La noticia más importante de los últimos siete días no apareció en ninguno de los diarios de circulación nacional. Se trata de «la evolución de la Canasta Básica Alimentaria medida por Consultora Equis durante 39 semanas consecutivas, desde el 3 de julio de 2007». Al explicar la encuesta, el informe dice que «la […]
La noticia más importante de los últimos siete días no apareció en ninguno de los diarios de circulación nacional. Se trata de «la evolución de la Canasta Básica Alimentaria medida por Consultora Equis durante 39 semanas consecutivas, desde el 3 de julio de 2007». Al explicar la encuesta, el informe dice que «la tendencia de precios es creciente y ya en el primer trimestre de 2008, la CBA acumula un 30% de aumento sólo en 90 días» (las cursivas son del original) y que «el notable corrimiento en el valor de la línea de la pobreza que supone este aumento de la CBA del orden del 30% trimestral hará que a mediados de año, el 50% de los trabajadores asalariados privados-formales reciban salarios por debajo del umbral de la pobreza para un hogar de cuatro miembros, configurándose entonces una situación social explosiva» (las cursivas son del original). Para contener esta «situación explosiva» la consultora recomienda «revisar» los aumentos salariales que se están pactando en este momento en las paritarias y «duplicarlos» hacia junio próximo. «Si esta reactualización no se hiciera – concluye el análisis- «es esperable un fuerte aumento de la conflictividad social».
Agotamiento
Agotamiento
Una tasa de aumento del 30% en la canasta de alimentos en un solo trimestre describe la antesala de la hiperinflación, en especial cuando se comienzan a poner en marcha aumentos de tarifas en el transporte, los combustibles y la electricidad. La crisis alimentaria ya ha provocado rebeliones populares en Haití e Indonesia. El hecho de que estas sublevaciones hayan sido motivadas por el incremento de los precios del arroz (o que Brasil haya debido congelar el precio del feijao) destruye la explicación del encarecimiento de los alimentos por la mejora en la calidad de vida de las masas de Asia. La carestía alimentaria está acicateada por el derrumbe del dólar y por la especulación que este derrumbe ha provocado sobre la mayoría de las materias primas. A su vez, el derrumbe del dólar está ocasionado por la debacle del sistema bancario internacional y por las operaciones de socorro que ha instrumentado, principalmente, el Banco Central de Estados Unidos. En el núcleo del problema está la crisis capitalista mundial. El agotamiento del ‘modelo productivo’ que diseñaron a las apuradas los ‘nacionales y populares’ que se encuentran en el gobierno, es la consecuencia directa del cambio de las condiciones internacionales que lo propiciaron. Los trabajadores deben tener en cuenta muy seriamente esta nueva situación y no dejarse llevar por las manipulaciones de los burócratas de los sindicatos que han adelantado las paritarias para firmar aumentos de salarios irrisorios antes de que la bomba les estalle en la cara. ¿A quién creen que engañan sino a ellos mismos?
Cambio de régimen
Lo que ocurre con la carestía y la crisis alimentaria permite comprender que el conflicto que ha estallado con el capital agrario tiene escasa relación con la llamada ‘puja distributiva’ con la que los plumíferos del sistema pretenden esconder la explotación social y la crisis capitalista. Precisamente por esto, dos destacadas figuras del capital industrial han hecho oír su voz -y no precisamente en apoyo de la política oficial. Uno es el presidente de Fiat, Cristiano Ratazzi, quien acaba de decir que no está de acuerdo con las retenciones a las exportaciones agrarias (suponemos que con ninguna de las otras tampoco), después del beso de amistad que le propinó a la Presidenta luego de uno de los discursos de ésta en la Casa Rosada. Después de todo, las vapuleadas 4×4 que usan los chacareros se fabrican en alguna automotriz. Pero Peugeot fue todavía más lejos, pues desde Francia mandó decir que estaba preocupada por la posibilidad de un congelamiento de precios de los automóviles. Como también la francesa es una de las empresas insignia del kirchnerismo, es obvio que la cosa está haciendo agua puertas adentro. Es claro entonces que el gobierno y todas las clases sociales enfrentan una crisis de conjunto, a la que tienen que dar una respuesta de conjunto, es decir una alternativa político-social. El juego de subir una retención y compensarla con un subsidio ya no divierte a nadie. Como ocurriera desde 1995 a 2002, o durante la hiper de Alfonsín; o antes del ‘rodrigazo’ de 1975, está planteado un cambio de régimen económico y, por lo tanto, de régimen político.
Hablando se entienden menos
Es ostensible, por otro lado, que el ‘diálogo’ con el campo no va a ningún lado. Los que menos quieren las ‘retenciones diferenciadas’ son los productores o capitalistas que la estadística registra como pequeños y medianos. Dicen que el Estado no es buen pagador y no quieren tener a Moreno encima de sus cuentas; menos quieren que husmeen entre los trabajadores en negro que explotan. Tampoco es una salida la última ocurrencia de los funcionarios, que es liberar de impuestos a las importaciones de insumos para la producción del campo. Ocurre que en un ambiente donde domina la demanda de esos productos (semillas, fertilizantes, herbicidas, servicios de maquinaria), la eliminación de impuestos no beneficiará al productor agrícola sino al proveedor. El Estado cobrará menos impuestos, pero esto no redundará en mayor beneficio para el capital agrario. El impasse plantea un cambio de régimen; la Coalición Cívica, por ejemplo, propone abandonar al mismo tiempo las retenciones y la devaluación de la moneda -lo cual desprotegería a una parte de la industria, produciría desempleo y obligaría al Estado a recurrir al endeudamiento internacional para financiarse. La salida de una trampa llevaría a otra peor. Los partidos capitalistas pueden pasarse la pelota y hacerla rodar de nuevo, pero de un impasse se pasaría a otro.
