El 25 de enero, Hebe de Bonafini y la Asociación Madres de Plaza de Mayo hicieron su última Marcha de la Resistencia. Que «el enemigo ya no está en la Casa Rosada, habita en las multinacionalas, en el imperialismo», que «siempre hemos marchado en contra del poder, contra los que nos engañaron, nos traicionaron, hoy […]
El 25 de enero, Hebe de Bonafini y la Asociación Madres de Plaza de Mayo hicieron su última Marcha de la Resistencia.
Que «el enemigo ya no está en la Casa Rosada, habita en las multinacionalas, en el imperialismo», que «siempre hemos marchado en contra del poder, contra los que nos engañaron, nos traicionaron, hoy el Presidente es un amigo de las Madres», tales son las apreciaciones sobre el gobierno nacional, que superan en elogios a las obsecuencias de personajes como D’ Elía. Cerraba su discurso al grito de «¡Esta es la revolución, esto es el socialismo: viva Fidel, viva Chávez, viva Lula, viva Evo Morales, viva Kirchner, viva Tabaré!».
Bonafini, que supo ser hasta hace no tanto sinónimo de enfrentamiento a los gobiernos de turno, hoy opta por dejar de «resistir». No resulta solo lamentable por los argumentos sino porque está militando para un proyecto reaccionario ligado a la llamada «burguesía nacional» que, como Acindar o Techint, tienen las manos manchadas de sangre obrera derramada durante la dictadura. Kirchner no es otra cosa que el garante, con retórica setentista, de sus negocios 30 años después.
De esto Bonafini no habla, como tampoco puede explicar de qué socialismo y antiimperialismo se trata cuando el «hijo de las Madres» manda militares a Haití a garantizar los planes imperialistas o paga la deuda al FMI. Dicho sea de paso, las Madres bajaron su histórica bandera de «No pago de la deuda externa» y la reemplazaron por «redistribución de la riqueza». Extraño socialista que reprime en Las Heras a los trabajadores, el que mantiene procesados a miles de luchadores, salarios y planes miserables para los jóvenes y los desocupados.
Hebe de Bonafini le pone así el broche de oro a un camino que la fue alejando de la lucha, el mismo que la acercó a los salones de la Casa Rosada. La entrevista con la ministra de Defensa Nilda Garré (1) la llevó a escribir en una carta a sus hijos publicada en la página web de las madres: «Ustedes no hubieran soñado nunca con la decisión de Nilda Garré que está cambiando los planes de estudio del Ejército y revisa con mucha atención los currículums de cada militar que está por ser nombrado o ascendido. Toda la política de Derechos Humanos está impecable.»
Realmente de mal gusto para los que tenemos familiares desaparecidos y para los luchadores obreros y populares: tal como pretende el gobierno, Bonafini termina siendo funcional a una política que busca, con medidas como la anulación de las leyes de impunidad o el Museo de la ESMA, «terminar con el pasado» y recomponer las Fuerzas Armadas genocidas.
Gloria Pagés es hermana de desaparecidos y miembro de CeProDH Argentina
Nota
1) Vale la pena señalar que Nilda Garré era la vice ministra de Interior cuando el radical Storani mandó a reprimir en la provincia de Corrientes y murieron a manos de la Gendarmería los jóvenes Mauro Ojeda y Francisco Escobar en diciembre de 1999.