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Nuevamente las fuerzas de seguridad prohibieron el paso hacia la Plaza de Mayo de una multitudinaria manifestación

Fuentes: Red Eco Alternativo

Ciudad de Buenos Aires- Imagínese las calles céntricas de la Ciudad de Buenos Aires repletas de manifestantes antes, durante y después que el ex presidente Fernando De la Rúa huyera en helicóptero desde la terraza de la Casa de Gobierno. Imagínese al recién asumido presidente Néstor Kirchner diciendo que bajo ningún punto de vista avalaría […]

Ciudad de Buenos Aires- Imagínese las calles céntricas de la Ciudad de Buenos Aires repletas de manifestantes antes, durante y después que el ex presidente Fernando De la Rúa huyera en helicóptero desde la terraza de la Casa de Gobierno. Imagínese al recién asumido presidente Néstor Kirchner diciendo que bajo ningún punto de vista avalaría que se reprimieran las manifestaciones.

Imagínese que desde entonces a la actualidad los piqueteros pasaron de ser aquellos cuyos reclamos eran legítimos a convertirse en «los partidos de izquierda» disfrazados de tales.

Imagínese medio país pobre y siete millones de indigentes mientras las grandes empresas han ganado en algunos casos hasta tres veces más que el año pasado.

Y ante todo esto, imagínese que tres filas de fuerzas policiales (Policía Federal, Montada, y varias comisarías porteñas) y dos de Guardia de Infantería, más carros hidrantes, de asalto y de traslado bloquearon hoy nuevamente el paso de casi 20 mil manifestantes en contra de la llegada del asesino Bush a la Argentina.

Imagínese además que la manifestación llegó, al igual que el viernes pasado, a la intersección de la Nueve de Julio y la Avenida de Mayo y nuevamente no los dejaron seguir. Pero entrenados para el caso, a diferencia que la semana pasada, ante los primeros forcejeos la Infantería ocupó las primeras filas.

Imagínese una delegación de las 200 organizaciones convocantes conversando con el jefe del operativo que insistía con la orden recibida de que los manifestantes debían desviarse y tomar por la Avenida Belgrano para llegar a la Plaza de Mayo (que por otra parte estaba cercada) por Diagonal Sur.

Imagínese a dicho jefe consultando nuevamente con sus superiores (el gobierno nacional) para saber qué hacer e informando con un megáfono, a los cientos de miles allí presentes, que no los dejarían pasar.

Imagínese que luego de los palos que venían desde el cordón policial un fotógrafo del semanario Propuesta fue herido. Y como los manifestantes no aceptan un «protestódromo» o «marchódromo» a gusto de del gobierno en campaña electoral, decidieron quedarse. «O a la plaza de Mayo por la senda habitual o allí», dijeron. Entonces decidieron instalar el escenario móvil a escasos metros del cordón y leer el documento único consensuado para esta marcha anti-Bush.

Imagínese el titular del diario Clarín On line diciendo que «Finalmente, los piqueteros ‘desistieron’ de marchar a la Plaza. ¿»Desistieron» o les prohibieron? Y a ese mismo medio aclarando que «La situación no se ‘desbordó’ «. Por supuesto que «la situación» no se desbordó, la que se desbordó fue la policía bajo las órdenes del gobierno.

Imagínese leer en ese diario que «Esta mañana, policías con perros entrenados y efectivos de la Brigada de Explosivos revisaron prolijamente toda la Plaza. También vallaron todo el perímetro. Los efectivos revisaron cada macetón de plantas, los bancos, los puestos de ventas de artesanías y panchos que había en la Plaza, incluso las copas de los árboles, para tratar de detectar si se había colocado allí algún elemento peligroso». ¿Terrosimo mediático?

Imagínese al ministro del Interior, Aníbal Fernández, diciendo que «nunca se cambió» la estrategia frente a las manifestaciones. Que «ha sido siempre exactamente la misma, que es la de apostar a resolver los problemas ordenadamente» (sic).

No se imagine más. Esto sucede en Buenos Aires. Y el próximo viernes está convocada una nueva movilización a la Plaza de Mayo. Dice un refrán: «la tercera es la vencida». Cita de honor y dignidad.