimiento. Lo más frecuente es que este movimiento de racionalización lleve a la supresión de puestos de trabajo.
Sin embargo, en el momento de anunciar el plan de reestructuración, el director general de Carrefour confirmaba su política de dividendos: distribuir entre un 45 y un 50 % de los beneficios. Ese mismo día las acciones de Carrefour subían un 4% en Bolsa y los mercados saludaban la política del grupo».
Cualquier parecido con lo ocurrido en nuestro país no es casualidad.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.