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«Kirchnerismo», un hecho fundante

Fuentes: Rebelión

Tranversalidad-Kirchnerismo A poco de comenzar el gobierno de Néstor Kirchner en Mayo de 2003, se vio que había comprendido la necesidad de construir un espacio nacional diferente. Se fue perfilando lo que se llamó «transversalidad». Con esta palabra se denotaba un espacio nacional, popular, progresista que envolvía a peronistas y a muchos otros defensores del […]

Tranversalidad-Kirchnerismo

A poco de comenzar el gobierno de Néstor Kirchner en Mayo de 2003, se vio que había comprendido la necesidad de construir un espacio nacional diferente. Se fue perfilando lo que se llamó «transversalidad». Con esta palabra se denotaba un espacio nacional, popular, progresista que envolvía a peronistas y a muchos otros defensores del campo popular. Desde el vamos no se pensó en un espacio homogéneo. Por el contrario se pretendió incluir a todos aquellos que reconocieran imperioso terminar con el neoliberalismo de la década anterior, que causó tantos estragos en nuestro pueblo.

Con el devenir del tiempo, esta pretensión se fue consolidando, pero la palabra «transversalidad» dejó de tener su significado primario para muchos de los «transversales», cuando Kirchner se «recostó» en el PJ (en realidad de allí mismo surgió Kirchner) y comenzaron a llamar al espacio «kirchnerismo». Con Cristina se siguió avanzando en la construcción de este espacio que fue mostrando que no es fugaz, sino que está trabajado para avanzar y afianzarse.

Claro es, que tantos años de divisiones y neoliberalismo no son fáciles de borrar y hay opositores de todos los colores y con distintas historias. Muchos peronistas, que serían los primeros integrantes, se fueron apartando. Considerables dirigentes peronistas conformaron proyectos contrarios. El Dhualdismo, parte del PRO, el Peronismo Federal, son indicadores innegables de aspiraciones inconciliables. También está la oposición progresista que le cuesta reconocer el avance que significa este rumbo respecto a lo último vivido, en lo que se refiere a la justicia social y al modelo económico. El marcar lo que falta es valioso, siempre que se acuerde en que retroceder en lo conseguido, es nefasto. Proponer más sin decir cómo realizarlo, socava lo hecho, que de ninguna manera es estático. Todo catalizador fundamentado que se encuentre para acelerar el proceso es apreciado.

El sector que forma el «kirchnerismo», se va ampliando. La consolidación de la Corriente Nacional del Sindicalismo Peronista y los Movimientos Sociales forman parte importante de la corriente interna de este sitio. Se trata de incluir aunque en diversidad. Es inevitable la discusión en este espacio. La mayoría de la intelectualidad que apoya en líneas generales no disimula sus diferencias porque se valoriza, justamente, su aporte crítico. Se trata de poder pensar cada vez mejor. Algunos intelectuales opositores, aún no aceptan que apoyar el modelo actual no es estar sobornado, o haber dejado la ideología de lado. Por el contrario, saber ver en la multiplicidad cómo se va agrupando de la mejor manera para ir consiguiendo logros importantes para toda la ciudadanía, es mérito de esta intelectualidad de mente amplia. Contribuir a la profundización parece tarea obligatoria e ineludible.

Kirchnerismo-Peronismo

No se puede ignorar que la pregunta de muchos es si éste es el peronismo, o si lo que llamamos kirchnerismo es el peronismo. La respuesta es difícil, por ahora. Sí sabemos que sin peronismo este proceso no se hubiera dado y que con solamente peronismo, tampoco. En Argentina el peronismo es fundamental en la historia de los movimientos sociales desde 1945. No tenerlo en cuenta es un error no permitido en quien hace política. Entenderlo dialécticamente, evolutivamente, ampliamente, es ineluctable.

Hasta los menos anti peronistas de la corriente progresista, muestran muchas veces la esperanza de que el peronismo se destruya y que la división izquierda-derecha aparezca con mayor nitidez. Los buenos irán a la izquierda y los malos a la derecha. Todo indica que eso no es una posibilidad cierta y que si se trabaja en política, se debe asumir.

Los acontecimientos en la política se muestran diáfanos, más allá de interpretaciones y definiciones. En el acto del 29 de abril, en la 9 de Julio, convocada por la CGT de Hugo Moyano, una multitudinaria manifestación obrera, irrumpió en la Ciudad de Buenos Aires. Ciudad que se pretende exclusiva. Sin embargo esta multitud de trabajadores sindicalizados permitiéndose atravesarla, es una muestra cabal de que lo político está vitalmente expresado en esta Argentina. Queda en evidencia que el desprecio mostrado por la oposición, queriendo minimizar este acontecimiento político, argumentando que son comprados o manipulados, que no tienen decisión propia, los lleva a despreciar la organización sindical. A pesar de las objeciones y de sus líneas oscuras que tendrá que inspeccionar el movimiento obrero, no se puede desconocer que esta CGT conducida por Moyano, trabajó en el rescate del movimiento obrero en conformidad con el proyecto kirchnerista nacional y en oposición al modelo anterior a 2003, subordinado al neoliberalismo.

Ser parte, discutir la participación de los trabajadores, la distribución más justa de la riqueza, es deuda de la democracia. Si estos trabajadores, estos rostros trabajados, se movilizan organizadamente, si marcan territorio con su presencia, si defienden sus derechos suprimidos por la imposición de los dueños del capital, que lo hagan bajo la denominación de kirchnerismo o peronismo no es la cuestión. Los trabajadores ganan visibilidad, el país es también de ellos. El hecho político es importante, está surcado por la disputa de la cultura, de las palabras, de los símbolos que atraviesan la actualidad nacional. La «Opinión Pública», por el contrario, no avanza. Es elemental, prejuiciosa, invadida por el lenguaje de los medios representantes de los poderes económicos.

Lo nuevo

En la etapa que viene si no se profundiza, se retrocede. El estancamiento no es una posibilidad aceptada en este colectivo. El desarrollo no se basa solamente en ideas, se trata de construir una acumulación capaz de conducir al país a un estadio superior, con visible progreso en la distribución de la riqueza con propuestas realizables desde la política. Con inclusión de todos los excluidos, los nuevos protagonistas, los ignorados intencionalmente. Se debe concebir un país para todos, sin prejuicios.

Nos envuelven los sentimientos, los procederes, la ética. La palabra «kirchnerismo», va cambiando de contenido, se va modificando a medida que crece su significante. Es nuestra intención seguir trabajando para que el «Kirchnerismo» sea un suceso fundante, y que los próximos aconteceres estallen en palabras que, en un salto cualitativo, denoten que no fue este comienzo solamente un destello.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.