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Aumento de salarios en negro

Más precarios, pero mejor pagados

Fuentes: Frente Transversal

En el primer trimestre, los salarios en negro crecieron casi el triple que los de trabajadores en blanco. Lógica del fenómeno. Los salarios de la economía se movieron para arriba en el primer trimestre, con un alza promedio para el conjunto de trabajadores del 3,5 por ciento. Lo más destacado, sin embargo, es la evolución […]


En el primer trimestre, los salarios en negro crecieron casi el triple que los de trabajadores en blanco. Lógica del fenómeno.

Los salarios de la economía se movieron para arriba en el primer trimestre, con un alza promedio para el conjunto de trabajadores del 3,5 por ciento. Lo más destacado, sin embargo, es la evolución de las retribuciones a los trabajadores no registrados, los tradicionalmente llamados empleados «en negro», que en el trimestre tuvieron una mejora del 7,4 por ciento, muy por encima del 2,8 por ciento de los registrados privados y del 2,5 por ciento de los empleados en blanco del sector público, según las estimaciones del Indec.

Esta dispar evolución no sería un hecho aislado, sino que constituiría una tendencia marcada por un mercado laboral cada vez más demandante de trabajadores con escasa o nula especialización. El fenómeno, según los especialistas, estaría concentrado en el sector servicios, donde predomina el trabajo en negro y, pese al aumento en el nivel de actividad y en el empleo, persiste esa misma práctica empresaria.

El fenómeno del crecimiento del salario de los no registrados por sobre los trabajadores «en blanco» tanto del sector privado como del público viene evidenciándose desde hace prácticamente un año. En los últimos doce meses, el aumento del salario del trabajador en negro fue del 22,7 por ciento, por encima de la pauta del 19 por ciento fijada oficialmente para las negociaciones paritarias del año pasado, y del 18 por ciento de crecimiento de los salarios privados en blanco. En el mismo período de un año, las remuneraciones del sector público -siempre según el índice de salarios del Indec- subieron apenas un 7,1 por ciento.

El comportamiento en las distintas categorías salariales aparece estrechamente vinculado a la situación de demanda laboral, que después de agotada una primera etapa en la que la búsqueda de personal se orientó principalmente a trabajadores de alta especialización, ahora se desplazó hacia las franjas de trabajadores de menor o nula capacitación.

El crecimiento del empleo en el sector servicios, particularmente vinculado en tareas auxiliares a la gran industria o al campo, ha crecido en forma exponencial en los últimos meses, según coinciden diversas fuentes de origen gremial y empresario. «Hay ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires, en medio de zonas rurales, donde se ha desarrollado una enorme cantidad de pequeñas empresas auxiliares de las tareas del campo, ya sea a través del laboreo de las tierras con maquinaria y peones que aportan como contratistas, o en reparación o fabricación de piezas para esa misma maquinaria. Se puede hablar de cincuenta o sesenta pequeñas empresas, de no más de cinco empleados, por ciudad más o menos grande del interior», refirió uno de los especialistas consultado. «Y la regla es que todos trabajan en negro», completó.

Con una mayor demanda de trabajo y con mejor nivel de actividad en estos sectores, los salarios ofrecidos -aun en las tareas de menor especialización- suben. Un fenómeno similar está ocurriendo en torno de las grandes empresas industriales, que en general contratan a terceros para tareas auxiliares como limpieza, seguridad o incluso liquidación de sueldos o de impuestos, en ciertos casos. Ya es una norma que una altísima proporción de quienes se desempeñan en estas tareas lo hagan sin inscripción por parte de su empleador.

«Hoy se verifica que en varias actividades se alcanzan estándares de pleno empleo, hay bolsones de la economía que han generado ocupación como nunca antes. Pero también es cierto que esos mismos sectores siguen utilizando el empleo en negro como un recurso, muchas veces por vía de la tercerización de actividades, para bajar costos», señaló un abogado laboralista vinculado a gremios de diferentes actividades. «La etapa de la hegemonía del desempleo quedó atrás; ahora estamos en la hegemonía de la precarización en el mercado laboral», definió.

Está claro que la mayor demanda de empleo vino acompañada de mejores remuneraciones, incluso para aquellos trabajadores ubicados en los más bajos escalones de especialización. Lo que no cambió, según lo describen quienes siguen de cerca la situación laboral, es su condición de trabajadores en negro. Ni de desconocimiento de otros derechos laborales, como duración de la jornada laboral o períodos de descanso remunerado. Ante la necesidad de contar con esta fuerza laboral, es cada vez más común que los empleadores compensen esas falencias ofreciendo una mayor remuneración. Esta tendencia explicaría el crecimiento de los salarios en este sector por encima del que les corresponde a los empleados declarados por sus patrones.

El trabajo en negro, bajo tales condiciones, dejó de ser una característica de talleres clandestinos de sobreexplotación de la mano de obra para convertirse en un engranaje más de los sectores dinámicos, como el agro o la industria de punta.