La crisis fiscal
De golpe, el gobierno ha sido despojado de sus ‘virtudes’; ya nadie le reconoce la ‘fortaleza fiscal’. Es que el propio gobierno ha tenido que salir a endeudarse para pagar deuda pública, a tasas de interés más altas que con anterioridad. También está diseñando un nuevo canje de deuda para alargar los vencimientos, aunque a cambio de mayores tasas de interés. No será tan fácil: los ‘bonistas’ del exterior lo ‘van a hacer parir’, como una vez exclamó un miembro de la patronal española. Por otro lado, la crisis fiscal de las provincias y de los municipios se acentúa. Salta también está fantaseando una refinanciación de su deuda, mientras Formosa, que está en defol, quiere obtener una reducción del 30% de su débito. La provincia de Buenos Aires ha salido a pedir plata afuera, y por fuertes sumas. Binner se ha visto obligado, la semana pasada, a socorrer a varios municipios santafesinos. La ‘situación explosiva’ de la que hablaba la consultora Equis se perfila más explosiva de lo previsto. En realidad, ningún gurú de la patronal previó esta situación, tampoco la consultora Equis.
La desconstrucción de la burguesía nacional
Pero el gobierno no gana para sustos, porque en medio de la ‘crisis del campo’ desde Venezuela le serrucharon a la ‘burguesía nacional’. La nacionalización parcial de Sidor-Techint, cualesquiera acaben siendo sus limitaciones, ha sido un golpe a la línea de flotación del gobierno. Si no puede defender a Techint, que forma la base de su gobierno, de un ‘gobierno amigo’, será necesario romper con ese ‘gobierno amigo’ y hasta unirse con los que quieren tumbarlo. Los K y Lula han reaccionado a la medida de Chávez haciendo saber que el venezolano puede olvidarse de entrar en el Mercosur o de hacer su Banco del Sur. Es más probable que Chávez haya decidido nacionalizar en parte a Techint porque llegó a la conclusión de que, de todos modos, no lo dejarían entrar en el Mercosur.
El conflicto recién comienza, porque los intereses en juego son estratégicos. Si Chávez no llega a un acuerdo con Techint, al que acusa de vender barato el acero al exterior e importar caro después los caños sin costura, el pulpo puede encabezar un boicot a la industria petrolera estatal de Venezuela, precisamente dejando de venderle ese insumo estratégico. Chávez, por otra parte, se vio obligado a anunciar la nacionalización parcial para salir de un conflicto sindical que su gobierno se empeñó en provocar, incluso más que la empresa, con la intención de derrotar a los obreros que no siguen la línea del sindicalismo oficial, como había conseguido hacerlo con los petroleros. Las contradicciones del nacionalismo burgués en un país atizan las del nacionalismo burgués del otro, y las unas y las otras son acicateadas por la crisis mundial y la lucha obrera. Durante veinte años el capitalismo mundial se empeñó en una política deflacionaria y de desempleo estructural para contener la lucha de los trabajadores. La crisis mundial ha revertido esta situación y ha creado un nuevo contexto de lucha, acicateado por la inflación.
Entender la situación
Entender la situación
Lo peor de la izquierda y de los grupos populares que se han alineado, sea con la burguesía agraria, sea con el gobierno, no es quizá que de este modo pasan a ser furgón de cola de un sector de los explotadores. Lo peor es que apoyan causas perdidas, porque la crisis es de conjunto y su salida exige un cambio de régimen. La izquierda debería concentrarse en preparar el terreno para imponer su propio régimen, en lugar de ir corriendo atrás de un conflicto que no tiene salidas parciales, o sea dentro del contexto actual. Para hacer esa preparación hay que partir de una posición independiente. La confusión es tan grande que el centroizquierda de Lozano-Solanas reclama la reinstauración de las Juntas de Carnes y de Granos, cuando esto es precisamente lo que hace el gobierno con las retenciones: desvincular los ingresos del capital agrario de los precios internacionales. Mayor aún es la confusión de los partidos patronales que ahora reclaman la coparticipación federal de impuestos que no pusieron en vigencia cuando ellos gobernaban, a sabiendas que ello implicaría la declaración de un nuevo defol de la administración nacional, que no debería cesar el pago de la deuda externa. Para que las provincias argentinas se conviertan en realmente autónomas es inevitable un cambio de régimen, que en este caso significa romper con la dependencia del Estado argentino respecto de la deuda externa y del capital financiero internacional.
1º de Mayo
En este contexto de crisis nacional e internacional tendrá lugar la celebración de la jornada del 1º de Mayo, que en esencia fue instaurada para unificar al proletariado frente al capital a escala internacional en función de reivindicaciones fundamentales, como lo fue y sigue siendo la jornada de ocho horas. Es el momento en que se debe manifestar el frente único de la clase como factor de defensa y de protección de la lucha de los trabajadores. En esta ocasión, la asamblea obrera que es la manifestación del 1º de Mayo debe ser la oportunidad para que la clase obrera de la ciudad y del campo exprese su propia posición frente a la crisis, la nacional y la mundial. Para que lo haga desde abajo, sin intermediarios, en las principales plazas del mundo y preferentemente enfrente al poder político. La cuestión inmediata del proletariado mundial es estratégica, es decir la respuesta alternativa a un régimen social que está echando a los trabajadores de sus viviendas, privándolos de su alimentación, masacrándolos en nuevas guerras, despilfarrando los recursos fiscales para salvar a los bancos y hundiendo, con el mismo fin, los sistemas monetarios.