Plañidera esquizofrénica «La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebrará en Buenos Aires, entre el 6 y el 10 de noviembre, su 65ª Asamblea General»[1]. No es ocioso insistir en denunciar que la SIP se reunirá en Buenos Aires para fortalecerse, hacer visibles sus tareas organizativas y sus odios de clase más obvios. No es inútil […]
Plañidera esquizofrénica
«La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebrará en Buenos Aires, entre el 6 y el 10 de noviembre, su 65ª Asamblea General»[1].
No es ocioso insistir en denunciar que la SIP se reunirá en Buenos Aires para fortalecerse, hacer visibles sus tareas organizativas y sus odios de clase más obvios. No es inútil insistir en caracterizar esta «reunión» como un bastión de las oligarquías mediáticas argentinas para alentar ofensivas semiótico-mediáticas contra, por ejemplo, la nueva (y aun imperfecta) ley de medios audiovisuales, contra la reforma política en debate y contra todo lo que suene, así sea tenuemente, a democratización de las herramientas de producción comunicacional. Ah, y desde luego, lloriquearán, como es su costumbre por la «libertad de expresión» que ellos mismos combaten, cancelan y asesinan. Será el show de la hipocresía reloaded.
Esta Sociedad Interamericana de Prensa reúne a los más conspicuos propagandistas de los golpes de estado y de los magnicidios. Son los dueños de periódicos que con el pretexto de defender la «libertad de expresión», se dedican a invisibilizar, criminalizar y difamar toda iniciativa democrática. Sirvientes mediáticos de las oligarquías golpistas en todo el continente.
La SIP fue creada en Nueva York en 1950 por el agente CIA Jules Dubois. Es uno de los frentes más visibles de las burguesías latinoamericanas y de sus monopolios propagandísticos mercantiles. Su tarea primordial consiste en idear, organizar y ejecutar agresiones de todo tipo contra la clase trabajadora incluyendo traiciones descaradas contra la voluntad democrática de los pueblos y el asesinato de los líderes y descarrilamiento de las revoluciones. Son serviles del Departamento de Estado norteamericano y de los servicios de inteligencia yanquis. Incuban los proyectos más recalcitrantes de la derecha latinoamericana para atacar a Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y especialmente a Venezuela. Entre otros.
La SIP encabeza campañas sistemáticas de difamación y golpes de estado de la mano del Grupo Prisa y TELEVISA, Globovisión, Clarín, Mercurio, OGLOBO… consorcios mediáticos monopólicos que operan en España, Estados Unidos, México, Panamá, Costa Rica, Colombia, Argentina y Chile… Es alma Mater del consenso de Miami que aglutina, incluso, arietes de la farándula servidores de la CIA como Gloria Stefan[2], su marido empresario y una lista larga de esbirros cantadores de música y letras chatarra. Entre sus logros cuenta la SIP su contribución en la propaganda terrorista contra Salvador Allende, contra el presidente Hugo Chávez y contra Cuba. Halagan hasta la náusea el golpe de estado en Honduras.
La SIP es un instrumento de la manipulación de información al servicio de las más negras intenciones de la Casa Blanca y de los oligarcas dueños de los latifundios mediáticos. Su táctica es la falsificación de la realidad, la tergiversación de las ideas democráticas y la invisibilización de las luchas. Usan los medios para sembrar el terror y para descarrilar los procesos democráticos ocurran donde ocurran.
Ahora en Buenos Aires la SIP se apresta a repetir, neoliberal y fascistamente, sus letanías de marcado para sumarse a la tarea de derrotar hasta la más mínima iniciativa democratizadora de los monopolios mass media. El discurso será absolutamente obvio y parvulario. Se abrazaran a las banderas más devaluadas de su lucha empresarial y rasgarán sus vestiduras ayudados por «intelectuales» locales que suelen ser serviles lebreles de las canalladas más obscenas, impúdicas e impunes. Muchos de ellos nostálgicos de la dictadura y de sus «leyes» de comunicación. Muchos de ellos añejos combatientes contra las luchas sociales que se oponen, históricamente, a la monopolización del espectro radioeléctrico. Muchos de ellos hoy ya sueñan y «trabajan» para revertir la nueva «ley de medios» recientemente aprobada. La SIP viene a echarles una manita.
Estará presente todo lo que sea servidumbre del capitalismo. Es su pan de cada día, y entre ponencias y disquisiciones con tufo golpista, orarán, a voz en cuello, la prédica alienante con que quieren sostener a los grandes monopolios transnacionales. Publicitarios, clericales, terratenientes, bancarios, empresariales…
Esta reunión expresa, una vez más, la necesidad de entender el debate sobre «medios de comunicación» como un problema de seguridad nacional que sólo puede ser resuelto por la clase trabajadora movilizada rumbo a la expropiación de todos los medios y los modos de producción comunicacional. La burguesía emplea los medios como armas de guerra ideológica y es indispensable desarmarla y desmontar sus obuses simbólicos en todos los frentes, desde las fábricas hasta las cátedras, desde las salas de redacción hasta las plazas públicas y las asambleas de trabajadores.
Esta reunión de la SIP, ahora en Buenos Aires, es un ejercicio más de ordenamiento de los ejércitos mediáticos burgueses en un combate continental que ahora cuenta con la presencia de bases militares yanquis en Colombia. La «Guerra de IV Generación». Hoy más que nunca nos urge una Cumbre Latinoamericana en materia de Comunicación que, con base en los movimientos sociales, los medios alternativos y comunitarios y la clase trabajadora, impulse con energía la expropiación y la democratización efectiva de todos los espectros radioeléctricos y todas las herramientas de comunicación. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientra ellos, entre champange y abrazos triunfalistas deciden como silenciarnos. Por una Corriente Latinoamericana de la Comunicación hacia el Socialismo.
[1] http://empresaperiodistica.blogspot.com/2009/11/la-sip-reune-en-buenos-aires-tres-ex.html
[2] http://lapolillacubana.wordpress.com/2009/08/31/gloria-estefan-confirma-contactos-con-la-cia/
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.