Todos saben ya que desde el pasado 21 de Agosto, los compañeros Fernando Esteche y Raúl Lescano están en huelga de hambre. Los dos son referentes de una organización contraria al gobierno. Los dos están presos acusados de organizar un repudio al local en Capital Federal del gobernador neuqino Jorge Sobisch después de que […]
Todos saben ya que desde el pasado 21 de Agosto, los compañeros Fernando Esteche y Raúl Lescano están en huelga de hambre. Los dos son referentes de una organización contraria al gobierno. Los dos están presos acusados de organizar un repudio al local en Capital Federal del gobernador neuqino Jorge Sobisch después de que éste ordenara la represión que se llevó la vida del maestro Carlos Fuentealba. Los dos, militantes populares de larga trayectoria, están hoy presos en un Penal de Máxima Seguridad, el de Ezeiza, pidiendo que se les reconozca el derecho que tienen a esperar el juicio oral en libertad.
Desde el 21 de Agosto, fecha en la que sólo ingieren agua, té y mate, ya han transcurrido demasiados días. Muchos militantes hemos visto de cerca la trágica situación de otras huelgas de hambre. Todos sabemos que cruzar determinados límites en el tiempo de ayuno, genera situaciones irreversibles en la salud de los huelguistas. Por eso vemos desesperados que los dos compañeros ya ven desmejorado su estado de salud sin que exista ningún tipo de respuesta por parte de las autoridades. Reclaman lo que no es ni más ni menos que un derecho, su libertad. Pero se les está yendo la vida en eso y parece no haber oídos que presten atención desde el gobierno o la justicia. Ya están notablemente más delgados. Llevan adelgazados más de 10 Kgs y esto empieza a sentirse en sus cuerpos. Están cansados, sufren de cefaleas. Mientras tanto, el juzgado no quiere autorizar el ingreso del médico de parte y si él no entra, deja de haber garantías de que su salud sea atendida correctamente.
Los compañeros Esteche y Lescano son luchadores de toda la vida. Lescano, ex preso político de la dictadura, debió soportar lo más oscuro de la historia de la represión de la Argentina y, pese a eso, hoy sigue firme demostrando que es necesario siempre apostar a la lucha por un país mejor. Largas secuelas arrastra de aquellos años de prisión, y su cuerpo ya se vio duramente castigado cuando debió hacer una huelga de hambre que conquistara la libertad que el advenimiento de la democracia del ´83 retaceara a los presos políticos heredados de la dictadura. Esteche encarna las resistencias que han nacido de enfrentar al menemismo y las políticas de los años ´90 y varias veces ha debido enfrentar la persecución y la cárcel por esto. Los dos son trabajadores desocupados. Los dos son padres de familia. Sus pequeños hijos, hoy, miran con horror la inexistencia de respuestas por parte de este Estado que dice defender los Derechos Humanos pero que tiene a dos militantes muriendo por reclamar lo que les corresponde.
La situación es urgente y no puede pasar inadvertida a todos aquellos que seguimos creyendo que la solidaridad debe ser la ternura de los pueblos.
La libertad de estos dos compañeros está hoy en manos de todos. Es inadmisible mirar para un costado, cuando la vida de dos compañeros está en juego. Por eso, y mucho más allá de divergencias, la solidaridad debe estar por delante de todo.