Puede decirse, sin titubeos, que esta vez fueron pocos los que faltaron a la cita. Este pasado miércoles, en Buenos Aires, el céntrico Hotel Bauen (recuperado y autogestionado por sus trabajadores) sirvió de digno marco para que peronistas revolucionarios, comunistas, trotskistas, anarquistas, militantes de organizaciones sociales y piqueteras, organizaciones de derechos humanos, sindicalistas y hasta […]
Puede decirse, sin titubeos, que esta vez fueron pocos los que faltaron a la cita. Este pasado miércoles, en Buenos Aires, el céntrico Hotel Bauen (recuperado y autogestionado por sus trabajadores) sirvió de digno marco para que peronistas revolucionarios, comunistas, trotskistas, anarquistas, militantes de organizaciones sociales y piqueteras, organizaciones de derechos humanos, sindicalistas y hasta agrupaciones de luchadores latinoamericanos en Argentina, desafiaran la agobiante ola de calor que invade el territorio bonaerense, para testimoniar su apoyo a una salida política para el conflicto vasco, exigir la libertad de los 760 prisioneros políticos que están dispersados por cárceles españolas y francesas, y abogar por una Euskal Herria libre y socialista.
De todo esto se habló en abundancia en el encuentro al que asistieron importantes personalidades de la lucha popular argentina, como Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora), Graciela Rosenblun (presidenta de la Liga por los Derechos del Hombre), Fernando Cardozo (Secretario de Relaciones Internacionales de la Central de Trabajadores Argentinos-CTA-), quien encabezó una importante delegación de la Asociación de Trabajadores del Estado, entre los que se encontraban los dirigentes Héctor Méndez, Carina Maloberti (integrante también de la Convocatoria por la Liberación Nacional y Social) y Héctor Carrica.
También asistieron: Patricio Echegaray (secretario general del Partido Comunista), Vilma Ripol (referente del Movimiento Socialista de los Trabajadores), Carlos Chile (del Movimiento Territorial Liberación), Lito Borello (titular de la Organización Social Comedor Los Pibes, de la Boca), Darío Lagos (del Partido Comunista Revolucionario), Marcelo Frondizi (de la Agrupación Envar El Kadri), Marcelo Koenig (de la Juventud Peronista Descamisados), y militantes de las Asambleas del Pueblo, la Coordinadora Vasco-Argentina de Solidaridad con Euskal Herria, la Coordinación Latinoamericana de Movimientos Territoriales Urbanos), el Movimiento Quebracho, las Organizaciones Libres del Pueblo (OLP), representantes de organizaciones de Paraguay, Colombia, Chile. Se hizo presente también el delegado para Argentina, del Frente Polisario, Bachir Mohamed Salem, y adhirieron el titular de la Federación de Entidades Arabes de Argentina, el Director de la Mezquita Al Tahuid y de la Organización Islámica Argentina, Yusuf Jalily otros y la periodista sirio-libanesa Tamara Lalli. (Ver lista completa de adhesiones en www.resumenlatinoamericano.org)
Desde una mesa presidida por la bandera vasca (la ikurriña) y la bandera que reclama la solidaridad con los presos, el director del periódico «Resumen Latinoamericano», Carlos Aznárez y el abogado y luchador social, Eduardo Soares explicaron las razones del encuentro solidario y su inserción dentro de unas Jornadas Internacionales que se desarrollarán en numerosos países hasta el día 13 de este mes, organizadas por Amigos y Amigas del Pueblo Vasco («Euskal Herriaren Lagunak», en lengua vasca).
El orador central fue uno de los intelectuales con más peso de la realidad argentina y latinoamericana actual, el politólogo y escritor Atilio Borón quien, entre sus innumerables textos, recientemente publicara un trabajo sobre sus conversaciones con Fidel Castro. Borón es también asiduo participante de los diversos foros internacionales de crítica al capitalismo y al imperialismo norteamericano.
Borón dio cuenta en tono ágil y didáctico de cuánto le impactó conocer de cerca la realidad vasca. Destacó que lo que más le llamó la atención es «el impresionante muro de silencio que se ha levantado para ocultar y tergiversar el porqué de esa lucha», poniendo el acento que esto abarca no sólo a los medios de comunicación sino también a gran parte de la ciudadanía española incluida buena parte de aquellos que «se definen como izquierda, pero no entienden para nada la problemática de Euskal Herria». Según el disertante, «esto tiene que ver con que en el proyecto de opresión aplicado sistemáticamente por la burguesía española, para atesorar intereses políticos y económicos, no cabe ni por asomo ese otro proyecto, de autodeterminación e independencia que representa el País Vasco».
Luego, Borón hizo un rápido recorrido sobre lo que significa la represión en Euskal Herria, haciendo hincapié en que la misma se ensaña con los jóvenes vascos. En ese contexto se refirió al juez Baltasar Garzón, «un hombre que para nosotros aparecía como el paladín de los derechos humanos y es nada menos que el arquitecto de la aplicación del Terrorismo de Estado en contra del pueblo vasco, y lo hace desde su cargo en el sistema judicial español».
Criticó también cómo y cuanto «se ha idealizado entre nosotros el ejemplo de la transición española. Nos vendieron a España como un modelo inmaculado sobre el que aparentemente no se puede arrojar ninguna sospecha. Todo esto, finalmente, es una inmensa mentira: España está muy lejos de ser efectivamente una democracia, y en materia de violación a los derechos humanos, el récord que cargan sobre sus espaldas es realmente escandaloso».
Para Borón, cuando se habla de un país en el que se aplica la tortura y se atropellan las libertades individuales a diario, cosa que ocurre con la represión llevada adelante por el gobierno de Rodríguez Zapatero contra el pueblo vasco, «no es difícil asociar al mismo con lo que han sido nuestras dictaduras latinoamericanas y del Tercer Mundo».
Borón insistió en que en materia represiva, lo que España aplica a los luchadores vascos hace recordar los dichos del general genocida argentino, Ibérico Saint Jean, cuando sentenció que «primero mataremos a los subversivos, luego a los colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y finalmente mataremos a sus hijos». Para el orador, «no hay la menor duda que España es un estado opresor en contra de una importante franja del pueblo vasco que lucha por su liberacíón, que aboga por superar el capitalismo y construir el socialismo».
En el debate posterior hubo intervenciones muy incisivas sobre la necesidad de conformar una amplia red de solidaridad con la lucha vasca. Mientras Nora Cortiñas, apuntaba el triste papel que juegan los organismos internacionales al no condenar tan reiteradas violaciones de derechos humanos llevadas a cabo contra los militantes vascos, el dirigente comunista Patricio Echegaray, insistía en que se hace imprescindible desenmascarar en nuestros países el rol del juez Garzón, al que calificó de «símbolo de la represión antivasca». Echegaray también apuntó a construir un «ida y vuelta solidario, porque es importante que desde aquí generemos solidaridad para con los luchadores de Euskal Herria, pero también es necesario entender que su resistencia sirve para potenciar las batallas contra la derecha fascista y el imperialismo que tenemos en Latinoamérica».
Un aplauso cerrado para la lucha vasca por su autodeterminación dio por culminado el acto, pero luego, los corrillos se prolongaron hasta tarde, ya que el comentario general apuntaba a la importancia de que en un país como Argentina, que tiene casi 3 millones de ciudadanos con raíces y ascendencia vasca, se trabaje activamente para sensibilizar sobre las razones históricas que tiene aquel pueblo enclavado entre España y Francia y que «no quiere ser ni español, ni francés, sino simplemente vasco».