Florencia Penacchi desapareció el 16 de marzo de 2005, a los 24 años. Su vida transcurría con total normalidad: era estudiante, tenía amistades y había dejado su ciudad natal, Neuquén, en el sur argentino, para continuar estudios universitarios en Buenos Aires. Se cree que es una de las víctimas de las redes de trata. Desde […]
Florencia Penacchi desapareció el 16 de marzo de 2005, a los 24 años. Su vida transcurría con total normalidad: era estudiante, tenía amistades y había dejado su ciudad natal, Neuquén, en el sur argentino, para continuar estudios universitarios en Buenos Aires. Se cree que es una de las víctimas de las redes de trata.
Desde aquel entonces, no se supo nada de ella, pero el pedido por su aparición se multiplicó en las voces de sus amigas, compañeros, familiares y organizaciones de la sociedad civil.
El caso de Florencia sería uno de esos en que los tratantes actúan en connivencia -tolerancia- con la policía. Es por eso que la organización Sin Cautivas convocó recientemente a una conferencia de prensa para aportar información sobre el caso.
Las integrantes de Sin Cautivas han manifestado que Penacchi es víctima de una red de trata. Además, afirman que uno de los agentes de la policía, que intervino en la investigación, está siendo denunciado por presunta participación en redes de trata y prostitución.
«Creemos que es necesario denunciar con nombre y apellido a quienes son responsables. Nos parece crucial la denuncia cuando se trata de individualizar responsabilidades concretas en esos delitos por parte de funcionarios del Estado o de las Fuerzas de Seguridad del Estado, porque es justamente la estructura en la que se encuentran inmersos, la que les asegura impunidad», dijeron en un comunicado (www.sincautivas.blogspot.com).
Jorge Cipolla, jefe del Departamento de Delitos contra las Personas de la Policía Federal, es la autoridad policial que constituye foco de sospecha de la investigación.
Cipolla es el comisario inspector que estuvo a cargo de la investigación de la causa de Florencia y, recientemente, fue denunciado por encubrimiento y cobro de coimas que darían libertad de acción a tratantes y regentes de prostíbulos de la Capital Federal y de la Provincia de Buenos Aires.
«Con esta información -continúa Sin Cautivas- quizás podamos responder o entender algunas de las dudas que teníamos en cuanto a la investigación de la causa por parte de la policía».
«Quizá esta información explique por qué las tareas de inteligencia realizadas sobre el único testigo clave en la causa resultaron inconducentes. Quizá esto explique por qué, según los dichos del Fiscal, ocurrieron errores técnicos cuando se realizaron tareas de investigación sobre ese testigo», concluye.
Las integrantes de Sin Cautivas reflexionan que todos estos datos permitan entender las declaraciones tendenciosas que Cipolla realizó a los medios de comunicación poco tiempo después de la desaparición de Florencia.
Este individuo, por entonces jefe máximo de la División Antisecuestros de la Policía Federal, había indicado que la joven huyó con un hombre hacia otra ciudad y que se encontraba en perfecto estado.
No sólo esto es lo adverso de la desaparición de Florencia, sino que Marcelo Retes, Fiscal que atiende la causa, sostiene que la mujer se marchó por voluntad propia y que no había razón para investigar la desaparición. No conforme con esta tesitura, Retes se encargó además de intimidar a las integrantes de Sin Cautivas con el argumento de que si lo seguían denunciando, él dejaría de investigar.
«Es deber del fiscal Marcelo Retes investigar los hechos y dar con el paradero de Florencia. Dado que su obligación como fiscal de la Nación es investigar, y puesto que en estos cinco años sólo ha dilatado la investigación, sospechamos gravemente que puede estar en complicidad con la red que mantiene secuestrada a Florencia», concluyeron a la prensa las integrantes de Sin Cautivas.
Datos inciertos, hostigamientos, hipótesis encubiertas, mentiras interesadas, son los ingredientes que envuelven la causa de esta desaparición. Para las integrantes de Sin Cautivas, no caben dudas de que todos esos elementos intentan solapar la verdad.